Capítulo 3

455 22 1
                                    

Tobías
    
     Desperté a la misma hora de siempre, hago mi rutina de la mañana y salgo a la sede de Osadía para recibir a los iniciados, me subo la capucha de mi chaqueta ya que hace algo de frío y corro a las vías del tren que está apunto de llegar, veo el último vagón y me agarro de la manija para subir. Antes tomaba todos los días el tren pero como mi departamento esta cerca de la sede de Osadía, no lo uso tanto, mis pulmones arden y mis piernas y cuerpo tiemblan, se siente familiar a cuando subí por primera vez al tren, pero esta vez casi no me caigo de bruces el suelo y ya no soy un chico de dieciséis años de abnegación desgarbado y lento; son un osado, ahora uno de los líderes.

     Después de unos minutos veo la azotea de la sede de Osadía y salto del tren, cuando caigo ruedo sobre mi espalda y me levanto, cuando alzo la mirada veo que está Zeke, George y Amar hablando de algo en el borde del agujero que lleva a los iniciados al complejo como tal

— ¡Cuatro! — grita Zeke cuando estoy lo suficientemente cerca

— ¿Que hacen aquí? ¿Reviviendo viejos tiempos? — digo sonriendo y arqueando una ceja

— Exactamente amigo mío, como veras el día de nuestra elección, osea el tuyo y el mío... — dice el refiriéndose a mi — Todos saltamos al agujero misterioso, claro que yo, no tuve esa entrada triunfal que me esperaba, pero tu... Fuiste el único estirado que escogió Osadía, y nadie te empujó al vacío así que... — miro a George y Amar, los tres sonrieron y no me dieron un segundo para reaccionar; Zeke me tomo por los hombros mientras que los otros dos me alzaban las piernas, yo lanzaba patadas y me sacudía violentamente, pero sabía que era un juego. Empezaron a balancearme de un lado a otro — Uno.... Dos... Dos y un cuarto... Dos y un quinto... Dos... — ¡SOLO DI TRES! — dije interrumpiendo y riendo después, aunque le tenía miedo a a las alturas, por alguna razón no sentía miedo ahora

— Si eso quieres — dijo Zeke mostrando una sonrisa maliciosa — ¡TRES! — dijeron los tres y caí hacia la red, rebote una vez en ella y luego me las arreglé para salir arrastrándome hacia el borde. Luego me quedé ahí esperando a los otros; luego se tiró Amar soltando un grito de felicidad, luego George y por último Zeke. Me volteé para caminar al gimnasio cuando vi a Hector el hermano pequeño de Shauna

— Oh llegaron los iniciados... Oigan pero ¿no creen que están un poco grande como para tener dieciséis años? — dijo sarcásticamente — Callate Hector — dijo Zeke bromeando mientras le empujaba un hombro.

     Fuimos a la oficina de Zeke para hablar sobre la llegada de los iniciados que sería dentro de unas cuantas horas; al llegar, Harrison nos esperaba de brazos cruzados fulminándonos con la mirada

— ¡Hola Harrison! ¿Que cuentas? — dijo Zeke con su normal entusiasmo

— ¿Que. Rayos. Pasó. Con. Las. Armas? — dijo con furia

— ¿Armas, que armas? —  dijo Zeke, pero sabía de que estaba hablando

— Faltan al menos unas 15 pistolas del almacén ¿¡Que diablos pasó!? — dijo evidentemente muy molesto

— ¿Por qué nos lo preguntas a nosotros? — digo como si nada

— ¡USTEDES FUERON LOS ÚLTIMOS EN SALIR DE AQUÍ! — dijo gritando

— Escucha Harrison, seguro fueron otros osados, quizá querían  hacer una broma y ver como te molestabas, seguramente fueron a practicar tiro o algo... Calmate — digo serio, rayos ¿como se dieron cuenta de que faltan armas?

— Si vuelve a pasar lo mismo... — NO. Va a pasar, el almacén siempre esta cerrado con llave después de las 6 de la tarde, ya relajate — dijo Zeke tomándolo por los hombros

Leal a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora