Capítulo 24

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Tris

Desperté con un horroroso dolor en el cuello. Intenté sobar la zona adolorida con mi mano pero no pude moverla, estoy atada de pies y manos.

¿Dónde estoy?

— ¿Hola? — pregunto a la nada, no veo nada está oscuro.

— ¿Quien está ahí? — pregunta alguien asustado, un hombre — ¡Por favor ayuda!

Esperen, ¿ese no es...?

— ¿Michael Black? — pregunto algo dudosa.

— ¿Quien es? —  pregunta.

Es él.

— Soy Tris — respondo.

— Por Dios, Tris — dice y suena preocupado — ¿Qué haces aquí? 

— Yo... Evelyn me secuestro — bufo e intento soltarme.

— ¿A ti también? Que coincidencia — dice irónico.

Intento nuevamente soltarme y solo logro hacer que la silla donde estoy amarrada se caiga. El golpe me deja aturdida unos segundos y adolorida por un rato.

Mi mejilla arde y me duele todo el lado derecho de la cara, el dolor me es casi insoportable.

— ¿Estás bien? Escuche un golpe... — dice Michael.

— Si, más o menos.

¿Donde estamos? ¿Por que Evelyn me trajo aquí? ¿Por que Michael Black fue secuestrado, que tiene que ver con todo esto?

Ahora es cuando caigo en cuenta del error que cometí, debí haber ido con Christina, no debí haberle mentido a Tobías. No tenía por qué haber ido con Evelyn.

Las luces se encienden repentinamente y hacen que cierre los ojos por unos momentos acostumbrándome a la claridad, cuando logro ver el entorno veo a Michael con un aspecto deplorable para el líder de Erudición.

No lleva su saco puesto, solo una camisa blanca sucia y arrugada, su pantalón azul marino y sus zapatos negros. Su cabello esta despeinado, su cara esta llena de moretones y su labio esta partido.

— ¿Dónde estamos? — pregunta algo temeroso.

Tengo miedo, miedo de saber que ya no tengo apoyo, de saber que Evelyn puede usarme como un chantaje hacia Tobías o algo peor. Tengo miedo de no estar en Chicago.

Estamos en una especie de celda, de paredes blancas al igual que la puerta, tiene una pequeña ventana en forma circular e imagino que solo abre con un código.

Intento, de nuevo, soltar las cuerdas que me aprisionan y por fin logro liberar una mano, luego la otra y rápidamente, casi con desesperación libero mis pies. Me levanto y voy hasta Michael para ayudarlo y cuando está libre se pone de pié.

Observo por la ventana y solo hay un pasillo largo que se conecta con otros, las paredes son blancas también.

Michael camina de un lado a otro en la celda mientras que yo intento acomodar mis ideas.

¿Donde estamos?

No es Erudición, Michael ya se habría dado cuenta. ¿Verdad? No lo creo, aunque es una posibilidad. Abnegación no puede ser porque no hay... Celdas o algo parecido en ese sector.

Y Osadía tampoco, esa es la opción menos probable.

A no ser... Que estemos en el Departamento de Bienestar Genético.

— Creo que ya se donde estamos — digo y escucho los pasos de Michael detenerse.

— ¿Donde? — pregunta.

Leal a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora