La verdad

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Sus manos se encontraban ansiosas y se acariciaban entre ellas de manera frentica, podía sentir la garganta seca, volviéndola un lugar difícil para poder tragar con normalidad. Sin embargo, a pesar de las ansias y los nervios, se sentía renovado, emocionado, sus ojos negros brillaban con una intensidad casi cegadora y la sonrisa en su rostro no hacía más que resaltar la dicha que sentía.

—Cualquiera que te viera, podría deducir que estas a punto de explotar de la alegría.

En medio de su ansiedad, una voz frívola se coló rompiendo la atmosfera que se había formado a su alrededor. Sus ojos bailarines se dirigieron al chico parado atrás suyo, y como si de un escáner se tratará, lo recorrió de pies a cabeza enumerando cada detalle diferente que podía encontrar. Ya no era ningún niño, eso estaba claro; los brazos fuertes, el pecho duro y la espalda ancha eran indicio de eso, los ojos duros le dieron la sensación de estar viendo a su padre por un momento, más no tardó en darse cuenta de la calidez que estos escondían igual a los de su madre. Ya no era el mismo niño con el que podía pasar horas peleando por su pequeña estatura, porque ciertamente, ahora pasaba de los 1,80.

A pesar de todos esos cambios, de esos detalles, una fuerza devastadora lo golpeo de frente al ver desaparecida esa sonrisa que siempre se jacto de amar. Pura, inocente, llena de ilusiones de alegrías... De amor. Ya no estaba.

—En cambio tú, luces tan amargado como padre en sus épocas de juventud.—Una sonrisa burlona se formó en los labios de Itachi.

—Tch...--Dejando por un momento la conversación, tomo asiento, dándole una muda señal a su hermano para que así lo hiciera el también.—Pensé que no llegarías.

—Siempre me he jactado de ser un hombre comprometido, responsable y puntual. Me ofende que dudes de mí.

—Deja de quejarte y comamos. Muero de hambre.

La comida paso entre bromas y gruñidos por parte de los hermanos. Ambos se encontraban platicando de todo y de nada, caso que no se podía dar en la casa del patriarca Uchiha.

—¿Cómo esta nuestra hermosa madre?

—Pues nuestra hermosa madre se encuentra igual o más enamorada del Gran Fugaku Uchiha.

—Admiro a nuestra madre.—Expreso el mayor de los hijos de Mikoto.

—Igual yo.—Secundo el otro.

Ambos soltaron una pequeña carcajada. Su madre era una mujer que merecía el más grande de los respetos.

—Bien. Dime... ¿Piensas cambiarte de sexo y abandonar a la familia usándome como tu transporte con pasaporte gratis?

—¡Ja! Prometí hacerlo sí antes de mi cumpleaños número 25 no lograba sentar cabeza.

La sonrisa que tenía Itachi se desvanecía de poco en poco, dándole paso a una mueca llena de sorpresa... ¿Eran ilusiones suyas o había un mensaje subliminal ahí?

—Espera un momento...—Su boca se movía sin lograr conseguir pronunciar ninguna palabra.

—Voy en serio.

¡Santa mierda!

_¿Quién es la Diosa que te atrapo? ¿Te dolió? ¿Qué se siente? ¿Es buena en el sexo?

Sasuke como única respuesta golpeo la cabeza del mayor, pero sin poder detener la risa del mayor. Estaba contento ¡Ahora sí que explotaría de la alegría! Esa chica se merecía el mundo entero. Mira que enamorar a su hermanito... Y él pensando que la única terrorista era su madre.

—... Su nombre es Hinata. Y por supuesto que es excelente en la cama.

—Wow, cada vez me cae mejor mi cuñadita.—Confeso el mayor de los Uchihas con una radiante sonrisa.

Novios... Por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora