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  --¿Cómo ?- dije para que me repitiera lo que habia dicho.

--Lo que has oído- dijo él, levantandose de la cama y acercandose a mi.

--No te acerques tanto Dante-  ahí fue la gota que colmó el caso, ahí fue cuando mi paciencia llegó a su límite.

--¿Qué te pasa?- preguntó confuso.

--Me estás ocultando muchas cosas- sujeté la toalla fuertemente mientras me dirigía al baño y cerraba la puerta de un portazo. Si se creía que yo era una estúpida a la cual podía manipular estaba muy errado.

   (..)

--Tengo algo que decirte Ames- recién estaba saliendo del baño ya vestida con unos shorts y una remera roja con tirantes.

--Amelia, no tienes derecho a llamarme Ames- mascullé con sequedad. Me miró con seriedad.--Sólo mis amigos tienen derecho a llamarme Ames, tú eres un conocido para mi, ahora en este momento, no sé nada sobre ti y me vienes a llamar Ames, como si nos conociéramos desde hace meses cuando en realidad te conozco desde hace como unas dos semanas o tres-

--Bésame- se acercó hasta a mi con lentitud, como si dudara lo que estaba haciendo él, alzé los brazos como para apartarlo rápidamente y lo empujé.-- Quiero que me beses- negué con la cabeza mientras volvía a acercarse.

--No te acerques te he dicho- amenazé apuntandolo con mi dedo índice.

--Sólo tengo que probar algo...- me cogió de las manos y las llevó hasta su cuello, atrayendome más él, me dieron escalofríos bajo su tacto mientras acercaba su mano libre hasta mi barbilla. Boquiabierta por el asombro de su delicadeza, vi como cerraba sus ojos mientras acercaba sus labios hasta los míos, para acto seguido cerrar los míos.
Sentí sus labios sobre los míos mientras sentía su lengua recorrer mi boca, me tensé y dejé de apretar con mis brazos alrededor de su cuello, él me apretó más fuerte contra si mientras seguía el beso como si me fuera a ir para siempre de sus brazos.
Sentí sus hombros tensandose mientras una serie de rápidas y confusas imágenes se me abrían camino en mi cabeza.
  En las imagenes se mostraba un hombre con un traje hecho a medida y de aspecto caro, pero tenía un pasamontañas por el cuál apesar de estar a una distancia lejana, se le podría haber visto con claridad el rostro, el pasamontañas dificultaba las cosas en este momento.
  Pude ver qué en una de las manos, sostenía un cuchillo y lo alzaba hacia adelante.
Mi cerebro procesó rápidamente que corría peligro. No le dí demasiada importancia por que ahora lo único que en mi mente podía pensar de que como estaba viendo aquellas imágenes y a que estaba haciendo el hombre del pasamontañas, claramente quería matar a alguien ¿pero a quién?.
  Las imágenes se dispersaron rápidamente y pus volver a la realidad.
  Seguía entre los brazos de Dante pero había dejado de besarme y me miraba con expectación. Como si supiera algo que yo no, bueno claramente sabía algo que yo no, y no me lo decía.

--¿Has visto algo?- preguntó por fin mientras yo me separaba y daba vueltas por mi habitación.

--Que no he visto Dante, ¿Qué rayos era eso?- dije sin mirarlo aún mientras observaba mis pies.

--Lo has visto- pareció que lo había dicho orgulloso. Lo miré a los ojos confusa y para luego estallar.

--DIME QUE SUCEDE DANTE- lo golpee en la cara con la palma de mi mano.

--Sólo siéntate por favor- respondió algo enojado pero trataba de mantener la calma. Le hice caso enojada.

(..)

--Resulta que soy el diablo- fue lo unico que dijo, esperando que yo le creyera, podría haberme reído pero me contuve, quería parecer que me lo había tragado por completo para después averiguar si estaba mintiendo y queria ver hasta qué punto llegaba con sus mentiras.

A and ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora