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  Nos subimos al Mustang, un hombre vestido completamente de negro salió por la puerta de salida y aparentemente nos estaba siguiendo, tenía un pasamontañas gris. Dante, sin esperar a que me colocara el cinturón de seguridad, pisó el acelerador, el hombre se subió a un automóvil que no tenía patente y tomó velocidad. Me agarré de todos lados, Dante conducía a alta velocidad  pero el hombre nos seguía y estaba atrás nuestro, sólo a unos pocos metros de distancia.
  Mi amigo dobló hacia la izquierda, estábamos entrando a una zona muy fea y peligrosa. Luego nos metimos en un callejón para nada iluminado, le sería difícil vernos a oscuras. Ambos miramos en silencio por los retrovisores y pudimos observar como el auto que nos seguía, avanzaba por la calle sin percatarse donde estábamos.
   Nos quedamos varios minutos en silencio hasta que por fin hablé.

--¿Qué rayos fue eso?-

--Nos seguían- me miró un momento preocupado. No. ¿En serio? No me habia dado cuenta de que nos seguían.

--Ya se que nos seguian.- rodé los ojos y clavé mi vista hacia una pared del callejón.-¿Cómo lo sabías?-

--Lo presentí.- contestó y lo miré asustada, luego volví mi vista hacia la misma pared.- no me digas como.-

--Oye, ¿Ves eso?- le dije a Dante, una sombra salió de detrás del contenedor y venía hacia nosotros, de hecho, se acercaba a mi ventanilla. Asustada solté mi cinturón con rapidez y me pasé del lado de Dante, quiere decir arriba de él. Que me agarró de los brazos y me abrazó. Aún mirando al hombre que estaba observandonos por mi ventanilla. Pude sentir como Dante hacía marcha a atrás con sólo un  rapido impulso y con media vuelta, yo ya mareada,  nos alejamos a toda velocidad del callejón. Sólo faltó un pequeño vistazo para poder decir qué a un lado del callejón donde habíamos estado, un auto sin patente estaba aparcado.
   Ya fuera del peligro, me pasé del lado del copiloto y abroché mi cinturón. El Mustang no recibió ni una rayadura.

--¿Sabes quién era?- pregunté

--Eso quiero saber, no tengo idea.-

-- Oye, ¿No quieres venir a casa un rato? No quiero estar sola, mi padre no está.- listo, lo que faltaba, yo pidiéndole a Dante que no me dejara sola,  patético.

--Pues, no lo sé,¿ yo en la casa de una chica?, no lo sé, creo que podrían pasar cosas raras.- me miró y sonrió. Idiota.

--Decidete.-

--Pues... tengo una idea mejor.- volvió a conducir. Quiero yo saber a donde me estaba llevando. O si está aprovechando el momento par secuestrarme.

  Pasaron unos 15 minutos y por fín paró el automóvil, aparcamos frente a un departamento que tenia aspecto lujoso. Yo, ya conocía éste barrio, era uno de los más adinerados que podía haber en Maryland. Dante bajó y corrió hasta la puerta del copiloto, donde yo estaba, me abrió la puerta y salí agradeciendole. Me dirigió hacia la puerta y salió corriendo por las escaleras de Caracol mientras se reía con maniático. Yo le seguí.
  Tocó la primer puerta de la derecha y se escucharon pasos acerandose. Una voz familiar rezonó del otro lado.
Abrió la puerta y se sorprendió al vernos, bueno, al menos a mi.

--Ames, ¿Qué haces aquí?- el pobre chico se apoyó en la puerta y saludó a su amigo.

--Ella viene conmigo Natan- respondió Dante mientras devolvía el saludo. Me acerqué rápidamente para saludar a Natan, el basquetbolista del Instituto, el que no supo enseñarme bien.

--Pasen chicos, lamento el desorden, no esperaba visitas.- ¿Me jodes verdad? Está todo ordenado, hasta el piso está limpio.

--¿Pero qué dices si todo está perfectamente limpio?- me leyó la mente Dante. Natan hizo un ademán para que nos sentaramos en los sofás de cuero negro.
  Una chica salió de lo que parecía ser la habitación, y miró a cada una de las personas que estaban presentes. Su rostro demostraba cierta sorpresa. Ella estaba vestida con sólo una camiseta grande y podía ver sus mallas negras, traía en sus manos unas esposas y su cabello rubio estaba enmarañado.
  Natan giró para verla y se rascó la nuca nervioso, tal vez Dante y yo habíamos llegado en un mal momento y no me apetecía interrumpir, de hecho creía que después de esto, no podría volver a ver a Natan a la cara.
  La chica volvió al cuarto mordiendose el labio, seguramente para cambiarse e irse. No quiero juzgar antes de conocerla pero.. Me da la sensación de que es una de esas perras que tanto odio.

--¿Por qué no nos dijiste que estabas con una puta?- masculló Blakke sonriendo, miré para otro lado, fijé mi vista en un revistero.

-- Ya se va de todos modos.- quiso quitarle importancia al asunto. ¡Como si fuera normal encontarte con el amigo de tu amigo con una perra!

--¿Has disfrutado?- oh que desagradable que és este idiota de Blakke. Hellooooo, hay una chica presente.

--De las mejores.- listo, el colmo.

-- me voy.- me levanté del sillón y me dirigí hacia la puerta. Tan sólo estaba a unos metros. Dante se levantó y se acercó lentamente.
 
--No querrás que el hombre vuelva a aparecer y te secuestre ¿o si?.- quedó a un metro de distancia. ¿Acaso no quería que me fuera? Pues lo hubiera pensado antes de hablar sobre cosas de hombres que no me interesa saber y me da repulsión.

--me voy Dante.- me apoyé contra la puerta y tomé el pomo de la puerta. Lo haría.

--Pues vete si quieres- se encogió de hombros y se fue a sentar de vuelta al sofá con su amigo. Éste le ofreció una cerveza.
  Di media vuelta y abrí la puerta. Pasé al otro extremo y la cerré. Una vez afuera del departamento pude ver que ya se había puesto el sol, era de noche y ni un alma pasaba en aquellos momentos, haciendome sentir sola e incómoda.
  No tenía mi auto por lo que tenía que tomar un autobús. No me daba tanta confianza con lo que nos había pasado hacía apenas dos horas antes. Estaba asustada aún, y mi miedo se incrementó cuando sentí que me tomaban de los brazos y me arrastraban hacia atrás. Mis manos fueron tomadas por ese alguien fuerte. Asustada, intenté gritar pero me taparon la boca, apenas salió un gemido temeroso.

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21:59 p.m

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A and ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora