Especial II.

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Eleanor tenía siete años cuando hizo su primer árbol genealógico.

Graciela conduce el auto y Eleanor va sentada atrás con el cinturón de su asiento abrochada. Se escucha una canción de Ricky Martin en la radio y Eleanor mueve sus piecitos al ritmo.

Están en San Francisco. Después de pedirle ayuda a Tony para llegar allá, Graciela había estado buscando familiares que pudieran darle fotos de sus padres en su juventud.

Peter y Wade pensaban que Graciela y su hija estaban pasando tiempo con su familia latina, pero no era así, sino que planeaban esta sorpresa.

La primera que visitaron fue a Al. Eleanor la veía muy poco por lo lejos que vivía, pero siempre que su padre planeaba visitarla, los tres iban con él.

A veces Peter no iba, a veces Graciela no iba, pero Eleanor siempre lo hacía. Le llevaba dibujos que la siguiente visita estaban colgados en las paredes y Al le hacía chimichangas para almorzar.

Seguía viviendo en San Francisco. En la misma casa algo deteriorada donde ella y Wade habían vivido. Al tenía el cabello colorado por las canas blancas y su piel seguía estando bronceada, se le habían caído varios dientes y tenía la apariencia de una abuelita regañona, de esas que apretan el entrecejo con fuerza y cada conversación empieza con "en mis tiempos…"

Pero a penas escucha su voz, Al logra reconocerla y todo se alegra alrededor. Porqué Al siempre se alegra cuando la ve y siempre la abraza con la poca fuerza que queda entre sus bracitos.

Cuando Eleanor le cuenta porqué está aquí, Al corre como puede a una de las habitaciones y le grita a Graciela que venga a ayudarla. Después aparecen las dos, con varios álbumes llenos de polvo.

Y ellos estaba Wade Winston Wilson, desde que era un niño hasta cuando creció y se reclutó a la milicia. Eleanor tomó y recortó imágenes de su abuela y abuelo, con sus ojos profundamente azules y melenas color miel. Sonríe cuando ve lo mucho que su abuelo se parece a su padre y cuando ve una foto de él, uniformado, sonriendo hacia una cámara que lo registra al servicio militar.

Hay unas fotos más pequeñas de esa misma, estilo carnet, que Ellie toma y pega en la hoja blanca donde lleva sus registros del árbol genealógico. De la misma manera, la de sus abuelos las coloca.

Pasan el resto del día en casa de Al pero al día siguiente viajan a Nueva York, específicamente a Queens, donde buscan a alguien más.

La melena castaña de la tía May empieza a destellar unas canas blanquecinas pero sigue siendo tan hermosa como siempre. Sus anteojos reposan sobre su nariz y sus pantalones se ciñen a sus muslos.

Cuando Graciela toca la puerta, May les abre y sonríe con felicidad para después cargar a Eleanor entre sus brazos y sujetarla con fuerza.

Cuando Peter y Wade supieron con certeza que la bebé no se iría de sus vidas, Peter decidió hablar con May. Y decirle todo, absolutamente todo.

Su relación con Wade, su trabajo con Los Vengadores, el sinfín de veces que puso su vida en peligro por un bien mayor. Y May casi pierde la cabeza, casi mata a Tony y casi lo mata a él. Pero algo se ablandó un poquito dentro de ella cuando conoció a Ellie.

Que tenía unos ocho meses y gateaba hacia sus pies, que tenía un lazo gigante en la cabeza y que sonreía con amor a todo el mundo. May aún estaba enojada, como la osa mamá que era, pero no podía durar mucho así en frente de su nieta.

May sacó varios álbumes de su armario. Eleanor sonrió al ver a su padre, con cinco años y sonriendo con sus difuntos padres a su lado.

La foto que más le gusta, sin embargo, es una de cuando entró a la universidad. Eso había sido hace años pero en realidad, Peter no había cambiado con el tiempo. Tiene un suéter color azul y sus cabellos castaños forman unas ondulaciones en su frente.

Eleanor pega todas las imágenes en su hoja de papel y acepta encantada en el cupcake de moras que la tía May estira hacia ella.

Cuando salen de ahí es de noche y Graciela conduce hacia los suburbios mientras Eleanor lucha por no dormirse en el asiento de atrás.

Cuando llegan a casa, Graciela es la que toma un álbum de fotos de su habitación y se lo da a Eleanor.

La pequeña morena, extrañada, lo toma y lo abre. Y sonríe un poco triste cuando la ve.

Carmelita estaría cumpliendo treinta años este año. Probablablemente estaría ayudándola a hacer este árbol y estaría feliz de estar con ella.

Eleanor ve demasiadas fotos antes de elegir la que coloca en el árbol. Los rizos de su madre se extienden por sus hombros y su piel morena brilla por la luz del sol. Está sonriendo con amor hacia la cámara y Eleanor siente todo alrededor darle vueltas mientras extraña a su madre un poquito más que ayer.

La verdad es que sacó una B+ en el árbol. Su padre Wade se quejó con al respecto en la cena porqué era una obra de arte que merecía una A. Pero Eleanor estaba bien.










Día dos después de haber visto Infinity War: Sigo viva, pero no sé cuanto más pueda aguantar. No puedo dormir por las noches… Aún recapilo lo sucedido… TodO ME DUELE BYE.

Let's Have a Baby!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora