Let's Have a Baby!

XIX. Cómo superar el divorcio con ayuda del tío Bruce y la tía Natasha.

—Antes de comenzar… —Bruce acomodó sus lentes en el puente de su nariz y los miró a ambos— no soy psicólogo ni hago terapias de pareja. En realidad, no soy experto en esas áreas. Pero Peter me pidió ayuda y una vez ayudé a Tony… Aunque me quedé dormido, ¡pero en mi defensa, todo lo que me contó fue muy aburrido! Pero en fin —Bruce toma una larga respiración y vuelve a mirarlos—, ¿qué está pasando entre ustedes dos?

Wade miró a Peter, como si en serio no pudiera creer esta estúpidez. Peter le había pedido por favor a Bruce que hiciera de terapeuta de parejas hoy, para poder discutir lo que había ocurrido unos días antes.

—Primero que nada quiero dejar en claro que considero esto estúpido y que todo fué idea de Pete. —dijo Wade, haciendo al mencionado rodar los ojos.

— ¿Ves lo que digo, Bruce? Todo lo que yo digo o aconsejo es estúpido e innecesario. —dijo el otro.

— ¡Eso no es lo qué quise decir! Considero que esta terapia es estúpida porqué perfectamente pudimos haber arreglado esto hablando. ¡Pero no! ¡Porqué pasaste todos estos días evitándome y viéndome feo!

—Ahora todo es mi culpa otra vez. Nunca dejas de hacerte la víctima. No estaríamos siquiera peleados si no me hubieses dicho lo que me dijiste o al menos te hubieses disculpado.

— ¿Cundo me disculpo, eh? Si ni siquiera me dejes acercarme…

Ellos seguían peleando mientras Bruce trataba de tomar nota y escucharlos. Por lo bajito, murmuró: —Pues… Esto es más entretenido que lo de Tony.

En otra habitación estaba Natasha, de vuelta de su misión en la ONU, mirando a Eleanor como si fuera un alien mientras jugaba con una maraquita entre sus manos.

María pasaba por ahí en ese momento, al lado de Pepper, juntas arreglando papeleo y algunos asuntos políticos y económicos de las empresas Stark. Pepper había insistido en que María siguiera trabajando en la compañía inclusive si aún seguía en contacto con un SHIELD casi extinto.

Pepper le sonrió y le dijo que le veía en la sala de reuniones dentro de unos veinte minutos, para después marcharse.

María miró entonces a su novia, que miraba hacia un coche con asombro. María sonrió y caminó hasta ella, sentándose a su lado.

—Es una bebé… No una bomba nuclear. —le dijo con diversión la agente. Natasha soltó un suspiro.

—Me gustan los niños… Es solo que no me agradan lo suficiente para cuidar de ellos. —dijo Natasha, haciendo a María sonreír.

—Entiendo ese sentimiento. —María miró al coche y Eleanor logró robarle una sonrisa. Con sus grandes ojos marrones, sus infladas mejillas, apretando la maraquita con sus labios.— Ella es muy linda… ¿Qué haces con ella, por cierto?

—El joven Parker y el señor Wilson están en una terapia de parejas con el doctor Banner. Y han dejado a cargo de Ellie a la agente Romanoff. —dijo VIERNES, metiéndose en las conversaciones de los demás como siempre.

— ¿Por qué están en terapia con Bruce? —preguntó María.

—Porqué están teniendo problemas —Natasha estira su mano hacia el coche y toca con su dedo índice la naricita de la bebé— gracias a esta cosita.

Eleanor se rió ante el gesto. La pareja de mujeres le sonrieron de vuelta.

—Uhm, ¿agente Romanoff? Algo está sucediendo en la ter-

La puerta de una de las habitaciones se abrió y Wade salió despavorido de la misma, con Peter persiguiéndole mientras le gritaba. Y Bruce, sostenía su libreta contra su pecho y les perseguía a ambos, mirándolos a través de sus grandes anteojos.

— ¡¿En serio?! ¡¿Entonves simplemente te vas a ir?! —Gritaba a Peter, apuntando con su índice a Wade.

— ¡Sí, me voy a ir porqué es imposible hablar contigo! ¡Cuándo estés dispuesto a escucharme, tal vez podremos discutir esto!

— ¿Ah, si? ¡Entonces vete!

Wade apretó el botón del ascensor y rápidamente las puertas se abrieron. Scott estaba adentro de las mismas y le saludó con entusiasmo, siendo completamente ignorado po él.

Scott salió del ascensor y le miró con curiosidas hasta que las puertas se cerraron.

— ¿Cuál es su problema? —Pregunta el encantador de hormigas.

—Ehm… Creo que la sesión estuvo excelente. Nos vemos las próxima semana. —murmuró Bruce, bajito, queriendo que se lo tragara la tierra.