Una chica rubia

Capitulo 24

[Maggie Grayson en multimedia😍]

Maggie guardó para sí misma la información sobre su compra misteriosa, a pesar de preguntarle cinco veces de distintas formas no obtuve una respuesta concreta.

Inevitablemente mi vista vuelve a recaer en la pequeña bolsa de papel en el salpicadero del auto por sexta vez en lo que va de tiempo desde que salió de la tienda, es decir, diez minutos. Lo intento de nuevo.

—Pero tú dijiste que veríamos que habías comprado —me quejo.

—No especifiqué cuándo lo verían —contesta sin remordimientos, totalmente despreocupada y ajena a mi extrema curiosidad.

Me doy por vencida ésta vez, puesto que insistir varias veces y obtener la misma respuesta decepcionante no resulta divertido. Sin embargo... Observo a Maggie con fijeza conducir por las calles de Seattle, me niego a apartar la vista de ella hasta lograr incomodarla.

Suspira.

—Mirarme fijamente todo el camino para presionarme no va a hacer que cambie de opinión, lo sabes ¿verdad? —comenta a la ligera, sin apartar la vista de los autos en la vía y yo apartó la mirada casi al instante por la sorpresa.

—No estaba haciendo eso...

Tifanny asoma de improvisto la cabeza entre los asientos, sus grandes ojos grises bien abiertos con emoción y una sonrisa de propaganda en sus labios color durazno.

—¡Yo también compré algo! ¿Quieres saber que compré América? —pregunta con tanto ánimo que me da lástima decir que no, así que asiento afirmativamente. Su sonrisa se ensancha hasta el límite y suelta en mi regazo el montón de bolsas que adquirió—. Anda, ábrelas.

Taylor, su hermana melliza o gemela –nunca me quedó claro– se acerca a curiosear por encima de mi hombro. Reviso la primera bolsa al azar, y la segunda, y la tercera. Todas contienen lo mismo.

—Tifanny... —suspiro, aún revisando las otras bolsas—, ¿puedes explicarme por qué compraste todas estas... bolas de estambre?

—¿No es obvio? ¡Voy a tejer!

Taylor suelta una risa irónica.

—Tú no sabes tejer Tifanny.

—Pero puedo aprender —replica, y sin girarme puedo imaginar cómo le saca la lengua a su hermana—. Además, también compré varios catálogos y distintos manuales para principiantes.

Aprovechando el tráfico, incluso Maggie se inclina para echar un vistazo a las bolsas de la rubia, que son tantas que no caben en mis piernas y algunas están regadas por el suelo. Sus rojizas cejas se alzan en sorpresa.

—¿Y era realmente necesario comprar toda la tienda de estambres?

—Es que no sabía que colores elegir... —murmura bajito, y creo que está cayendo en cuenta de su error. Se gira hacia Maggie— ¿crees que debí comprar más?

Olvídenlo, falsa alarma. Está chica no tiene salvación.

Maggie la mira consternada, su expresión realmente no trata de disimular la decepción que siente, incluso Taylor se queja en voz baja sobre su hermana. Tifanny recoge todas las bolsas para ubicarlas en los asientos de atrás mientras tararea una canción popular, ajena a los reproches.