Capitulo 16

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Una semana después...

Mi espalda está recostada en uno de los casilleros de el pasillo, mientras río como una foca de lo que me ha dicho Mía. Vamos, que mi risa que no es linda y delicada, se puede escuchar hasta dos cuadras más adelante.

—¿Cómo se te ocurre mandar al demonio al pastor Hugo? —pregunto aún riendo—. Es como, lo peor que le puedes desear a un pastor.

Mía se encoge de hombros, viéndose para nada arrepentida. Su sedoso cabello de propaganda siempre-me-veo-bien está amarrado en una coleta que se mueve con cada movimiento de su cabeza. Estoy segura de que mi mejor amiga tiene un pacto malvado para siempre verse bien.

No sé cómo lo hace, yo hoy casi ni me dio tiempo de vestirme para el colegio.

— ¡Le prohibió a su hijo salir conmigo! ¡Eso dolió! ¡Ni que fuera a violarlo! —hace una pausa— Bueno, el chico estaba muy bien así que no puedo asegurar eso... ¡pero igual!

—Eres un caso.

—Lo sé pero así me amas.

Sonrío —Si, lo hago.

Mía hace un pequeño sonido de awww y me abraza. Un chico pasa cerca de nosotras y gesticula con sus labios lesbianas. Le saco el dedo de el medio.

— Te amo rubia oxigenada.

—También te amo zanahoria rancia.

Que lindo es el amor.

Sacando mi celular cuando vibra en el bolsillo de mis jeans, lo reviso, es un mensaje de Lucas —de el cual no he sabido en varios días— que dice que más me vale traer mi grasoso trasero a la cafetería hoy porque no me voy a librar de él está vez. Palabras suyas no mías. Una risa se me escapa. La verdad es que lo he extrañado un poquito estos días que el trabajo ha estado aburrido. Aunque Lucas es probablemente la persona más fastidiosa que conozco, como que me cae bien.

—El amor te tiene loca. —dice Mía.

Le saco la lengua, mientras le respondo a Lucas. El único trasero grasoso es el tuyo. Pd: ya era hora de que vinieras a trabajar, vago.

—¿Con quién hablas?

—Es Lucas, el chico con el que trabajo en las tardes. El que te dije la otra vez.

Si la vida fuera un programa de televisión y esto fuera una caricatura, los ojos de Mía serían grandes corazones latiendo. Alguien tiene un crush con el nieto de la señora Lydia.

—Lucas. —repite.

—Sip.

Chasqueo los dedos frente a su rostro, sacándola de su fantasía en Lucaslandia, pero decidí no fastidiarla aún con ese tema, Mía a pesar de ser una chica segura es bastante terca y no va a aceptar que le gusta Lucas hasta que ella lo crea necesario.

Mi teléfono vuelve a vibrar.

Lucas: ¿Me extrañaste, princesa?

Yo: Sólo un poco.
Yo: Que no se te suba a la cabeza, princeso.

¿Deberíamos entrar a Historia? —pregunto distraídamente, mirando a Jared entrar por el pasillo hablando con un chico guapo de cabello oscuro y piel extra pálida.

Una chica rubia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora