Especial Punto de vista Jared
¡Benditas sean las mujeres! ¡Eran... eran... ellas sólo eran! Tan cabezotas y testarudas, escuchaban sólo lo que querían escuchar.
Existían las complicadas... ¡Y luego estaba América Parker! ¡Dios! Esa pequeña chica que no le llegaba ni a los hombros, estaba acabando con su cordura.
Primero lo tentaba en la cocina con aquellos pucheros tan adorables, sus grandes ojos mirándolo con una furia que le resultaba hasta cómica y preguntándole cosas que, definitivamente no quería una respuesta.
Y entonces no supo cómo pasó; pero pasó. Se encontró besando a América Parker. La chica que nunca, nunca, se le había pasado por la mente besar. ¡Y luego lo mandaba a la mierda cuando trató de dejar las cosas bien!
¿Que se supone que significaba eso?
Las mujeres eran tan raras, pensó Jared, mirando sin mirar realmente el partido de fútbol. Sentarse a ver televisión había sido el cobarde intento de ignorar a América.
Falló.
No podía quitar la sensación de sus labios, tan suaves y dulces. A Jared siempre le había gustado como olía América, a vainilla y canela. Pero, Jesús, sabía mucho mejor. Mucho.
Una sonrisa tonta irrumpió en sus labios, al pensar en el rostro de ella cuando su mamá, la señora Grace, interrumpió el momento. Si bien es cierto que aquello era lo más incómodo que le había sucedido en años, había valido totalmente la pena al ver los ojos desfondados, los labios rojos y húmedos y el sonrojo en la cara de América.
Entonces, ¿dónde lo dejaba eso a él?
Jared no era ningún pan de dios bañado en agua bendita, por supuesto que había tenido novias, cuatro para ser exactos. Aunque una tenía seis años —cuando estaba en preescolar— así que esa no contaba. Las chicas con las que había estado eran de tomar la situación y actuar, muchas manos y besos, algo que ponía muy incómodo a Jared, pues aunque fuera un chico, realmente no le gustaba mucho la parte de tener que besar a alguien. Era tan asqueroso. Pero un hombre tiene que hacer lo que un hombre tenía que hacer. Por eso sus relaciones no duraban mucho.
Jared era como el tímido Simón Snow y las chicas eran como el atrevido Baz.
Pero besar a América fue, bueno fue diferente. No fue tan desagradable como siempre resultaba ser un beso para él. Todo lo contrario. Aunque no era la primera vez que la besaba, la primera vez realmente había sido un error, pero no porque estuviera mal sino que él estaba tratando de encontrar su oído para hablarle pero la lluvia hizo un mal juego en su vista y terminó besando brevemente a América.
Digamos que desde allí había tenido ganas de besarla de nuevo. Sólo para comprobar.
Su frente se arrugó, pensando de nuevo en la discusión minutos antes. Quizá no debió decir lo de sólo amigos, ¿pero no era eso lo que ella quería? Jared pensaba que de esa forma era todo más fácil, es decir, ¡la chica lo había estado ignorando por más de un año! No es como si un beso pudiera cambiar todo eso...¿o si?
—Diosss. —jaló su cabello, frustrado. ¿Ahora cómo iba a arreglar todo este asunto?
Se puso de pie, caminando a las escaleras. Está bien, le diría a América que no quería ofender sus sentimientos, que era más fácil para ella si quedaba como amigos. O que podía ignorarlo de nuevo como lo había hecho ese año, aunque eso realmente le dolería bastante. Jared era un sensiblero, y América había sido su mejor amiga desde pequeño, y aún no entendía porque había hecho lo que hizo, pero eso le dolió mucho. Ahora estaban hablando de nuevo y no quería que un beso lo arruinara todo, él sólo quería a su mejor amiga de vuelta, y si tenía que dejar a un lado sus nuevos y confusos sentimientos por la chica para poder tener su amistad de nuevo, lo haría.
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Una chica rubia
Fiksi RemajaAmérica Parker es una chica de dieciséis años que podría haber pasado su último año de secundaria medianamente aceptable... De no ser por un pequeño accidente que la llevará a decir más de lo que debería, formar parte de un extraño código de rubias...