Capitulo 13

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[Chicas, me he dado cuenta que el capítulo estaba incompleto, porque se había borrado y tuve que reescribirlo, les recomiendo leerlo de nuevo. Disculpen. ¡Feliz lectura!]



¿Cómo pude olvidarme de algo tan obvio?

Quiero patearme y golpearme la cabeza contra una pared en estos momentos, cuando tengo a Jared en frente de mi, esperando su uniforme como todos los demás jugadores. En serio, ¿cómo pude haberme olvidado que Jared Harries era el número 7 de el equipo de baloncesto de Idem High School? Tonta, tonta, tonta.

Estábamos en la cancha de el instituto después de que las clases hubieran terminado por lo que solo estábamos las chicas, los jugadores y yo, ah claro, y el entrenador, que por cierto se veía muy aburrido por todo esto de los nuevos uniformes. Típico viejo divorciado que descarga su ira en sus jugadores.

Evito a toda costa mirarlo a los ojos, por una parte haberlo visto entre los jugadores me produjo un malestar en la boca de el estómago —no sé a qué se refieren las personas con mariposas, eso es mentira, esto se siente como patadas en el estómago—. Por otra parte me había sentido molesta, ¿tan asquerosa y gorda era como para que no quisiera besarme? Bueno, lo cierto es que no era una obligación, no es como si fuéramos algo, de hecho no estaba segura de que fuéramos siquiera amigos.

Ahora quisiera meter mi cabeza en un balde de agua congelada. Mi vergüenza superaba cualquier sentimiento anterior, mi reacción había sido la más ilógica y obvia posible.

"Oh Jared, me gustas taaanto por favor bésame"

"No creo que sea correcto..."

"¡¿COMO?! ¡Sabes qué, terminamos!"

"Pero ni siquiera habíamos empezado"

Algo así sonaba en mi mente la noche anterior, al parecer yo era la que tenía que dar una disculpa, a pesar de que el me dio muchas esperanzas respecto a un beso. Dios, como odio a Jared Harries.

Extiendo el uniforme para que lo cogiera, poniendo sumo cuidado para no rozar sus dedos contra los míos. Sin embargo, él toma mi mano. Creo que dejé de respirar.

— ¿Podemos hablar? —en contra de mi voluntad, lo miro a los ojos y me sonrojo, porque estaba muy cerca.

¿Cómo se supone que voy a odiarte si lo haces tan difícil?

— Estoy ocupada ahora.

— Digo, más tarde —se calla un momento— De hecho, después de que termines de entregar todos los uniformes.

Frunzo el ceño y muerdo el interior de mi mejilla, nerviosa — ¿Es tan importante?

Jared me observa en silencio por un tiempo, posando su vista en todos los putos de mi rostro, al punto de que llego a enrojecer de nuevo. Mi corazón latía muy rápido.

— Si, lo es. — su tono baja una octava, me estremezco al oír su voz ronca. — te espero en los casilleros.

Luego se va.

Miré mis sandalias, como si estás tuvieran la respuesta a todas las preguntas que rondaban por mi mente en estos momentos. Luego mira a las chicas, en busca de una explicación, pero ellas estaban tan confundidas como yo, seguramente no habían escuchado nada de la conversación. Termino de entregar el resto de los uniformes con movimientos mecánicos y sonrisa falsa, mi mente estaba muy lejos de allí. Me dirijo a dónde estaban mis amigas y suspiro, ya había terminado.

Una chica rubia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora