El fotógrafo y el rockero (BillDip) Completo.

Capítulo XXXVII: Trampa

Hola a todos!!!

Antes que nada, una disculpa. Dejé esta historia bastante tiempo, pero ustedes pedían continuación, y yo no podía porque tenía mucho trabajo pendiente XD pero aquí está.

Gracias por sus votos y comentarios =). Les tengo un par de anuncios, pero se los diré al final.

La canción de este capítulo es Alejandro de Lady Gaga. Es desde la perspectiva de Dipper donde él siente esa repulsión por Norman y desea deshacerse de él.

El capítulo es corto, pero ya creo que era necesario actualizar, además de que lo que sigue ya cambia de canción.

Ya saben, Gravity Falls NO me pertenece.

Capítulo XXXVII: Trampa

Bill miró nuevamente su teléfono, tenía unos lentes de sol puestos, ropa vieja y algo desgarrada y usaba un gorro para disimular ante ese barrio. No tenía ni idea de quién o cómo era el agresor de Dipper, pero gracias a los contactos de Robbie lo tendría por ahí cerca.

El asunto era, que Robbie tenía algunos amigos en los barrios bajos de Londres, los había conocido hacía algunos años cuando el grupo apenas empezaba a ser famoso. Esa pandilla era algo peligrosa, y no era inteligente meterse con ellos. Cuando Robbie los contactó el día anterior, les contó acerca de lo que le pasó al fotógrafo, para saber si ellos conocían a algún gamberro que pudiera extorsionar así a alguien que no era de allí. Ellos le contaron de un perdedor de nombre Norman, era un cobarde para ellos, pero les debía dinero, que aún no habían obtenido. Le contaron que lo habían visto el día anterior rondando por un lugar abandonado, al dar la dirección, concordó con la que Ford, Will y Bill habían encontrado a Dipper. Escuchando toda la conversación por altavoz, el rubio no se contuvo y ofreció dinero a cambio de información. La pandilla no se inmutó en contar todo lo que sabían. Llegaron a un acuerdo con el rockero.

Ahora él estaba allí, viendo a un grupo de cuatro jóvenes llegar. Bill los identificó por la cadena plateada con el dije de un dragón. El rubio alzó la mano como si se acomodara los lentes para identificarse ante ellos con su anillo dorado de un triángulo. Ellos lo rodearon, pero el rockero no se alteró, Robbie le había dicho cómo tratarlos.

-¿Traes lo acordado? –Preguntó uno con el cabello estilo punk y teñido de verde. Bill sacó una pequeña caja de mentas que le extendió al chico. Éste lo tomó y con discreción, revisó el contenido, viendo un fajo de billetes. -¿Cómo sé que es lo que quedamos? –Preguntó desconfiado, además que no se pondría allí a contar todo.

-Tienes mi palabra, pero te daré un extra: Si las cosas salen bien, te daré una propina. –Bill mostró otra caja de mentas, la cual no le dio al chico, pero éste sonrió, después de todo, él también tenía cuentas pendientes con Norman.

-Hecho. –Miró a los otros que lo acompañaban. –Vayan por él, díganle que yo lo llamo. –Los chicos asintieron y se fueron.

-¿Ya viene tu hermana? –Preguntó el líder recargándose en la misma pared que Bill.

-Sí. –Bill miró hacia una esquina del otro lado de la calle y vio a Will disfrazado y parado como si buscase algo en su bolso. –De hecho, está aquí. Sólo falta que ese imbécil llegue. –Señaló a Will con un movimiento de cabeza. –Es la de cabello largo y azul.

-Llegará. –Sonrió malicioso el chico. –Sabe perfectamente que no debe desobedecerme.

A los pocos minutos, un chico con una chaqueta negra y tratando de cubrirse el rostro, llegaba. El líder de la pandilla cruzó la calle, mientras Bill miraba todo desde la lejanía. El tal Norman parecía un perrito chihuahueño, eso lo hizo enojar más, era tan cobarde que sólo se metía con aquellos más tranquilos... pero para su desgracia, Bill no era así, e iba a vengar a su pino.