12. Ramé

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“—Voy a matar tus sueños... ¿Sabes porqué? Me encanta verte sufrir.

—Déjame ir... Por favor.

—Voy a matarte.

Aquel pequeño niño escuchaba desde afuera de la habitación como su hermano mayor lloraba mientras aquel sujeto extraño le decía esas palabras.

Rápido, acudió a esconderse en la habitación de al lado cuando se dio cuenta de que aquel tipo pronto iba a salir de la habitación.

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Uno... La puerta se ha abierto.

Dos... Camina por el pasillo.

Tres... Se detiene adelante de la puerta en donde el pequeño niño se encuentra escondido.

Cuatro... El pequeño niño cubre su boca con su mano para ahogar sus respiraciones.

Cinco... Aquel tipo deja de estar ahí y ahora se va hacia otra parte.

Abre la puerta de la habitación cuando se da cuenta que no hay nadie. No tarda ni medio minuto en llegar a la habitación donde está su hermano mayor.

Es al menos tres años mayor que él, pero cuando lo ve, acostado, encogido y temblando, parecen de la misma edad.

Mientras más se ha acercado se da cuenta que está llorando y que su estómago está al descubierto, donde se encuentran moretones.

—¿Ty?

Toca su hombro derecho, pero su hermano aparta su mano con un movimiento rápido.

—Ve-vete, por favor —las palabras quedan ahogadas en los sollozos.

—¿Qué tienes?

—Te he dicho que te fueras.

—No me iré hasta que me digas lo que tienes y me digas cómo ayudarte —trata que su voz sea firme a pesar del miedo que también hay en él.

—Estoy bien, no tengo nada. Ahora vete. Mi...

—Sí no tienes nada, entonces porqué lloras, dime porqué tienes un moretón en tu estómago... ¿Él te hizo daño?

Siempre lo ha hecho, pero es mejor que sea así para que tú no lo recibas.

—¡No! Él no me hizo daño, ahora sólo duérmete.

—Quiero dormirme contigo Ty.

—No —¿y si él regresa? No quiero que te haga daño.

—Por favor —su mirada tenía un brillo, pero era debido al miedo.

Tan sólo quería recibir una respuesta, que su hermano mayor le diga que se puede dormir con él, que tan solo...

—No, vete —por favor, quédate.

Esas dos palabras le dolieron al pequeño niño.
Sabía que lo mejor era dejar solo a su hermano, ya que durante los días de escuela siempre estaba con él, también después de salir de la escuela iban al parque y al llegar a casa le ayudaba a hacer su tarea.

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Antes de que cierre la puerta, mira una última vez a su hermano, quien sigue acostado y le da la espalda.

Lo primero que hace el pequeño niño al llegar a su habitación es quitarse su calzado de la escuela para después sentarse en la parte derecha de su cama que se encuentra pegada a la ventana.

Puede ver el cielo, tan hermoso y lleno de estrellas que se queda por tiempo indefinido observando hasta que termina por quedarse dormido.

Cerró sus ojos antes de que le pudiera pedir un deseo a la estrella fugaz que se ha ido. "

Jonas (Occulta Mea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora