14. Quimérico

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—Entonces no sólo te gusta dibujar, también estudias Escritura Creativa.

—Así es... Al principio no sabía cuál escoger, ambas cosas me apasionan, pero sé que he elegido bien. ¿Qué hay de ti? Cuál es la razón de que hayas elegido estudiar Artes visuales y plásticas.

Miles da un trago al vaso medio lleno y cálido de café mientras parece pensar la respuesta. Como si estuviera recordando algo.

—Porque dibujar es la forma en que expreso lo que siento... A falta de palabras, mis manos y un lápiz lo hacen.

Jonas sonríe a su respuesta. —Todos tus dibujos son increíbles, es por eso que Stewart ha dicho que siempre se venden muy rápido.

—Oh, me temo que él exagera. Además, hay alguien a quien sus dibujos son en verdad muy hermosos.

El chico silencioso nota cierta especie de destello en la última palabra que Miles dijo.

—¿Quién es esa persona? —Jonas está intrigado por saber quién es.

—Creí que te darías cuenta que me refería a ti.

—Estás equivocado entonces.

—¿Ah, sí?

—Si, tus dibujos son realmente hermosos, en verdad que si.

—Mira el dibujo que tienes ahora —Jonas obedece, observa el dibujo de una mano con tonalidades blanquecinas y venas color azul que está pegada en el cristal de la ventan—. Ninguno de mis dibujos podría igualar ni siquiera de broma a este.

—En verdad creo que estás equivocado. Te subestimas.

—No, no lo creo. Sólo soy realista, todos lo saben, Stewart, Aurora, las personas que van al local... Todos saben que tus dibujos son mucho mejores... Sólo tú dices que no es así, cuando en realidad te equivocas.

—Pero...

—Te has acostumbrado a dibujar tan increíble, todos tus dibujos son hermosos y estás acostumbrado a eso que incluso tus dibujos te resultan normales. Y luego ves mi dibujos, solo expresan tristeza, dolor, desolación...

—Espera, ¿eso es lo que sientes?

—Me temo que he hablado de más —Miles deja salir una exhalación llena de cansancio antes de dar varios tragos a su café, hasta que se lo ha terminado.

—No, es sólo que... Es lo mismo que expreso en mis dibujos —Jonas le ofrece su vaso de café, el chico misterioso acepta y le da un trago para después devolverle el vaso aún con líquido a la mitad a Jonas.

—Tal vez sean los mismos sentimientos, pero los sentimos de manera distinta, ¿no crees?

Deja salir un profundo respiro. —Ya lo creo —le vuelve a invitar de su café, Miles vuelve a aceptar.

—Deberíamos ir a por otro café —Miles parece tener un poco de nerviosismo, como si pensara que Jonas podría decir que no y que ya no está interesado en seguir hablando con él.

—Si, por supuesto.

El chico bravucón y su manada continúan en la cafetería.

Ninguno de los dos chicos comenta nada al respecto por medio de palabras, lo hacen por un intercambio de miradas en el que se dan a entender que deben tener cuidado con esos tipos.

Vuelven al mismo lugar donde estuvieron conversando hace veinte minutos.

Miles saca un bloc de dibujo y empieza a dibujar, Jonas saca su cuaderno de poesía color negro y a sus emociones empieza a plasmar.

Jonas (Occulta Mea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora