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"Llegamos en diez" fue el mensaje que Samuel recibió de Rubén hace apenas cinco minutos atrás cosa que hizo que ambos, de mala gana, se levantarán de la siesta que por suerte habían podido tomar.

-Odio a Rubén -exclamó Guillermo mientras se secaba el cabello.

-Es nuestra culpa por haber faltado a clases -Samuel intentó no reír al ver la cara de enojó que Guillermo tenía por culpa de Rubén- además tu tienes que trabajar más tarde.

-Eso es en unas dos horas -Guillermo bufó- no tenían que venir tan pronto, quiero descansar -Guillermo se dejó caer de vuelta a la cama que ya había tendido Samuel.

-Si alguien no me hubiese molestado...

-Cállate -Guillermo le lanzó una almohada, cosa que hizo reír a Samuel- a ti también te odio.

-¿Y yo que hice?

-Sabes muy bien lo que hiciste.

El timbre del apartamento sonó, Guillermo dio un último suspiro de cansancio mientras se levantaba para abrir la puerta, encontrándose a Rubén y Joey.

-Que cara traes por Dios -Rubén observo a Guillermo quien intentó sonreirle, aunque su comentario le había molestado- ¿Acaso no fue suficiente descanso?

-No porque ustedes han llegado a molestar.

-Nos preocupaban nuestros amigos -contesto Joey.

-¿Y Ofelia?

-Mi madre vino de visita -contestó Guillermo sentándose en el sofá.

-La cuidarían mientras nosotros descansamos -Samuel se sentó a su lado, poniendo su brazo alrededor de Guillermo.

-Y descansaron claro -Joey les sonrió.

-No, porque ustedes llegaron.

-Aja claro, sólo eso -Joey observo a Rubén, intercambiaron unas miradas. Sin el otro par entender- ni de chiste aprovecharon que Ofelia no estaba. 

Guillermo enrojeció sabiendo a que se referían. Pero intentó que ellos no lo notarán, o al menos ese era su plan hasta que Rubén obvio el lugar de las dos playeras de ambos chicos, una tirada en la esquina del sofá y la otra a un costado del sofá donde Joey estaba sentado. Guillermo intentó ocultarse luego de recibir una risa de parte de Rubén.

-Sois tan predecibles -Rubén los observo- ¿Quién fue el que...?

-¡Rubén! -lo regañó Joey- esas cosas no se preguntan.

-Te he preguntado a ti, cosa que aún no dejas en claro, así que no es nada malo.

-Sois de lo peor -Guillermo se cubrió el rostro, avergonzado claramente- ¿Por qué tenemos amigos tan horribles?

-¡Oye! -Joey se quejó- no es nuestra culpa que seáis unos parguelas hormonales, y muy predecibles.

-No lo somos.

-Claro que no Guille -Joey le sonrió a Rubén.

-Para nada se os nota.

-Joder con ustedes.

Rubén volvió a reír luego de lograr que Guillermo se sintiera más avergonzado. Por su parte Samuel sólo se dedicaba a dejarlo pasar pues conocía muy bien al par y sabía que no los dejarían en paz nunca.

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-Estas extraño -comento Alex luego de que un cliente se fuera.

-Claro que no.

-Claro que si -contestó Dana- nunca estas tan feliz.

-Ustedes no lo notan -dijo terminando de arreglar unas cosas de la vitrina- estoy como siempre.

Ofelia || WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora