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Guillermo daba vueltas por toda la habitación, estaba desesperandose.
Hoy era el día, al fin había llegado y no estaba preparado. Temía que todo saliera mal y que le quitarán a Ofleia, además de ser expulsado pero la simple idea de que le quitarán a Ofleia era por mucho más importante.
Él y Samuel estaban listos para irse pero tenían que esperar a Melisa, ni loco Guillermo dejaría sola a su pequeña; la cual seguía dormida ajena al ajetreo que Guillermo se traía.

-Guille relajate, ya esta por venir -Samuel alejo su vista de su celular una segundos para ver a su amigo hecho un manojo de nervios.

-¿Cómo lo sabes? Pudo pasarle algo y quizás no venga -Guillermo se preocupo aún más al pensar en miles de cosas que le podían pasar a la pobre de Melisa- ¡Y si la descubrieron!

-No lo hicieron, tranquilo -Samuel dejo a un lado su celular para intentar tranquilizarlo- ella esta por llegar.

-Pero si ella...

-No pienses en eso ¿Está bien? -Guillermo asintió.

Estaba preocupado, muchísimo más que cuando la encontró o cuando les dijo a sus amigos, incluso muchísimo más que cuando supo no podía adoptarla. Temía que todo lo vivido hubiera sido en vano y que se la quitarían sin chistar. Samuel lo comprendía, aquel miedo también lo tenia pero sabía que debía de pensar positivamente, siempre lo hacía y las cosas, en su mayoría, salían bien.
A los pocos segundos escucharon un leve golpe en la ventana del otro cuarto, Guillermo observó nervioso a Samuel y a Ofelia.

-Relajate, es Mel -Samuel le sonrió y camino hasta la ventana, encontrándose con Melisa.

-Hola, lamento la tardanza. Tuve un contratiempo con mis padres -Guillermo observó nervioso a Melisa- ¡Pero no es nada relacionado ni grave!

-Está bien, nosotros tenemos que ir a clase -Samuel tomó su mochila y la de Guillermo.

-Recuerda que si hay algún problema...

-Lo se Guille -Melisa le sonrió.

-Y que si ella despierta...

-Eso también lo se.

-Pero si no...

-¡Guillermo! -el nombrado cerró su boca- todo saldrá bien, ahora sal de aquí antes de que se despierte y no quieras salir.

Samuel tomó su brazo y lo saco a la fuerza pues las palabras de Melisa le habían puesto una preocupación más.
En el camino encontraron varios de sus compañeros, todos los saludaban y algunos incluso los acompañaron hasta la cafetería. Guillermo y Samuel tenían la costumbre de ir por algo antes de entrar a su primer clase.

-Hola chicos -saludo eufórico Rubén al verlos entrar- ¿Todo bien?

-Si, aunque Willy sigue preocupado -Samuel observó al menor quien no había hablado mucho desde que salio. Al estar Rubén Samuel se decidió a ir por un café.

-Tranquilo Guille, ella estará bien. Solo serán unas horas -Rubén intento animarlo- hoy hay chocolate caliente ¿no te apetece uno?

-No estaría mal -Guillermo le sonrió.

-Bien, ahora deja de preocuparte y disfruta de uno -Rubén se acercó a Miguel y le quito su chocolate.

-¡Oye!

-Luego te compro uno, Guille lo necesita mucho más -Rubén se lo dio a Guillermo.

-Yo podía...

-No, preocuparte por formarte he ir por uno no es necesario ahora. Nosotros no tenemos la primer hora, estaremos aquí un buen rato.

-Bien, gracias Rub. Y lo siento Mangel -el de lentes solo le sonrió.

Ofelia || WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora