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¿Era acaso todo real? ¿No se trataba de una broma? ¿En verdad iba a pasar? Sus manos seguían sudando, desde que había recibido la noticia no había podido dejar de sentirse ansioso, todo comenzaba a ser real.
Tras recibir la noticia ninguno pudo articular una frase completa por lo que Hellen sólo se dedicó a explicarles todo lo que pasaría la mañana próxima, diciéndoles que cualquier duda podrían resolverla con el señor Luzuriaga, luego de que ella se despidiera de ellos con un abrazo ambos volvieron a la realidad dándose también un abrazo, pero este tenía muchísimas emociones por detrás, emoción, alegría, nerviosismo, temor.

-¿Todo bien cariño? -preguntó su madre.

-Si, sólo estoy pensando -Guillermo despejó su mente- estoy nervioso.

-Todo estara bien, no tienes que preocuparte tanto -su madre le sonrió.

-Lo se pero...-observo a Samuel, quien jugaba con Ofelia en la alfombra- sigo pensando que las cosas puedan salir mal.

-Solo están a un paso de ser padres de esa hermosa pequeña -su madre también los observó, Samuel le daba un juguete y repetía su nombre para que Ofelia intentara decirlo- cumpliras con tu palabra cariño.

-Eso también lo se y por eso no quiero fallarle -Guillermo suspiró- su madre y de seguro su padre desde antes le falló, no quiero ser el siguiente.

-No lo harás, confía en lo que te digo.

Guillermo asintió, agradecía mucho que sus padres estuvieran para él en esos momentos. Luego de que la tarde llegará de ese día Guillermo les contó todo y ellos cancelaron su viaje de regreso para poder quedarse con ellos hasta que todo pasará, ahora lo agradecía pues un poco de apoyo antes de todo no estaba mal. Claro que, como desde un principio, sus amigos estuvieron para ellos, muchísimo más al saberlo aunque ellos no podían estar en esos instantes ni en la mañana gracias a que era domingo y mañana todos debían de ir a la universidad pero no podían negar que estaban al pendientes de todo a cada momento.

-¿Mañana a que hora tenéis que ir? -preguntó el padre de Guillermo.

-El padre de Luzu nos dijo que tenemos que estar con él antes de las nueve aunque no dudaba que nos quedaríamos ahí hasta la hora de comer -contestó Samuel sin perder el juego que tenía con Ofelia de no dejarla tomar el juguete.

-Los alcanzaremos una hora después -explicó- Carol no despertará antes - le susurró su madre causándole gracia, conocía de sobra a su hermana.

-Y creo que si queremos llegar a esa hora debemos de irnos ya -su padre se levantó del sofá junto a Carol quien le dio un beso en la mejilla a Ofelia y a Samuel- si hubiera algún problema mañana temprano no dudes en llamarnos.

-Claro papá -Guillermo lo abrazo, sintiendo todo el apoyo que le estaban dando en esos momentos.

-Recuerda, todo saldrá bien -su madre le dio un beso en la frente, haciéndole sonreír.

-Los vemos mañana -terminó por decir antes de que sus padres salieran del apartamento.

Guillermo suspiró una vez estuvieron de nuevo solos. Intentaría descansar todo lo que podría, aún era temprano como para dormir pero mientras más avanzaban las horas menos podía creer dormir. Samuel lo observó, entendiendo como se sentía Guillermo en esos instantes pues no estaba muy lejos de estar igual que él, sin embargo intentaba mantener la calma para no alterar a Guillermo y Ofelia pues la pequeña podía sentir lo tensos que estaban y estarlo ella también.
Se levantó con cuidado de que Ofelia también pudiera levantarse sola y se sentaron alado de Guillermo, este le sonrio apenas intentando fingir estar bien, pero Samuel lo conocía muy bien.

Ofelia || WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora