Capítulo Uno.

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El fin de semana pasó volando y resultó ser una experiencia inesperada. Luna conoció a Lucas, y a pesar de que él era bastante peculiar, rápidamente se convirtieron en mejores amigos.

Fue como un día de "Mejores amigos", aunque el chico genio no es mi  amigo.

¿Qué hacía yo con este extraño? No tenía respuestas claras, pero sorprendentemente me sentía cómoda a su lado, como si lo conociera de toda la vida. Pasar un fin de semana con él hizo que comenzara a confiar y a considerar la idea de tener una amistad.

¿Cómo pasó todo? Pues...

El sábado, Lucas se presentó temprano en mi casa en un coche rojo. Al verlo, me sobresalté. No estaba segura de querer a un desconocido "ángel", genio o lo que sea en mi casa. Aceptar su propuesta de amistad era muy diferente a tenerlo en mi hogar junto a mi hermana, así que al principio no le tenía mucha confianza.

Sin embargo, a Luna le agradó tanto que ahora siento que ella es su nueva mejor amiga, lo cual me hizo reconsiderar. El chico nos invitó a la plaza de la ciudad. Al inicio, me negué, pero Luna insistió tanto que al final acabé aceptando. Me sentía un poco paranoica por mi hermana, traté de mantenernos lejos y evitar que estuviéramos solas con él.

Estaba como una abuela paranoica, cuidando a mi hermana. No quería dejar sola , evitaba acercamientos con el chico, estuve escapando y siempre nos encontraba. Así estuve hasta que Luna fue al baño y yo me senté en una banca para esperar.

— Aún no me crees, ¿Verdad? —dijo, tomando asiento a mi lado.

— ¿Cómo sé que no me harás daño a mí o a mi familia? —contesté a la defensiva, sin rodeos.

— No soy alguien que haría algo así. Entiendo si aún no confías en mí, pero al menos disfruta estar aquí, no por mí, sino por tu hermana. —miró al frente, Luna estaba mirando a través del cristal de una tienda—. Sé tu historia. Estoy aquí por razones personales, pero... Estoy contigo porque quiero ayudarte —hizo una pausa—. No tienes que hacer todo sola. Una de las normas de mi familia es que ayudaremos a quien lo necesite y lo merezca. Te mereces la ayuda... Solo ayúdame a ayudarte.

Sus palabras resonaron en mi corazón, como si realmente entendiera lo que pasa en mi hogar y los problemas que enfrentamos. Mi alma se sintió tranquila  y por alguna razón, decidí empezar a confiar en él.

El día en la plaza fue lleno de risas y diversión, aunque admito que me costaba seguir el ritmo de sus bromas y chistes malos. Lucas era ese tipo de chico que le gusta bromear con todo y hacer chistes a otros, algo que no era lo mío, ya que soy más directa y sarcástica.

El domingo fue un día màs tranquilo y agradable. Para mi suerte, Lucas no estuvo presente. Luna y mi madre decidieron hornear pasteles juntas, creando un ambiente cálido y acogedor en casa. Yo, por mi parte, estuve ocupada trabajando durante la mañana. Al llegar a casa, me encontré con el delicioso aroma de los pasteles recién horneados.

La alegría se extendió al disfrutar de los pasteles con mi familia y compartir risas y anécdotas. Fue un día especial y también decidimos ponerle un nombre a nuestra nueva mascota, que ahora es parte de nuestra pequeña familia.

(...)

La mañana del lunes se presentó muy mal... era un caos que amenazaba con desmoronar cualquier esperanza de tener un día tranquilo. Primero, la alarma, fiel compañera de todas las mañanas, decidió hacer una huelga, y el tiempo se escapó sin piedad, dejándome atrás, sin oportunidad de llegar a la escuela a tiempo.

En segundo, Lansce, el travieso nuevo perro de la casa, había dejado un desagradable regalo en el sofá, lo que generó un inesperado castigo y una cascada de regaños por parte de mi madre, quien seguramente había tenido una mañana igual de desastrosa que la mía.

DESEÓ: Tu Tienes El Control. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora