Prelude

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previous: dónde conocemos a los mellizos Black.

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—¡Señorita Berenice! ¡Vuelva aquí, ama!

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—¡Señorita Berenice! ¡Vuelva aquí, ama!

Unos pasos rápidos hicieron temblar los cimientos de Grimauld Place, sonando por todo el techo. Kreacher sonrió victorioso, sabiendo dónde su joven ama podía estar.

Se apareció en la buhardilla, un chasquido contrastó con el silencio que había en la habitación. Con pasos inseguros se dirigió hacia la puerta que conectaba con otra habitación que solo 4 seres conocían.
—¡Señorita Berenice! Su madre se va enfadar, no haga pasar al pobre Kreacher por estos malos tragos. Sabe que no me gusta la oscuridad...

En un instante, las luces de la buhardilla se iluminaron de golpe dejando ver a una figura oculta tras unas cajas. Unos rizos azabaches se salían de una sábana,
Berenice apareció con un mohín en los labios.
—. ¡Kreacher! ¡No sabía que le temías a la oscuridad! ¡Lo siento...!— sus palabras quedaron suspendidas en el aire en cuando vio la sonrisa maliciosa del elfo— ¡No le tienes miedo a la oscuridad! ¡Elfo mentiroso!— Intentó replicar, pero Kreacher ya le había tomado de la mano y se habían aparecido en su habitación.

— Usted es tan buena, ama Berenice. Tenga cuidado con esa bondad, pueden engañarla— Bernie resopló a su elfo, el mentiroso le había engañado y ella había salido de su escondite para ayudarlo.

— Eres un buen actor, Kreach— sonrió sincera—. Pero no me tientes a deslumbrarte— dirigió la luz que entraba por la ventana hacia los pies del elfo.

Con una sonrisa de lado, Kreacher desapareció dejándola sola en la habitación. Suspiró frente al armario y cogió una túnica azul de terciopelo.

Bernie vio por el pasillo a su hermano. Indicando con un gesto a los cuadros que decoraban la pared para que guardasen silencio, se acercó sigilosamente hacia él dándole un susto y riéndose de la reacción de su hermano.

— ¡Bernie!

— ¡Ja! ¡Has perdido! ¡Me has visto!— Bernie comenzó a celebrar mientras Regulus se lamentaba y la miraba con rabia, una vez más ella había sido más inteligente.
Sirius y él llevaban todo el día molestándola, diciendo que no la veían y que se había vuelto invisible. Así que le habían hecho el vacío e ignorado, logrando que la mente de Berenice trabajase para encontrar la solución.
Y que mejor que un susto.

— Vale, has ganado. Luego se lo dices a Sirius— su hermano mayor estaba preparando el baúl para mañana, cuando por primera vez los tres hermanos cogerían el Expresso de Hogwarts juntos.
— Es extraño que lo esté arreglando tan pronto, normalmente lo haría mañana por la mañana.

Los mellizos compartieron una mirada preocupada, habían llegado a la puerta de la habitación de Sirius y podían verle metiendo la ropa sin ningún cuidado en el baúl. No hacía falta ser un genio para ver la rabia en sus facciones.

— Sígueme, Reese. Ya sé que podemos hacer— agarró al chico del brazo yendo hacia el cuarto y sacando de dentro de un cofre un Walkman escondido.
Lo sacó con aire triunfante, Regulus sonrió y sacó de debajo de su cama varios casettes, cogiendo The Dark Side of the moon de Pink Floyd.

Su tío Alphard había hechizado al aparato permitiendo que tres personas lo escucharan a la vez, pero solo ellos tres.

Se dirigieron de nuevo a la habitación de Sirius, viéndolo tumbado boca arriba, con los ojos cerrados buscando la serenidad que un niño de 12 años necesitaba, y que en Grimauld Place no se podía encontrar.
Berenice y Regulus se tumbaron cada uno a un lado suyo, le colocaron los auriculares y después se los pusieron ellos.

Sirius atisbó una sonrisa, abrazando a sus hermanos por los hombros.
Esa tarde se la pasaron escuchando Brain Damage, ajenos a lo que pasaría al día siguiente.
Sosteniéndose entre ellos, pues la sangre de un Black a veces era tan pesada que se ahogaban en sus propios cuerpos.

"I'll see you on the dark side of the moon
The lunatic is in my head
The lunatic is in my head
You raise the blade, you make the change
You re-arrange me 'til I'm sane""

Lo que Berenice no sabía, es que esa sería la última vez que aquel viejo Walkman funcionase.
No volvió a tener la oportunidad de escuchar música con sus hermanos.

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