|She is like the moonlight
caring but cold.
She is showing away,
but she still afraid.
Afraid of the darkness she become|
«Berenice Black no quería ir a la Luna, quería aprender a brillar en la oscuridad como ella»
»...
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El director de la escuela y el supuesto mago más poderoso del mundo le había pedido que fuese a su despacho y casi con certeza se trataba por el asunto de Cyrano Mulciber. Berenice no solía bajar a las mazmorras por ocio o decisión propia, aquella parte del castillo le resultaba tan fría que prefería evitarla. Pero ahora se acercaba a la Sala Común de Slytherin para buscar a su hermano sabiendo que con su apoyo enfrentarse a Dumbledore sería más sencillo.
—. ¿Se te ha perdido algo, Black?— le preguntó Evan Rosier mirándola sin expresión y con las manos metidas en sus bolsillos.
—. No, pero si pudieses decirle a mi hermano que estoy aquí, te lo agradecería.
Él asintió y entró a su sala común pronunciando en voz baja la contraseña. La Ravenclaw se quedó apoyada en la pared tanteando su varita por si llegaba a necesitarla con una mano y jugando con la luz que emanaba un candelabro con la otra. Pronto comenzaron a salir varias serpientes, sobre todo de cursos mayores, porque tenían clase a esa hora. Entonces vio a Regulus con su sonrisa bonachona y su mirada familiar, enseguida se dieron un abrazo y en medio de este Berenice creyó escuchar una risa a poca distancia suya, demasiada tal vez. Movió con sus dedos la luz hacia donde lo había creído escuchar y abrió los ojos asombrada al ver ocultos bajo una capa a su hermano mayor y a sus amigos.
Comenzó a buscar con la mirada cualquier indicio de broma, peligro u objeto potencialmente dañino y musitó un "mierda" al encontrar una jaula de Duendecillos de Cornualles escondida tras una armadura—. Regulus, vámonos— le pidió a su mellizo intentando librarlo del caos, pero fue un intento fallido ya que con un movimiento de varita de James la jaula se volcó provocando un desastre.
Centenares de aquellas diminutas criaturas crearon un apoteósico pánico en las Mazmorras, quejidos y gritos de pánico fueron la banda sonora de la broma de los Gryffindors. Berenice vio como tiraban de las orejas, robaban varitas y destrozaban libros a la vez que cualquier cosa que pillasen. Ella se deshizo rápidamente de varios y vio como Regulus luchaba contra uno que intentaba quitarle algo del bolsillo, su mellizo parecía muy preocupado.
Berenice intentó ayudarlo pero no se le ocurría nada—. ¡Petrificus totalus!— pronunció y todas las criaturas se congelaron, Regulus miró asustado como un amigo suyo que había sido colgado en un candelabro por uno de los duendes caía al suelo quejándose del dolor.
—. ¡Lambert!— gritó yendo corriendo a ayudarlo. Entonces reconoció a su hermano mayor riéndose de sus compañeros de casa escondido con sus amigos y lleno de rabia fue a enfrentarlo—. ¡Sirius!