|She is like the moonlight
caring but cold.
She is showing away,
but she still afraid.
Afraid of the darkness she become|
«Berenice Black no quería ir a la Luna, quería aprender a brillar en la oscuridad como ella»
»...
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Pronto el cielo era azul y las flores lucían más bonitas, pronto el ambiente era más cálido y el sol tostaba la piel de los estudiantes, pronto las sombras de los árboles junto al arroyo eran más que solicitadas y pronto la banda sonora de los terrenos se convirtió en las risas de los alumnos que disfrutaban al aire libre. Pronto fue verano.
Los días eran más largos y la noche tardaba mucho más en llegar, sin embargo Berenice no se había percatado de ello porque su nariz estaba metida en los libros de la biblioteca dispuesta a sacar las mejores notas posibles. Kerry-Ann y ella siempre estaban rodeadas de libros, olían a tinta y más de una vez estornudaban por sus plumas a la vez para después romperse a carcajadas sin ser expulsadas por Madame Prince, puesto que eran la única compañía de la mujer. Y cómo he dicho, más pronto que tarde, numerosos carruajes esperaban en la puerta del castillo para llevar a los alumnos hacia Hogsmeade, en las paredes del castillo se escuchaban risas y algún que otro beso furtivo y además Peeves amenizaba la despedida lanzando harina a sus víctimas preferidas.
—. ¡Ann!— gritó Berenice a la pelirroja cuando consiguió interceptarla en la sala común, arrebatándole el baúl con un movimiento de varita e impidiéndole que se marchase. La chica Brown llevaba evitándola desde que los mellizos Black escucharon la disputa en el despacho de Dumbledore—. ¿Vas a seguir ignorándome?
Kerry-Ann suspiró sin siquiera mirarla—. Perderemos el carruaje, Berenice.
—. Parece que no lees— comentó la morena provocando su confusión—. Eres mi amiga, Kitty. Deberías de haber leído suficientes novelas juveniles como para saber que una amistad no se echa a perder si merece la pena.
—. No lo entiendes— murmuró con una voz algo más seca.
—. No quieres explicármelo, que es distinto— puntualizó—. Y sé que no tienes pensarlo hacerlo, pero aún así estoy aquí para ti ¿vale? Los problemas pesan un poco menos cuando este se reparte.
Berenice Black observó cómo la mirada miel de su amiga se iluminaba un poco y sus labios temblaban amenazando con formar un puchero. La morena no necesitaba escuchar lo que le ocurría de la boca de la pelirroja, ella ya tenía alguna idea y a pesar de que su curiosidad siempre estaba ahí, sabía que lo importante era el apoyo que debía de ofrecer Kerry-Ann. Porque cuando se trataba de su amiga, todo lo demás carecía de su atención.
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Los Merodeadores habían despedido su tercer curso dándole honor a su fama porque aunque el resto de la gente no lo sabía, estaban preparando algo que los calificaría como magos poderosos y les otorgaría la capacidad de ayudar a su amigo... además de poder transformarse en animales. En efecto, la idea de convertirse en animagos se había convertido en el principal objetivo del grupo a pesar de que sabían que era muy complicado.
