Grace Collins es una chica de 19 años que vive con su madre, una mujer alcohólica y drogadicta que la trata a su antojo. Pero todo cambia cuando decide venderla con un hombre llamado James Hiddleston. Él es un delincuente muy adinerado.
Después de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al día siguiente me despierto un poco temprano, tengo que ver como sigue Adam. Voy a su habitación, pero no lo encuentro. Bufo y me acerco a su cama. Encuentro una nota firmada por él:
"Grace, tenía que salir, James me pidió hacer unos trabajos por él, mi pierna esta mejor. Estaré bien, no te preocupes. PD: Sabía que entrarías a mi habitación...te quiero. Adam."
Sonrío y dejo la nota en la cama. Me levanto y vuelvo a mi habitación. Espero que Adam llegue rápido, me preocupa que ande por ahí con la pierna en ese estado. Busco una toalla y entro al baño para darme una ducha. Abro el grifo y dejo que el agua corra un momento. Comienzo a quitarme la ropa y después entro a la fría lluvia que sale del grifo. Pienso en Adam, ¿en dónde estará? ¿Con quién? Me pregunto si en verdad su pierna sigue bien. Después de un rato salgo envuelta en una toalla. Busco un poco de ropa para cambiarme, pero algo me detiene. Afuera de mi habitación escucho unos ruidos extraños, por un momento los ignoro, pero siguen, es como si alguien estuviera afuera. Me acerco a la puerta y giro la perilla para salir. Comienzo a voltear hacia todas partes, pero no veo a nadie. Me doy la vuelta para regresar a mi habitación, pero de pronto siento como alguien me toma de la cintura, seguro es Adam. Antes de que pueda voltear a verlo, me tapa la boca con su mano.
-Hola, preciosa.-me susurra una voz que no es la de Adam.- James sí que se consigue buenas putas.
¿Puta? No sé quién rayos es, pero me da asco, odio cada palabra que me susurra, es completamente...asqueroso. Ni siquiera puedo intentar gritar, aunque de todas formas, ¿quién podría oírme? No hay nadie aquí conmigo.
-Y acabas de salir de la ducha, joder, quiero darte hasta cansarme.
Esto es completamente asqueroso, desearía tanto que Adam estuviera aquí. No me queda otra opción más que morder su mano, de esa forma logro que me suelte. Intento escapar pero vuelve a atraparme.
-Maldita, perra.-gruñe y me toma de los brazos.
-Suéltame, ¿Quién eres tú?
-Oh, cierto, no me he presentado. Soy Dwayne.
-¿Qué es lo qué quieres?
-Bueno, preciosa, vine a arreglar unos asuntos con James, pero veo que él no está, entonces, tendré que divertirme un rato contigo.
-No, James es mi padre, sí me haces algo él te va a matar.
-Que miedo.-ríe.- estoy temblando, él estúpido de James no puede tocarme.
-Vete de aquí.
-No sin antes haber disfrutado de este cuerpo.-me mira de arriba a abajo.- Nos vamos a divertir mucho.
Me toma de las manos y comienza a besarme a la fuerza. No puedo defenderme es un millón de veces más grande que yo. Me lleva hasta la habitación de Adam y me tumba en la cama. Se pone sobre mí y me besa nuevamente.
-No...déjame....-suplico.
-Cállate, me agradecerás haber hecho esto.
-Nunca, me das asco, maldito bastardo.
-¡Cállate, perra barata! –Me da una bofetada.- No vuelvas a gritar.
Siento sus manos por todo mi cuerpo, me besa sin cuidado, me lastima. Todo es completamente asqueroso. Esto es todo. Después de que acabe de violarme me matará o algo por el estilo, para no dejarle ninguna pista a James. No quiero ni imaginar cómo le afectará esto, y a Adam. No puedo evitarlo y comienzo a llorar, jamás pensé que todo acabaría de esta forma. Esta a punto de quitarme la toalla, que es lo único que me cubre, cuando de pronto escucho que la puerta del cuarto se abre de una patada. Dwayne se detiene y voltea a ver quién es. Me levanto un poco y acomodo mi toalla. Lo veo, se nota tan enfadado, lleno de ira por haber visto como ese hombre estuvo a punto de violarme.
-¡Bastardo, suelta a mi chica! –grita Adam.
Dwayne se levanta y avanza hasta Adam y antes de que pueda golpearlo, Adam le apunta con una pistola. Dwayne retrocede, pero inmediatamente saca una navaja de su pantalón, me levanta de la cama y pone la navaja en mi cuello. Ahora me tiene de rehén.