Grace Collins es una chica de 19 años que vive con su madre, una mujer alcohólica y drogadicta que la trata a su antojo. Pero todo cambia cuando decide venderla con un hombre llamado James Hiddleston. Él es un delincuente muy adinerado.
Después de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me quedo completamente mudo, sin poder decir una sola palabra, ¿qué podría decirle?
"Tengo esa placa porque quiero jugar al policía contigo"
Es completamente estúpido.
-¿Me vas a contestar?-insiste.
-Grace, eso es...
-¿Qué está pasando, Adam?
-Te dije que no entraras a mi habitación ¿por qué lo hiciste?
-¡Antes respóndeme tú!
Trago saliva.
-Ayer en el tiroteo, logré darle a un maldito policía, luego lo despoje de todas sus cosas de valor, no me había dado cuenta que también había agarrado su placa.
-¿Cómo sé que no mientes?
-¿Para qué querría yo eso?
Se queda un momento seria.
-Créeme.-suspira.
-De acuerdo, creo que mejor se la daré a James.
-¡No!...quiero decir, yo lo hago.
-Pero, creo que mejor...
-Enserio, preciosa.-me acerco a ella.- Yo lo hago.
Me sonríe y me entrega la placa.
-Está bien.
Le doy un fuerte abrazo y suspiro. Estuvo a punto de descubrirme, por más que la ame, no puedo decirle que soy un policía, está vez enserio arruinaría todo.
Me separo lentamente y la beso.
-Te tengo una sorpresa.-digo.
-¿Una sorpresa?
-Sí, ya verás, te va a encantar.
-Todo lo que tú haces me encanta.-sonrío.- Creo que me daré una ducha.
-¿No quieres que te acompañe? –río.
-Eres un pervertido.
Sonríe y se aleja de mí. Bufo y paso mi mano por el pelo. Tengo que esconder esta estúpida placa en algún lugar, esto no se puede volver a repetir, por suerte no encontró mi identificación del FBI.
Cuando termino de guardar todo con seguridad, bajo las escaleras para ir a la sala, necesito organizar la sorpresa para Grace. La puerta se abre, volteo rápidamente, es James.
Me acerco a él, se ve algo pálido.
-¿Estás bien?-le pregunto.
-Sí...algo cansado.-tose.- no te preocupes.
-Joder, trabajas demasiado, hombre.
-Harrison nos ha necesitado mucho, atraparon a dos de los nuestros, no sé si los recuerdas, eran Morgan y Tom.
"Sí, James, por supuesto que los recuerdo"
-No en realidad.-miento.
-Lo peor de todo es que ellos eran la mano derecha de Harrison, ahora está buscando alguien que le ayude, creo que me quiere a mí.
-No creo que sea buena idea que te metas en eso.
-¿Por qué?
-James, es más peligroso que en lo que estás ahora, tienes a tu hija, te necesita.
-Eso es cierto...pero...
-No hay excusas.
-Por cierto ¿dónde está?
-Se está duchando.
James comienza a toser descontroladamente, se pone papel sanitario sobre la boca y veo que termina lleno de sangre, ¿qué le está pasando?
-James, ¿eso es sangre?
-Sí, no entiendo por qué, me ha estado pasando esto cada vez que toso.
-Tienes que visitar a un medico.
-No, tan sólo es por la edad.
-Vamos, James, no eres tan viejo ¿Cuántos años tienes?
-Cuarenta y uno.
-¿Lo ves? No creo que sea por eso, tal vez es algo más.
-No lo creo.
Pongo los ojos en blanco y suspiro.
-Como sea...quería pedirte algo.
-¿Qué cosa?
-¿Me dejarías llevar a Grace a un lugar especial?
-¿Para qué te la cojas? No.
-¿Qué? No, claro que no. Tan sólo quiero darle una sorpresa.
-¿A dónde exactamente?
-Es...secreto.
-Entonces no.
-Ay, carajo, James, sabes que yo la cuidaré.
-Dije que no.
-Mierda.-digo entre dientes.- James, de verdad, te prometo que estará bien conmigo.
Él rodea los ojos, pone su mano en frente y se queda pensando un momento.
-¿Entonces?
-¡Está bien!-exclama.
Esbozo una gran sonrisa.
-Gracias, James.
-Sólo escúchame bien, si llegas a hacerle algo, date por muerto.