Grace Collins es una chica de 19 años que vive con su madre, una mujer alcohólica y drogadicta que la trata a su antojo. Pero todo cambia cuando decide venderla con un hombre llamado James Hiddleston. Él es un delincuente muy adinerado.
Después de...
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Al despertar, encuentro una hoja de papel a mi lado. Suspiro y me tallo los ojos. Extiendo el brazo, para poder tomar la nota. La pongo frente a mí y comienzo a leer.
"Grace, tengo una sorpresa para ti. Arréglate y te veré abajo.
James."
¿Una sorpresa? Espero que no se trate de una broma. Estar con James me ha ayudado a no pensar en Adam. Me hace sentir mejor. Eso es lo que hace un padre, ¿no? Él es el mejor papá.
Hace unos días vi a Adam. Se veía algo apurado, tanto que ni siquiera se dignó a mirarme. Vamos, Grace, ¿que más señales quieres para darte cuenta que en realidad no le importas? Me ha lastimado de todas las formas.
Después de darme esa relajante y larga ducha -donde la mayoría del tiempo pensé en Adam- Busco un poco de ropa, algo cómodo: una blusa de cuadros color azul de botones, unos pantalones de mezclilla color negro. Y tenis, por supuesto. Es exactamente lo que me gusta usar. Cepillo mi cabello, pero no lo sujeto, prefiero llevarlo suelto.
Al terminar de arreglarme, bajo, como me lo ordenó James en la nota. Miro a todos lados buscándolo, pero no hay una sola persona aquí. Tal vez tuvo que salir. Lo comprendo, tiene muchas cosas que hacer.
Abro la puerta de madera, para poder entrar a la cocina. Tampoco hay nadie aquí. Me acerco a la barra, y encuentro un vaso lleno de una bebida, que al parecer es jugo de naranja. Pero también hay una nota.
"Quizás deberías desayunar algo antes.
James."
Otra de James. Supongo que sigue por aquí. Me encojo de hombros y tomo el vaso, para beber el jugo. Sabe algo distinto, pero nada fuera de lugar. Sin embargo, comienzo a sentirme algo mareada y confundida. Ahora... sólo deseo dormir. Lo último que escucho, es el vaso hacerse añicos en el suelo.
Respiro un olor delicioso, es como... a flores, me gusta. Descanso sobre una cama que me resulta vagamente familiar. Observo el lugar detenidamente. Ya había estado aquí anteriormente. Me levanto de la cama y comienzo a caminar por la gran habitación. ¿Cómo llegué aquí? ¿Acaso me drogaron? ¿Acaso James hizo esto? Todo es tan confuso, todavía me siento algo mareada, no debí de haber tomado ese jugo.
-Hola -escucho una voz que me sobresalta. Me volteo inmediatamente, y veo a quien menos lo esperaba. Viste una camisa de botones, me resulta extraño, no son muy comunes en él. También usa unos pantalones de mezclilla azul marino. No puedo ver mi rostro, pero seguro luce lleno de sorpresa.
-¿Qué... qué haces aquí, Adam? -Agito la cabeza- Mejor dicho... ¿Qué hago yo aquí? -me corrijo.