Epílogo

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Al fin solas- Camila sonrió y besó de manera sorpresiva a su esposa.
-¿Pero qué...?-
-Un pequeño accidente la cortó ella cuando Lauren descubrió que no había un cierre en su vestido.
-¿No te quedó?- sus mirada mostraba diversión.
-¡No te rías de mí!-
-No lo hago- Lauren estalló en carcajadas.
-La noche de bodas más romántica- dijo ella de manera sarcástica. Se dirigió a la cama y se metió bajo las sábanas.
Pronto sintió un peso sobre ella.
-Aún me debes algo, no te puedes dormir-
-Sí puedo- Camila tapó su cabeza.
Lauren sonrió. Su primer noche de bodas había estado llena de cursilería y timidez. En esta ocasión, forcejeaba con su mujer para poder siquiera verle el rostro. Definitivamente cada evento siempre sería diferente y especial.
-Vas a ahogar al bebé-
-La bola está bien, excepto por la parte donde la aplastas-
-No estoy aplastando a la bola-
-Pero a su madre sí-
-Camz, este momento es para hacer el amor-
-No. No hay romanticismo en tus palabras- Camila destapó su rostro- No pienso entregarme a una persona que no es romántica-
-¿Entregar?-
-Es nuestra noche de bodas, Lauren. Es como si fuera virgen- su esposa sonrió.
-¿Cómo puedes decir eso cuando tienes un pequeño gran bulto que demuestra lo contrario?-
-Como siempre, contradiciendo mis palabras y arruinando el momento en el que me quiero sentir virginal. Gracias, Jauregui-
-Yo solamente di mi opinión-
-Sí, Lauren. Ya sé que piensas que estoy más pisada que un parque los días domingo- Lauren soltó una carcajada.
-Mejor comienzo a quitarte el vestido- ella lo miró.
-De acuerdo. Pero sólo porque ya no lo soporto y me lo quiero quitar-
-Claro-
Ella comenzó a desamarrar la cinta del vestido. Camila soltó unas risitas.
-¿Qué estás haciendo?-
-Pensé que sería mejor terminar de quitar el listón con la boca-
-¿Y los besos?-
-Tómalos como un bono-
Con mucho cuidado, le sacó el vestido por la cabeza. Se inclinó hacia ella y volvió a tomar posesión de sus labios al momento que comenzaba a acariciarle los pechos. Ese dia Camila no llevaba brasier.
-¿Sabes que esto es cada vez más incómodo?-
-Tú querías que mi pancita creciera, no te quejes-
-Y no lo hago. Sólo que ahora debo ser más creativa- ella rodó los ojos.
-¡Pareces un hombre Lauren!- Camila se incorporó y de un momento a otro ya estaba sobre su esposa. Un pequeño quejido se escuchó.
-Camz, ya pesas mucho-
-No seas grosera, Jauregui- Lauren sonrió.
Se incorporó con su mujer sobre ella y la volvió a besar tiernamente. Camila dirigió sus manos a su cabellera y comenzó a tirar de este suavemente mientras su esposa soltaba pequeños gemidos que se ahogaban entre sus labios. Poco a poco Lauren fue bajando hacia la garganta de su esposa y se hizo de ella como un vampiro lo haría de su víctima. Los chistes y las bromas se habían terminado. En ese momento sólo quedaban ellas dos y una inmensa pasión que desbordaban por dentro.
Suavemente Lauren la volvió a recostar en la cama y le quitó la última prenda que le quedaba a ella. Por su parte, Camila estiró sus brazos y se deshizo del la ropa de Lauren que pronto se encontró en el piso. El resto de la ropa no tardó en unírsele.

Ella se recostó de perfil y Lauren a sus espaldas para comenzar a penetrarla suavemente con cada una de sus embestidas. Lauren le acariciaba el cuerpo y daba tiernos besos a su espalda.
Camila entrelazó sus manos y ambos se fundieron en un beso. Todo esto sin que su Esposa dejará de moverse dentro de ella.

(...)

-¿Listos?-
-¡No!- Lauren miró mal a su mujer.
-Ya habías aceptado-
-¿Pero por qué, por qué quieren rayar mi pancita con la bola dentro?-
-Para escribirle cosas bonitas, tomarle muchas fotos y cuando la bola nazca, enseñárselas- Lauren, James y Karina le mostraron su mejores sonrisa.
-De acuerdo- aceptò no muy convencida.
Las tres personas que ella más amaba comenzaron a rayar su estómago. Lauren apoyaba a sus hijos diciéndoles qué era lo que debían poner. Camila algunas veces reía ya que los marcadores le provocaban cosquillas. También el bebé se había cambiado de posición más de una vez.
-¡Una obra de arte!- exclamó Lauren cuando terminaron.
Las fotografías no se hicieron esperar. Lauren había activado el disparador automático y todos se habían colocado junto a la embarazada mientras sonreían a la cámara. Fue una sesión de fotos interminable.
-Camz...-
-Dime-
-Si te dijera que los marcadores eran permanentes, ¿te enojarías?-
-Muchísimo. Pero yo sé que tú revisaste los marcadores cuando los compraste- ella sonrió sin mostrar su hermosa dentadura al momento que asentía.
-Porque lo hiciste, ¿verdad?- esta vez ella negó.
-¡Lauren!- su esposa le tapó la boca con su mano.
-No grites, no grites-
-¡Jauregui!-
-Shhh... te aseguro que se borrara en dos, tres o cuatro días. Incluso una semana-
-¿Semana?-
-Tranquila. Tu pancita se ve hermosa. Te aseguro que cuando volvamos de la luna de miel ya se habrá borrado-
-Lauren-
-¿Sí?-
-Regresamos en dos días- Lauren mordió la lengua con sus dientes al momento que le sonreía tiernamente.
-Entonces no-

(...)

-¡Lauren!- Camila gritó desde el baño
-¿Mmm...?- preguntó Lauren aún adormilada.
-¡Jauregui!-
-Sí hay papel, yo lo puse en la madrugada- Lauren se tapó con la colcha y se giró.
-¡Se me rompió la fuente!-
-Camz, no hay una fuente en el ba...- ella abrió los ojos rápidamente al comprender lo que pasaba. Quiso salir corriendo pero se enredó la colcha cayendo al piso como un bulto.
Un quejido se escuchó por parte de Camila debido a que los dolores iban en aumento. Mientras tanto, Lauren seguía luchando en el suelo.
Una vez que pudo librarse se dirigió con su esposa.
Ella estaba recargada del lavabo tratando de controlar una fuerte contracción. Lauren la llevó a la cama y salió disparada a gritar por la casa que el bebé estaba por nacer.

(...)

-¡Puja màs fuerte, Camila!- ella obedeció una vez màs lo que le indicaba su amiga.
Lauren miraba asombrada, también con miedo lo que estaba pasando.
-Vamos, bebé. Tú puedes-
-Lauren...- Camila estaba completamente sudada y su respiración era agitada.
-Dime, princesa-
-No te desmayes-
-Haré todo lo posible- Camila emitió un brutal grito y junto con ella se pudo escuchar un llanto.
-¡Es una niña!- mencionó Vero.
Lauren miró a su esposa con los ojos cristalizados y una enorme sonrisa en su rostro.
-Ya somos Mamás- le dijo en un susurro. Ella asintió mientras unas lágrimas se escapaban de sus ojos. Lauren le dio un beso en la frente y la abrazó tiernamente.
Su amiga le entregó a su hija y Lauren la acercó a su esposa.
-Te dije que era mi pequeña Kenia. Nuestra pequeña Kenia-

Dos años màs tarde...

-Ocho, nueve, diez... listos o no, allí voy-
-Cállate-
-Shhh...-
-¿Dónde están mis bebés?... ¡aquí están!- Lauren se asomó detrás del sillón pero no había nadie ahí. James aprovechó la oportunidad y salió corriendo para salvarse.
-Aún me faltan las princesas... ¡y están aquí!- ella corrió la cortina, pero una vez más se había equivocado.
-¡Me salvé!- gritó Karina.
-Eso no es justo- refunfuñó su madre- ¡Ya sé!... Karina, mi amor. Ven con mamá-
-Eso es trampa- la reprendió su hijo.
-Kenny, no salgas- gritó.
-Además, la escondimos muy bien- mencionó la pequeña. A Lauren se le vino a la mente el posible lugar.
Ella entró a la habitación de la primer planta y se agachó a la altura de la cama. Lauren se inclinó hacia un lado y en ese momento otra personita realizó la misma acción que ella.
Lauren sonrió al verla. Simplemente era idéntica a su mujer.
Piel clara y su cabello era oscuro como el de Camila. También tenía el cabello Lacio, era incluso más lacia que su hermano y su madre. A Lauren le gustaba esponjarlo y decir que era una afro, pero cada vez que lo hacia su mujer la regañaba.
Los ojos eran de un color negro y cada vez que sonreía estos se hacían pequeños... igual que a su esposa. Una de las pocas cosas que había heredado de ella era un solitario hoyuelo en su mejilla derecha. Este se hacía presente cada vez que la niña sonreía.
-¡Te atrapé!- Kenia soltó un grito.
Lauren la tomó en brazos y la llevó a la sala junto a sus hermanos, pero cuando llegó a esta encontró a su mujer sentada en el sillón con la mirada prohibida.
-¿Sucede algo?-
-Salió positiva- ella miró a su mujer y luego al objeto que sostenía en su mano. Repitió la misma acción una y otra vez hasta caer en la cuenta de que se trataba de una prueba de embarazo.
-¿Positiva?- ella asintió enérgicamente.

La Gran Mentira (Camren G!P) [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora