Capitulo 70

6.1K 282 11
                                    


-¿Y quién es  ella?- preguntó Lauren.
-Mi asistente- contestó Camila.
-Creo que le guste- ella solo sonrió.
-¿Ah, sí? Pues no lo creo porque está casada-
-Una nunca sabe- Camila ya no dijo nada. No le daría el gusto de pensar que ella estaba celosa.
En ese momento Cece se volvió a acercar a ella para entregarle unos documentos.
-¿Y Tony?- preguntó Camila. A Cece inmediatamente se le iluminó el rostro. Ella estaba perdidamente enamorada de su esposo.
-Trabajando. Le dio mucho gusto saber que regresaría, así podrá estar presente en la fiesta de Oscarcito- Camila asintió.
-No me he olvidado de su cumpleaños- después de firmar unos papeles, Cece se volvió a retirar.
-¿Y tiene mucho tiempo aquí?- Camila miró a Lauren divertida pero le contestó.
-Cuando yo entré a esta empresa ella ya estaba aquí. Estaba en recepción- Camila sonrió- Fue con la primer persona que crucé palabra-
-¿Y ahora es tu asistente?- Camila asintió mientras se dirigía al elevador con los niños. Lauren la siguió.
Cuando el elevador se encontraba subiendo Camila recibió una llamada, ella solo apretó los labios y contestó con un “está bien”.
-Se quedarán un momento en la oficina de Elizabeth-dijo Camila cuando salieron del elevador.
-¿Por qué?- preguntó James.
-Porque hablaré con una persona en mi oficina- les explicó de manera cariñosa- Pero será rápido- Camila siguió caminando, insertó su tarjeta a un lado de la puerta y colocó la palma de su mano en un reconocedor. La puerta se abrió. Los niños entraron junto con Lauren.
-Ya vuelvo- dijo ella y después cerró la puerta.
Camila se encaminó decidida a su oficina, pero cuando la abrió se llevó una sorpresa al darse cuenta que la persona que se encontraba sentada frente a su escritorio no era la ella pensaba recibir.
-¡Buenas tardes ingeniero!- la saludó un hombre de unos cuarenta y tantos años mientras se levantaba.
-¡Buenas tardes…!- Camila hizo una seña indicándole que no sabia con quien se encontraba hablando.
-Marverick- dijo rápidamente aquel hombre- Soy el licenciado Marverick. Mi cliente, el señor Symon, me ha enviado para tratar unos asuntos de negocio con usted-
-Lo siento- contestó ella mientras tomaba asiento y le indicaba que se sentara- Pero los ingenieros Mendes ya le habían dejado en claro al señor Cowell que a la empresa no le interesa ningún tipo de negocio con él-
-Ni siquiera ahora que la empresa está perdiendo dinero en Miami- Camila sonrió.
-Vaya, al parecer ya están muy bien enterados de lo ocurrido-
-Así es, pero al señor eso no le importa-
-Llevamos bien la situación- respondió ella.
-Pero no sabemos por cuanto tiempo-
-Eso es algo que solo le incumbe a Mendes
-Bien, yo solo quería informarle que el señor tiene una nueva oferta- Camila lo miró sin sorprenderse.
-¿Y cuál es?-

(...)

Lauren estaba jugando con los niños dentro de la oficina. Era raro estar allí dentro, pero a los niños parecía no importarles, seguramente estarían acostumbrados.
Camila entró instantes después y les dijo que tenían que salir nuevamente. Los niños asintieron y Lauren se molestó un poco por el hecho de andar de un lado a otro.
-Si quieres te puedes quedar- fue lo que le respondió Camila sin más. Lauren refunfuño algo contra ella y la siguió.
En el trascurso del camino Lauren ya no dijo nada, optó por ignorarla pero a ella pareció no importarle.
El viaje fue un poco tardado, cuando llegaron los niños reconocieron rápidamente el lugar. Bea se hacía cargo de aquella empresa. Todos entraron y Camila se dirigió con una recepcionista que inmediatamente los dejó subir a la tercera planta.
Camila caminó directamente hacía una puerta, esta tenía un nombre grabado. “Ing. Miller” “Vicepresidente” fue lo que leyó Lauren. ¡Lo que le faltaba!, entrar a la oficina de Bea. Como la vez anterior Camila entró con ayuda de su tarjeta, se puso tras el escritorio y comenzó a sacar papeles del cajón. Una vez que encontró lo que querían salieron una vez más y volvieron a la empresa anterior. Lauren ya estaba aburrida de tanto viaje, y los niños comenzaban a estarlo. Camila notó eso en los últimos y aceleró un poco más.
Cuando llegaron a la empresa se dirigieron una vez más al elevador pero Camila los detuvo.
-El señor Cowell llamó- le informó su asistente.
-Llámele y dígale que no lo necesitamos- le contestó Camila mientras sonreía victoriosa. Lety compartió su alegría mientras sonreía también, se dio la vuelta y se retiró.
Subieron al elevador y Camila los llevó hacia su oficina. Era enorme y lujosa, era de color gris, más no era un gris deprimente, sino todo lo contrario. En algunas partes combinaba el gris con el blanco lo cual producía mucha luz. Tenía un ventanal que ocupaba más de la mitad de la pared, Lauren se acercó a el y pudo observar la ciudad desde allí, era una hermosa vista. Los sillones eran de un color rojo extravagante que resaltaban ante el gris de su oficina, sobre su escritorio una hermosa Sony Vaio J resaltaba impecable y detrás un estante llenó de libros y carpetas. Los niños también se acercaron al ventanal y se apoyaron de este para observar la ciudad. Lauren no podía creer que Camila estuviera llevando un tipo de vida como esa. Recordó años anteriores, cuando ella la iba a dejar a su trabajo y Camila no necesitaba de un chofer, cuando ella conducía un pequeño mini Cooper, no un Mercedes CLS, cuando trabajaba en una pequeña y poco reconocida empresa, no en una cadena internacional como lo era Mendes, cuando trabajaba junto a sus demás compañeros en un pequeño cubículo donde apenas y cabían sus cosas, no en una oficina demasiado sofisticada, con una vista excelente que distaba a años luz de su antiguo lugar de trabajo, sin duda alguna, los años ya se habían interpuesto entre ellas.
En ese instante el teléfono de la oficina comenzó a sonar y Camila contestó.
-¿Qué pasó Cece?- preguntó- ¿Qué es lo que quiere? ¿Ahora? Está bien, dígale que pase en un momento- fue todo lo que escuchó Lauren. Camila les explicó que iba a entrar una persona a hablar con ella y los niños preguntaron si podían estar en la otra sala. Camila sonrió y les abrió la puerta, Lauren también pasó y se dio cuenta que esa otra sala era más bien un lugar discretamente construido para los niños. Había juguetes, colores, libros y muchas cosas más que a los niños les serviría para no aburrirse. Camila se inclinó y los abrazó para besarlos en la frente y repetirles lo mucho que los amaba, ellos también la abrazaron y comenzaron a hacerle tiernas caricias hasta que el sonido de la puerta los interrumpió. Camila les dio un último beso y les dijo que no gritaran mucho mientras salía de allí. Lauren pensó que tal vez eso era imposible porque en el poco tiempo que llevaba con los niños se había dado cuenta que ellos no paraban de correr, de reír, de gritar y de cantar.
Camila se sentó en su asiento y gritó un “adelante”. Esta vez la persona que entró fue un hombre de unos treinta y cinco años, alto, cabello lacio y negro de piel morena clara con unos ojos hermosos de un gris penetrante y oscuro, y un cuerpo musculoso como el de un mismísimo Dios griego. Lucía muy bien, y tenía un porte que demostraba poder.
Camila se levantó.
-Señor Cowell- saludó Camila con una sonrisa fingida. Él sonrió y la recorrió con su mirada deteniéndose en el escote de sus pechos. Camila inmediatamente cambió su sonrisa por un gesto de desagrado y disgusto.
-Camila Cabello- saludó mientras pasaba su lengua por sus labios de una manera tan sensual que cualquier mujer hubiera caído ante él.
-¿En que puedo ayudarle?- preguntó ella mientras le indicaba que se sentara pero él no lo hizo, en cambio, se dirigió hacia el ventanal y observó detenidamente.
-He venido a hacerle una propuesta-
-¿Su mejorada propuesta?- preguntó ella de manera burlona.
-No- contestó mientras se giraba a verla y clavaba su mirada en ella- Esta es una propuesta más personal. Esto es algo entre usted y yo- Lauren que se encontraba cerca de la otra puerta escuchaba todo atentamente.
-¿Y cuál es esa propuesta?-
-Quiero que se case conmigo- Lauren casi se cae del impacto que causo en ella esas palabras. Camila no mostró ninguna emoción.
-¿Cómo por qué me he de casar contigo Symon Cowell?-
-¿Por qué no has de hacerlo?- contestó astutamente con otra pregunta.
-Porque no te conozco-
-Podemos salir- dijo sin preocupación.
-Estoy casada- el sonrió ampliamente.
-Camila, tanto tú como yo, sabemos que eso se puede resolver tan fácilmente y en muy poco tiempo- ella no dijo nada, así que continúo- Una vez que seas mi esposa, te harás cargo de la vicepresidencia de mi empresa, tú oficina será más grande y elegante que esta, y se encontrará al lado de la mía por supuesto. Nuestras oficinas estarán conectadas, y podrás disponer de todo lo mío tanto como quieras-
-Se te olvida algo- lo interrumpió Camila Yo tengo dos hijos-
-Dos encantadores hijos querrás decir. Conozco a los pequeñines y no me importa en absoluto nada de eso- dijo mientras se volvía a girar al ventanal- No me importa que seas divorciada y tengas dos hijos, lo que me importa es que seas mi esposa y nuestro matrimonio no se rompa-
-Entonces lo único que buscas es un buen negocio- le dijo ella. Él sonrió mientras negaba con la cabeza.

La Gran Mentira (Camren G!P) [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora