VII

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[Punto de Vista Rosa]

Siempre me había imaginado a mí misma recorriendo mil lugares, viajando a mil sitios diferentes y perdiéndome en cada uno de ellos. Dublín había sido desde bien pequeñita uno de mis destinos deseados. Y en esos momentos estaba cumpliendo ese sueño. Sus calles, su ambiente, la amabilidad de su gente, el tímido sol que asomaba entre las nubes... Llevaba varias horas atrapada en todo ello, tal y como siempre había fantaseado.

Lo que nunca hubiera imaginado era hacerlo de la mano de alguien como Niall. Me abrazó con fuerza cuando nos adentramos en el camino de tierra que daba acceso al St. Stephens Green y sonreí como una niña a la que acababan de hacer el mejor regalo de su vida. Sostuve sus manos, apoyadas en torno a mi cintura, y seguimos caminando con algo de dificultad al no querer interrumpir nuestro abrazo.

- ¿Te gusta? -Preguntó, probablemente tras comprobar lo muy ensimismada que me hallaba observando todo lo que conformaba ese hermoso parque.

- Es muy... Verde. Todo es verde -suspiré-. Es precioso -dije, al fin.

- Como toda Irlanda -me abrazó más fuerte, dejando escapar una risa-. Y como tú -susurró.

Giré la cabeza ligeramente para encontrarme con sus ojos azules. Tenían ese brillo especial que hacía que pudiera evadirme de todo y me pregunté si alguna vez, si eso acababa, podría querer tanto a alguien como quería a Niall. Me pregunté si algún día, si se iba de mi lado, volvería a sentirme como él me hacía sentir en todo momento.

Deshizo nuestro abrazo y sostuvo mi mano derecha tras depositar un suave beso en un extremo de mi frente.

- Hay un estanque muy bonito siguiendo este camino -señaló a su izquierda y sin necesidad de decir nada más nos desviamos hacia él-. Te va a gustar -aseguró.

Así fue. Todo allí parecía sacado de un cuento. Dirigió nuestros pasos hacia un gran tronco que sostenía un imponente árbol que no supe identificar, tal vez porque la emoción del momento me impedía pensar con claridad. Se sentó a sus pies y me instó a que hiciera lo mismo. Me coloqué entre sus piernas y me abrazó por detrás, dejando un beso en la parte posterior de mi cabeza.

- Qué tranquilidad -musité.

No había un solo ruido molesto a nuestro alrededor. Una pareja estaba sentada a unos cuantos metros, también completamente embelesados el uno en el otro, tal y como estábamos nosotros. No escuchábamos nada más allá de sus leves risas y del chapoteo de los cisnes en el agua del estanque.

- Niall...

- Dime -me estrujó con fuerza y cerré los ojos.

- Vamos a estar siempre así, ¿verdad?

- Quiero estar siempre así -aseguró, provocando una sonrisa por mi parte-. No me gusta pensar en tener que irnos de aquí, parece increíble que esta semana se haya pasado con tanta rapidez.

- Ojala algún día podamos volver.

- Te traeré siempre que los dos podamos, ¿vale? Te lo prometo. Sabes que haría cualquier cosa con tal de verte como estoy viéndote estos días.

Reí.

- ¿Y cómo me estás viendo?

- Feliz -respondió, deprisa.

Mi contestación no tardo mucho más en llegar.

- Soy feliz -afirmé, con rotundidad-. Me haces feliz.

- Intenta buscar algo que me haga más feliz que hacerte feliz.

Reí de nuevo.

- Una pizza.

Through the dark - Segunda parte de 'All their little things'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora