XXVII

2.7K 144 30
                                    

 [Punto de Vista Ana]

Sabía que hacer un movimiento de evasiva, e irme sin llamar la atención, era una tarea difícil incluso aunque contara con la ayuda de Alba. Liam no me había quitado el ojo de encima en toda la noche y lo que sus ojos habían provocado un tiempo atrás en mí había desaparecido para dar paso a una auténtica sensación de molestia. Me vigilaba de aquella forma porque no iba a permitir que me marchara sin antes hablar con él. Lo sabía.

Por eso mismo, me acerqué a su persona directamente a anunciarle que tenía intención de irme. Todo sería mucho más fácil si no rechazaba constantemente lo que fuera que quería decirme. Lo escucharía y después lo eliminaría de mis pensamientos, como había hecho con todo.

- Me voy -dije, rozándole el brazo de forma instintiva.

- Vale, pero antes hablamos -afirmó, con la voz grave, con autoridad.

Cogió mi mano y sólo tuve tiempo de girarme y pedirle a Alba que me esperara con una mirada, pues tiró de mí con tanta fuerza que en cinco segundos estuvimos completamente alejados del resto. Cruzamos la amplia estancia sin mirarnos, sin hablar y sin soltarnos. No conseguí sentirme mejor ni siquiera cuando me repetí una y otra vez que los temblores que existían en mi cuerpo no se debían en absoluto a los nervios provocados por la cercanía de Liam. No, no podía ser eso.

¿No?

No. Lo había dejado atrás.

¿Y por qué no me reconfortaba repetirme que lo había dejado atrás?

- Me equivoqué -repitió, una vez que pusimos un pie en la calle.

Se dio la vuelta tras pronunciar esas palabras y me miró fijamente, intimidándome. No recordaba que sus ojos fuesen tan bonitos y dijesen tanto de lo que llevaba en su interior.

- Ana, me equivoqué -insistió. Caminó hacia mí y cogió mis manos. Bajé la cabeza-. Creía que estaba haciendo lo correcto y lo que de verdad quería, pero me equivoqué. Tardé dos días en darme cuenta de ello pero ya no estabas aquí.

- Ya es demasiado tarde -murmuré, más para mí misma que para él.

- ¡No! Ahora sí estás aquí, y yo también. Estamos juntos, te estoy cogiendo las manos. No puede ser demasiado tarde, sé que no -intenté hablar pero se me adelantó-. Igual que sé que no voy a obtener tu perdón de la noche a la mañana, no aspiro a ello. No hoy, ni tampoco mañana, pero algún día... dame otra oportunidad. Déjame demostrarte todo lo que siento por ti.

Negué con la cabeza.

- No me hagas pensar en ello, por favor. Eso pasó hace mucho tiempo y...

- No pasó hace tanto tiempo y, de todas formas, ahora estamos aquí. Ahora -se aproximó más a mí, haciéndome entender a qué se refería con ello. Bajé la cabeza-. Ana, por favor, dime que no es tarde para nosotros.

- ¿Nosotros? Tú decidiste que no existiera un nosotros -declaré, algo molesta, intentando aplastar los sentimientos que me empezaban a invadir-. No quiero que hablemos de ello -dije, con pesadumbre.

Quise darme la vuelta pero lo impidió.

- Perdóname -pidió, cogiendo mi mano de nuevo-. Ana, por favor, te prometo que después de todo fue una tortura para mí que te marchases. Pensé mil veces en llamarte, incluso en viajar a España -abrí los ojos ampliamente, ¿de qué me estaba hablando?-. No me atreví, eso es todo.

- O no lo tenías claro.

- ¡No! Lo tenía muy claro.

- Déjalo, en serio.

Through the dark - Segunda parte de 'All their little things'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora