XXVIII

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 [Punto de Vista Judith]

La semana siguiente empezó con una cena organizada por Liam en su casa. No fue difícil comprender que dejando a un lado la amistad que nos unía, sus propósitos estaban plenamente concentrados en Ana.

Se había pasado los últimos dos días intentando conseguir algo por su parte que no fuera indiferencia o incluso la ignorancia que en ocasiones había recibido de mi amiga. Ella quería no recordar, él parecía no poder olvidar.

Rosa no fue, como era de esperar. Si esos dos últimos días habían sido una tortura para Ana por el “acoso” que había sufrido de la persona a la que había querido, esa palabra, tortura, se quedaba corta para definir el estado en el que se encontraba mi amiga de ojos azules.

En los tres años que llevaba conociéndola no la había visto nunca de semejante manera. Su rostro se había transformado en inexpresivo y lo único que destacaba en él eran las ojeras que ya eran las dueñas completas de sus ojos. Apenas hablaba, y comía demasiado poco. No sacaba nada de lo que llevaba dentro ni tenía intenciones de poner remedio a esa situación.

Con semejante tesitura, jamás hubiéramos querido dejarla sola, pero había insistido, con obstinación, en que nos marcháramos a esa cena. “Necesito estar sola y pensar”, había añadido. Temía la decisión que pudiera surgir de esas horas en soledad pero no podía negárselas, ni yo ni nadie.

Harry nos abrió la puerta con una sonrisa y el aura que desprendía siempre llegó hasta nosotras y una extraña tranquilidad me invadió. Nunca había conocido a nadie que fuera capaz de transmitir tanto con tan poco.

Ana y Alba caminaron directas al sofá. La primera, queriendo huir de quien estaba en la cocina. La segunda, queriendo darle su compañía y con ella su apoyo. Suspiré antes de ponerme yo también en camino hacia alguna estancia. De pronto, todos nos comportábamos de forma diferente. ¿Qué consecuencias podría tener eso para el grupo?

Finalmente, me decidí por ir a la cocina. Escondí una respiración profunda cuando vi, nada más entrar, a Louis. Con su espalda apoyada en la encimera y los brazos cruzados sobre su pecho, exhibía una sonrisa en su rostro mientras miraba a Liam. Escuchó mis pasos y sus ojos se dirigieron a mí. ¿Cuándo podría acostumbrarme a ello?

- Hola -saludé.

Liam giró su cabeza, subió su mano izquierda y la agitó hasta convertirla en un saludo, miró a Louis y, sin decir nada, avanzó hasta mí. Depositó un beso en mi mejilla cuando llegó hasta donde estaba, acarició mi brazo y se perdió por la puerta. Alcé las cejas, incrédula.

- ¿Y este movimiento de evasiva? -Pregunté, cuando ya estuvimos solos, refiriéndome a la actitud de Liam.

Louis caminó hasta donde estaba, pero pasó por mi lado sin contestarme. Me giré asombrada, no entendiendo nada de lo que estaba pasando y temiendo que estuviera huyendo de mí. Pero todo lo que hizo fue cerrar la puerta.

- ¿Por qué no quisiste venir al concierto? -Preguntó, evidentemente molesto.

Asentí, entendiendo que Liam nos había concedido unos minutos para nosotros que, a mi parecer, eran innecesarios. Ya le había explicado por qué no había ido e incluso aunque fuera una explicación falsa y poco creíble no tendría por qué estar insistiendo.

- Tenía que estudiar -repetí lo que ya le había dicho a través de un mensaje.

Negó con la cabeza y se aproximó a mí sin dejar de mover su cabeza a un lado y otro.

- No -dijo, al final-. Bueno, puede que tuvieras que estudiar, pero esa no es la razón por la que no viniste. No quisiste venir -corrigió, dándole énfasis-. Sólo quiero que nos llevemos bien.

Through the dark - Segunda parte de 'All their little things'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora