XXIX

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 [Punto de Vista Rosa]

La decisión estaba tomada. Terminaría los exámenes, ataría los pocos cabos que aún tenía sueltos en Londres y me volvería a España tan pronto como pudiera, a rodearme de mi familia y sin ninguna intención de volver a la capital inglesa por mucho mucho mucho tiempo.

Me atribuía la culpa de mi sufrimiento en un noventa y cinco por ciento, y por ello mismo consideraba que el único remedio que podía poner a ello era alejarme de todo lo que en esos momentos estaba haciéndome daño y no me estaba reportando ningún bien.

A la mañana siguiente de comunicárselo a las chicas, Harry vino a desayunar con nosotras, con una importante cara de cansancio y sin la energía a la que nos tenía acostumbradas. Los primeros cinco minutos, se dedicó a mirarme mientras escuchaba mis explicaciones. Después, café en mano, me pregunto con una seriedad casi intimidatoria si estaba segura de mi decisión.

- Lo estoy -afirmé-. Aquí no hago nada, sólo torturarme. Ya no tengo a Niall conmigo, no tengo nada suficientemente sólido que me retenga a mí -estiré el brazo para rozar el suyo-. Sabes a lo que me refiero. Te echaré de menos, Harold, pero lo estoy pasando realmente mal y sé que aquí no voy a lograr recuperarme de todo esto -expliqué, a una gran velocidad.

Llevaba dos días dándolo vueltas y tenía claro cada apartado que componía esa resolución final.

- Lo entiendo, Rosa -asintió-, de verdad lo hago. Entiendo que consideres que aquí no está la solución porque todavía no has sido capaz de buscar ninguna -lo miré pasmada-. Te has limitado a encerrarte en tu habitación -aclaró.

- ¿Y qué quieres que haga?

- Hablar con Niall.

- ¿Para qué? No -me negué.

- A cabezota no te gana nadie, desde luego -aportó Judith, situada al otro lado de Harry.

- Contigo la competición estaría bastante igualada -le lancé un beso irónico y después miré a Harry de nuevo-. Niall se acostó con otra persona dos días después de que lo dejáramos, no hay nada que arreglar -sentencié, cabizbaja.

Ojala hubiera algo que arreglar.

- No sabes lo que pasó con ella.

- ¿Y tú sí?

No dijo nada. ¿Qué sabía que no supiera yo?

- Ya hemos intentado decirle lo que estás diciéndole tú, Harry -comentó Judith, sin apartar su mirada de mí-. La solución no es marcharse, Rosa.

- ¿La solución es que seamos amigos y vuelva llorando a casa porque no puedo soportar tanta distancia entre nosotros? -Pregunté, con dureza, aludiendo al comportamiento de amiga.

Frunció los labios, elevó las cejas y se levantó de la silla.

- Creo que sobro.

- Judi, lo siento... -Intenté disculparme antes de que se perdiera por la puerta, pero me omitió. Bajé la cabeza hasta hacerla caer sobre mis manos-. Estoy insoportable, Harry, mírame. Ni siquiera me aguanto a mí misma. ¿Qué puedo hacer?

Pasó su mano por mi cabello, acariciándome la nuca.

- Tú eres fuerte, Rosa. Lo único que te está fallando es que no tienes claro si quieres o no recuperar lo que tenías con Niall.

Se equivocaba. Quería recuperar todo lo que había tenido con Niall alguna vez. Todo. Las miradas cómplices y las sonrisas amigas. Las caricias por la mañana, por la tarde, por la noche. De madrugada. Sus visitas a la universidad y nuestras escapadas nocturnas. Su risa en mi oído. Su voz en mi oído. Su boca en la mía. Sus manos. Sus ojos en mí. Todo.

Through the dark - Segunda parte de 'All their little things'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora