XXXI

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 [Punto de Vista Judith]

Habían pasado dos días desde la intensa confesión de Louis en la cocina de su casa. Dos días en los que había intentado pensar de qué manera podría hacerme con todo ello. Dos días en los que me había rebanado los sesos buscando una solución a una relación que probablemente no tuviera solución. Dos días en los que no había llegado a ninguna conclusión.

Exceptuando lo mucho que nos queríamos. Sino, no podía explicarse cómo a pesar de todas mis dudas, de mis inseguridades, de mis indecisiones, de mis miedos y de mis intentos por alejarme de él... Louis seguía ahí para mí. Tampoco podría explicarse cómo a pesar de las mentiras, los enfados, sus miedos y sus dudas, yo seguía ahí para él de la manera exacta en que lo había estado desde hacía tres meses. Nos queríamos. Quizá demasiado.

Recibí su visita poco después de terminar de cenar. No había tenido noticias suyas desde hacía dos días y no entendía por qué se presentaba en casa pese a que el “plazo” que me había dado no había finalizado. Me encaminé nerviosa hasta la puerta, examinando mi vestuario viejo y mi moño sujeto con un bolígrafo en la parte superior de mi cabeza. Lamenté que tuviera que verme así, pero imaginé que, a esas alturas, la imagen física que pudiera darle importaba poco teniendo en cuenta el punto en el que nos encontrábamos.

- Hola -saludó, cuando entorné la puerta.

- Hola -contesté, con una sonrisa.

Me eché hacia un lado rápidamente, haciéndole ver que le dejaba pasar, pero negó con la cabeza.

- No quiero interrumpir tu momento de reflexión -dijo, con cierto humor-, sólo venía a despedirme.

Enmudecí. Y palidecí.

- ¿A dónde vas? -Pregunté, con un hilo de voz.

- Voy a pasar lo que queda de semana en Doncaster. El viernes me voy con Dan y sus amigos a Barcelona, por lo de la boda, ya sabes -asentí, ya tranquila-. Me temo que no voy a poder estar aquí en unos cuantos días, pero volveré tan pronto como pueda -susurró.

- Vale, sí. Pásalo bien -añadí, sin saber exactamente qué debía decir.

- He estado a punto de no venir, pero... quería despedirme.

Cerró la puerta y avanzó un paso hasta mí. Fue algo que mi respiración, mi pulso y todo mi cuerpo notó de inmediato. Acarició mi rostro con mimo mientras seguíamos mirándonos y suspiré. Se inclinó hasta que pude notar su aliento rozando mi boca y después dejó un breve beso sobre ella.

Me mordí el labio inferior cuando se retiró de mí, llena de una felicidad que llevaba tiempo sin sentir. Sus labios me supieron a la gloria que creía haber perdido.

- Es un beso inocente, como los que te robaba antes.

Reí, aún pegada a él.

- Circles, we're going in circles... -Tarareé, provocando una gran carcajada por su parte.

- Eres la mejor, siempre lo has sido -me abrazó con fuerza y dejé caer la cabeza en su pecho. Gloria de nuevo-. No puedo dejar de luchar por ti, porque eres lo que quiero. A veces lo pienso y... me duele que tú sí seas capaz de dejarme marchar.

Busqué su mirada.

- No haría nada que te hiciera daño si no creyera que es lo mejor para ti. Yo no lo soy, Louis, no tienes más que recordar todo lo que ha pasado entre nosotros para darte cuenta de ello. Mírame -me señalé, apartándome de él-. Estoy llena de miedos. Tú mereces a alguien que no tenga miedo de intentarlo contigo una y otra vez.

- ¿Y tú qué mereces?

- A ti no, desde luego -reí, con dolor-. Ya ha habido demasiado daño, no quiero que tú...

Through the dark - Segunda parte de 'All their little things'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora