CAPITULO 21 CHRISTIAN

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CHRISTIAN

Iba palpitante, nunca pensé que mi esposa, pudiera hacer que quedara deslumbrado, la tengo a mi lado admirándola, ella es para mí lo mejor que hay en mi vida, no vislumbro vivir sin ella, al llegar a casa y comer, me recordó hablar con mis padres y hermanos sobre nuestra boda, me sugirió mandarlos llamar de inmediato, obviamente porque sabe que mañana la llevaré a saborear otra sorpresa.

Parecía un tema de súper prioridad en la familia, hasta los señores Kavanagh, llegaron en tiempo record, mis padres, mis hermanos y cuñados. De hecho cuando fuimos a Las Vegas Ana y Yo, les enviamos algunas sugerencias, pero aquí es totalmente a gusto de las novias, en el civil nos tocó a los novios, los anillos de compromiso y la fiesta en casa de mis padres.

En la boda eclesiástica, será exclusivo para ellas, su vestido, los adornos, lo que hayan soñado como toda mujer al llegar al altar, aquí no hablamos los hombres, mi madre, la madre de Kate, lamento que la señora Carla, no pueda disfrutar de este evento, para Ana era muy significativo, sin embargo, por lo que oigo, la señora Diane se encargará de los vestidos de novia de las tres, ellas están de acuerdo.

El banquete será pagado por las tres familias, Grey, Kavanagh y Steele-May, no lo podemos creer, de acuerdo a una simple lista de invitados, más lo que no hemos mencionado por alguna razón, ya que terminamos de mencionar a uno y nos acordamos de otros, así sin exagerar, serán 500 invitados.

La seguridad estará a cargo del señor Steele, obviamente Taylor y Sawyer lo apoyarán, ellos saben quiénes pudieran hacer daño, después de saber de lo que mi esposa estaba a punto de pasar. Eran las doce de la noche y les mencioné que se quedaran a dormir en la casa, mis hermanos dijeron que no porque tienen un compromiso mañana, mis padres y los señores Kavanagh, irían a un evento que los invitaron, pero al igual que ellos, les comenté que teníamos un compromiso mi esposa y Yo.

Apenas se fueron después de cenar algo ligero, nos subimos a la recámara, le mencioné a Ana que nos tendríamos que levantar muy temprano, ella no objetó para nada, el estar juntos no hay tiempos perdidos, nos lavamos los dientes al mismo tiempo, nos hacíamos muecas en el espejo, dibujamos algunas figuras en la espuma de la pasta dental en nuestras bocas, nunca había tardado tanto en lavarme la boca, pero fue sensacional. Después de un lindo y alucinado doble orgasmo, quedamos noqueados.

Habíamos quedado desde la semana pasada, vestirnos del mismo color, por ello, nos pusimos jeans azul, playera blanca, suéter rojo y una chamarra de cuero color negra, obvio que checamos nuestro guarda ropa, coincidimos en algunos colores, pero a ella le gusta mucho el color rojo, negro, azul, verde y lila o morado.

Le pedí que no desayunáramos, pero ella me indica que por lo menos una fruta, ya que podría desmayar de hambre, nos reímos y le prometí que desayunaríamos después de su sorpresa, cuando llegamos al aeródromo de Seattle, se me quedó viendo y pregunto:

-¿Vamos a viajar a algún lado? No traemos equipaje.

- Donde vamos mi amor, no necesitamos equipaje.

- No entiendo nada amor, volaremos sin ir algún sitio en especial.

- Ni te lo imaginas. Observa los dos planeadores.

- ¿Volaremos cada uno en un planeador?

- No mi amor. Caminamos donde se encontraba Douglas, el piloto del planeador L-23, le presento a mi esposa, él dice que será un hermoso viaje y se despide de Ana. La invito a subir al planeador en la parte delantera y yo en la parte de atrás. Nos ponemos los audífonos.

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