CAPITULO 22 LILI

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LINDA PRESCOTT (LILI DE CARIÑO COMO LE DECÍA CHRISTIAN)

Hablé con mi padre el fin de semana, a pesar de que está delicado de salud, me hizo ver las cosas de otra forma, pero lo que si le digo de corazón, que mi amor por Christian Grey es único, desafortunadamente mi amor a mi carrera de Azafata, no me dejó disfrutar de los placeres que hubiera querido con Christian.

Tuve esa oportunidad cuando a él lo habían timado las mujeres que tuvo, a la par yo tenía viajes seguido y conocí un sinfín de personajes que quería conocer por el mundo, mis álbumes hablan por si solos, presidentes, personajes del espectáculos, políticos, futbolistas de los mundiales, deportistas de olimpiadas, médicos, personas sencillas que con una sonrisa te alegran el día, mi trabajo me ha dado todo lo que soñé como profesional.

En lo personal, pensaba jubilarme y vivir casada con Christian, a pesar de haberme dicho que estaba enamorado de Anastasia, su rompimiento por ese gran secreto familiar, me diò la esperanza a mí misma de reconquistarlo, esperaba pedir mi cambio definitivo a Seattle por mis padres y Christian, cuando Christian terminó con Anastasia ese año, yo movía todo lo de mi cambio, de hecho ya casi no salía a viajes, desafortunadamente mi madre murió en ese año.

Estaba tan ocupada para hacer mi cambio, que siento que ahí descuidé mi intento de demostrarle mi amor a Christian, lo lamento realmente, porque ahora que estoy aquí nuevamente, me entero que Christian es casado, todo mi mundo se vino abajo, mi padre me pide que busque el amor en otro lado. Será difícil buscar a alguien en otro continente, he conocido muchísimos hombres y a nadie me entregado, hoy hablando con mi padre, hice ese compromiso, llevármelo a otro continente y rehacer mi vida, hasta perder la amistad de Christian.

No puedo seguir teniendo contacto ni comunicación con él, si lo hago, nunca lo olvidaré y me dolerá saber que tuve la oportunidad de ser la señora Grey, realmente admiro a la señora Anastasia, en primera por logar acaparar todos los sentidos de Christian, volverlo loco de amor, así como se expresa de ella, eso es amor. No lo dudo ni lo dudaré. Solo le pediré una cosa, un beso, el beso del adiós, grabaré nuestra última conversación para recordarlo, si, sé que estoy loca, mientras no encuentro otro hombre que lo remplace en su forma de ser, seguiré haciéndome daño en oír su voz, no sé qué me vaya a decir, de hecho quería filmarlo, pero no es necesario, solo oír esa voz tan varonil, cálida, sensual, única.

Después de consentir a mi padre sábado y domingo, decidí  por la mañana poner en venta de mi departamento, no tiene caso tenerlo, porque la verdad no quiero regresar a Seattle, estoy decidida dedicarme a mi padre. En Londres, Inglaterra, un amigo piloto tiene una casa muy grande, me venderá una parte de ella para que viva ahí, se lo agradezco, en cuanto den de alta a mi padre me iré.

Me arme de valor para hablarle a Christian para invitarlo a comer, me alegra oír que aceptaba mi invitación, si supiera que es para decirle adiós para siempre, no aceptaría, de eso estoy casi segura, pero estoy convencida de decirle que mis sentimientos son muy fuertes, por lo cual no puedo seguir siendo su amiga, además que oigo que el muy feliz con su esposa, no la envidio de verdad, la admiro, he visto fotos en la prensa, es bellísima, sociable, no me la imagino de soldado, se ve tan femenina, que son dos polos opuestos esas dos carreras.

Llega Christian al restaurante, se que no puedo besarle en la boca, ya me advirtió que perdería nuestra amistad, de esto se trata esta invitación, romper todo lazo con él, comemos delicioso y a partir de terminar de hacerlo y comenzamos a platicar, pongo mi celular en tono de grabado de voz debajo de la mesa, después lo coloco a un lado de mi vaso, comienzo a decirle cuanto lo amo y porque me voy, sé que lo que me dice es cierto, nunca me habló o me prometió ser su novia, solo amigos, pero yo si tenía esa intención de ser algo más. Sentí un nudo en la garganta cuando me dijo que no me daría el beso como el de la primaria, solo era posar sus labios con los míos, sentí que me puso en mi lugar elegantemente. Al sentir sus manos en mi cintura y sus labios en mi boca, juro por Dios y mi padre, que sus labios fríos y sin sentimiento alguno, fue como si me enterrara una daga en el corazón.

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