Capítulo 4: Visita

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Toda la familia se encontraba atrapada por el reciente suceso que afectaba a los invitados de la trágica reunión que se celebro en la Mansión Borges. Un padre adolorido y cambiado completamente por la reciente perdida de su hija se encontraba borracho y perdiendo la cordura poco a poco. Los invitados consternados por su reciente noticia de confinamiento guardaban total silencio al escuchar las fuertes palabras que pronunciaba el señor de la casa que luego de dar la noticia dio media vuelta para retirarse a su habitación.

Enrique Solís: Esto se esta saliendo de control —dijo preocupado el empresario—

Andres Borges: Calma por favor señores, todo estará bien. Esta manera de actuar de mi hermano no puede estar más justificada. Ponganse un poco en su lugar por favor —intentaba calmar un poco la situación— Ya verán que mañana Sabino estará más fresco en sus pensamientos y tomará una acción diferente a la de ahora. —sonrió para luego llamar a la sirvienta de la casa—

Sirvienta Marlen: Me llamó Don Andrés —preguntó e intento contener su angustia—

Andres Borges: Marlen disculpe que la llame cuando ya terminó su hora de servicio, ademas que seguramente esta muy afectada por ser la que descubrió así a nuestra querida Alexandra. Pero olvidando esto un momento le pido que preparen las habitaciones para que podamos hospedarnos el día de hoy —pidió con educación—

Manuel miraba a Andrés completamente extrañado. ¿Está bien que actue tan natural y tranquilo después de haber perdido a su sobrina hace unos momentos? —se preguntó— La mirada clavada en su hermano fue percibida por varios miembros de la familia lo que obligo a ver a Marlen que respondía.

Sirvienta Marlen: No se preocupe Don Andrés, el patrón había ordenado antes de irse a acostar hace unos momentos que se prepararan sus habitaciones. Sus hijos ya estan ubicados en la habitación de cada quien. Pueden pasar cuando gusten a descansar, ha sido una noche larga. Si me disculpa me retiró —dijo de manera cortés y servicial—

Andrés Borges: Bien familia, ya escucharón a la fiel Marlen. Podemos retirarnos a dormir que mañana nos podremos retirar de aquí para mejorar un poco nuestra salud emocional y asimilar lo que sucedió hoy. Que puedan descansar. —sonrió y se retiró con su mujer del grupo—

Las palabras de Andrés no podían estar más erradas. Por ninguna razón Sabino Borges iba a permitir que se retirarán de ahí, no después de perder a su hija en una reunión familiar. Esto no evito que viniera tranquilidad para las familias que después de recibir la invitación a descansar no dudarón en hacer caso a Andrés.

La noche pasó tranquila para algunos que pudieron conciliar el sueño luego de lo sucedido y pesada para otros que no pegaron ojo durante toda la larga noche. Se encontraban en el comedor de la mansión desayunando los que podían mientras otros solo se dedicaban a caminar por la casa con una taza de café en sus manos. Andrés vió a Sabino y no dudo en acercarse a tantear su humor.

Andrés Borges: Buenos días hermano. —saludo cortés—

Sabino Borges: De buenos no tienen nada. —respondió seco—

Andrés Borges: Lo siento Sabino, no fue mi intención ofenderte. Solo quería saber como estabas y hacerte sentir que tienes todo mi apoyo.

Sabino Borges: Estoy de la única forma que puedo estar, destruido. Agradezco tú esfuerzo pero te comunico que es en vano. Nada podra mejorar mi animo. Hazme el favor de mandar a avisarme cuando este aquí el detecive. —siguio su camino—

Andrés Borges: ¿Detective? espera Sabino... ¿Elizabeth como está? —preguntó—

Sabino ignoró la pregunta de Andrés y subió las escaleras para luego dirigirse a la habitación. Andrés intentaba comprender a su hermano por lo que no hizo ningún cómentario. Pero la intriga sobre el detective que estaba por llegar a la mansión lo hizo dirigirse a la entrada donde estaban los dos vigilantes de la policía.

Andrés Borges: Buenos días señores ¿ya desayunarón? —preguntó intentando hacer conversación con la policía para averiguar sobre el detective—

Douglas Sabillón: Buen día señor, sí desayunamos temprano. ¿Se le ofrece algo? —dijo con un semblante serio típico en muchos uniformados—

Andrés Borges: Para ser honesto sí tengo una duda. ¿Oficial? ¿Sargento? —intentaba sacar información sobre el rango del policía para conseguir su agrado—

Douglas Sabillón: Teniente Sabillón ¿en que puedo ayudarle? —preguntó—

Andrés Borges: Disculpe teniente, mi hermano me mencionó que vendría un detective ¿sabe de quien se trata y a que horas vendrá? —dijo mirando a los ojos del policía—

Douglas Sabillón: Pues verá —fue interrumpido por el sonido del timbre— Aquí esta. —dijo para luego abrir la puerta—

Un hombre bien parecido, educado y refinado vestido con un traje azul marino con corbata roja hacía su entrada acordada a la Mansión Borges. Se quito el sombrero para luego presentarse frente al hermano de Don Sabino.

John Walton: Buenos días, yo soy el Detective John Walton y estoy aquí para investigar el asesinato de la joven Alexandra Borges. —su acento inglés era inconfundible. Su refinada apariencia y amplio expediente de trabajo le hizo ser el encargado de llevar el caso—

Douglas Sabillón: Detective Walton es un honor verle de nuevo —dijo con una sonrisa para luego estrechar su mano—

John Walton: El honor es mio Teniente Sabillón. Es un gusto verle después de tanto tiempo, lamentablemente en estas condiciones. —estrecho su mano para luego estrechar la del señor Andrés—

Andrés Borges: Mucho gusto detective, mi nombre es Andrés Borges el hermano del dueño de esta mansión le agradezco su pronta visita. Justo estaba preguntandole al teniente sobre usted —dijo con una elegante sonrisa—

John Walton: El gusto es mío Don Andrés. ¿A que se debía la pregunta sobre mí? —preguntó—

Andres Borges: Pues verá esta es mi primera vez en una situación así y no conozco los procedimientos. No sabía que sería tan pronta la visita de un investigador y estoy muy felíz de que pronto podamos averiguar quien es el culpable.

John Walton: Ya veo —respondió— le veo entusiasta Don Andrés. Me da buena primera impresión a pesar de ser un sospechoso más aquí. Espero que usted no sea el culpable. —sonrió para luego retirarse y dejar a Andrés con su semblante completamente cambiado—

"¿Yo el culpable?" —se preguntó— Está loco este señor. Además ¿quien se cree para acusarme de semejante delito? La mente de Andrés Borges se comenzó a sugestionar completamente desde ese momento por lo que su actitúd cambió considerablemente.

Después de haberle dejado claro a Andrés que él también era un sospechoso en ese crimen, John Walton reunió a toda la familia. Don Sabino se encontraba aún en las escaleras donde prefirió quedarse. El detective se había presentado y estaba listo para dar una noticia.

John Walton: ¿Se encuentran todos? —preguntó—

Sandra Marquina: ¿No debería estar aquí Elizabeth? —le preguntó a su cuñado—

Sabino Borges: No se encuentra bien ahora para escuchar sobre este tema, estaré yo aquí como representante de mi familia, gracias por preocuparte Sandra. —respondió— Adelante Detective Walton diga lo que tiene para nosotros.

John Walton: Está bien Don Sabino. Aquí en mis manos tengo el resultado de la prueba forense que realizarón en la joven Alexandra Borges. —dijo para luego mostrar la carpeta que contenía la razón de muerte—





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