Capítulo 15: Piezas

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No se precipite detective —dijo la psicologa— lo que detuvo por un momento el comienzo del plan que había ideado en cuestión de minutos el señor Walton. Este al salir de sus pensamientos tomo asiento y puso atención a la delicada psicologa que se encontraba por revelarle hechos que cambiarían por completo el curso de la investigación.

Adela Fajardo: Como usted comprenderá, solo le he mencionado sobre Manuel Borges, Sebastian Ortíz, Enrique Solís, Sandra Marquina y todo señala a que esto es un complot de parte de los familiares para deshacerse de la joven Alexandra —dijo haciendo un resumen de lo que habían hablado anteriormente— pero ¿que pasa con los demás? —dijo señalando la hoja que sostenía el detective—

John Walton: Tiene razón, no podemos precipitarnos a centrar la investigación solo en estos hechos —volvio a tomar su taza de té y pregunto por otro sospechoso— ¿Que resultado tuvo su evaluación sobre Andrés Borges —preguntó para luego cruzar su pierna derecha sobre la izquierda—

Adela Fajardo: Andrés Borges, es un sospechoso bastante interesante señor Walton. Según leí el ha sido una de las personas más elegantes, cultas y responsables de esta familia junto a Sabino Borges y Julio Marquina. Pero desde que entro en esta situación ha tenido un cambio drastico increíble, la presión lo ha consumido y poco a poco pierde la cordura. El señor Andrés estuvo balbuceando durante un buen rato cuando le hacía preguntas, presenta cuadros de abstinencia de sueño, cosa que hace que me preocupe por su salud mental. Lo extraño es que en sus momentos de lucidez logra hacerme creer que realmente no podría ser un culpable —haciendo mención a reacciones de Andrés—

John Walton: ¿Momentos de lucidez? No entiendo señorita, habla del señor Andrés como si de un loco se tratará —preguntó intrigado—

Adela Fajardo: Eso mismo, su estado actual me hace pensar dos cosas: Una que la culpa por algo lo esta consumiendo y dos que no puede soportar la presión de estar encerrado y ser objeto de investigación. En cuanto a momentos de lucidez, me refiero a que cuando hago ciertas preguntas el toma su postura de magnate obviando todo y cuando pregunto cosas relacionadas al asesinato de Alexandra el cambia por completo —contaba la psicologa con detalle—

John Walton: Interesante ¿y menciono si tiene sospechas sobre alguien? —preguntó—

Adela Fajardo: Le costo decirlo, pero al final me dijo que sospecha de Julio Marquina.

John Walton: Julio Marquina, ese es el sujeto más cuerdo que he visto aquí. ¿menciono porqué sospecha de él? —el detective mostraba bastante intriga—

Adela Fajardo: Sí, menciono que Julio había tenido problemas anteriormente con la justicia. Su mujer fue asesinada en un caso que nunca pudo llegar a ser concluído, Julio llego a hacer el principal sospechoso a pesar de que sus abogados pudieron concederle la libertad por falta de evidencias en su contra.

John Walton: Julio Marquina sospechoso de asesinato nuevamente ¿esta enterada usted de como murio ella? —el detective soltaba pregunta tras pregunta—

Adela Fajardo: Murio por envenenamiento. no se pudo encontrar ninguna evidencia de que Julio Marquina tuviera contacto con ese medicamento y mucho menos que lo haya ingerido con él. ¿Bastante sospechoso no cree? —cuestiono la psicologa—

John Walton: Sí lo es y realmente que esto representa un gran avance, el problema es unir las piezas ¿porqué Julio Marquina mataría a su sobrina? Sí mato a su esposa, no habría razón para matar a la sobrina a no ser que fuese un asesino en serie —decia mientras intentaba llegar a una razón—

Adela Fajardo: Hay una razón detective, Alexandra fue una gran piedra en el zapato del señor Julio Marquina. Ella según parece mintió o dijo la verdad eso no podría asegurarlo pero testifico encontra del señor Julio diciendo que la relación entre su mujer y él era mala y además lo acuso de violencia domestica. Algo no comprobado en el analisis forense, ya que el cuerpo de esta mujer estaba intacto, una piel de porcelana delicada como pocas —agregó—

John Walton: Ya veo, parece que a la pequeña Alexandra le gustaba mentir y bastante. Son varios ya los testimonios que la señalan como culpable de la mala relación que llevaba con su familia. Entonces tenemos dos razones: Matarla por haber puesto en peligro su libertad ó matarla por haber infundido ese rumor —el detective ya había llegado a ciertas conclusiones—

Adela Fajardo: Sí exactamente, la joven no era monedita de oro —refiriendose a los miles de actos llenos de egoísmo y maldad que cometía contra su entorno— Alexandra Borges era de todo menos una niña buena, ojo que esto no la hace merecer la muerte. 

John Walton: Concuerdo completamente con usted. Entonces por un lado tenemos a un obsesivo trastornado, un novio celoso, una pareja que casí pierde su matrimonio, un magnate que esta perdiendo la cordura y a un hombre con expediente legal que posiblemente también pueda estar confabulado con su hijo.

Adela Fajardo: ¿Sergio Marquina? Tengo muy buena percepción de él. Un muchacho educado y amable que respondió a todo sin problemas, parecía querer mucho a su prima y llevarse bien con ella y prefirió no soltar culpa sobre nadie.

John Walton: Lo que pasa señorita, es que yo escuche a Julio Marquina muy alterado por la mañana en la que iban a ser entrevistados, dandole instrucciones claras a su hijo de tener cuidado con lo que iba a decir o hacer —dijo contando la vez que escucho tras la puerta—

Adela Fajardo: Eso tendría mucho sentido, el muchacho se notaba algo incomodo con la charla. Pero bueno supuse que sería los nervios normales que tendría cualquiera en una situación así. Pero siendo honesta no revelo nada que fuese de utilidad para la investigación que esta llevando acabo señor Walton.

John Walton: Bien, parece que ya tenemos marcados a los sospechosos dentros de la familia. Pero antes de continuar con toda la investigación que apenas acaba de entrar a la fase dos. Quisiera hacerle una pregunta que me lleva comiendo la cabeza desde hace bastante tiempo. 

Adela Fajardo: Sí claro, en que puedo servirle. ¿Necesita que le de alguna información en especifico?

John Walton: No. necesito que me confirme si... —hizo una breve pausa y realizo la pregunta—

Errores MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora