Capítulo 16: Rompecabezas

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El detective había logrado avances increíbles tal como lo dedujo que sucedería, la psicologa se encontraba animada al poder ser parte de la resolución de un caso tan dramático como en el que estaban envueltos las familias Borges, Marquina y Solís. La psicologa incito a continuar al detective el cuál inmediatamente completo la pregunta.

John Walton: Quería sacarme una duda de la cabeza señorita... —hizo una pausa, formulo la pregunta y seguidamente la solto— ¿Hay alguna razón para tener sospechas sobre alguno de los miembros del núcleo familiar de Alexandra Borges —miro los ojos de la psicologa y sutilmente espero una respuesta—

La psicologa guardó silencio por un momento, empezo a pensar en cada una de las evaluaciones que realizo en los padres y hermanos de Alexandra Borges. No tomo mucho tiempo para que esta realizará un análisis y pudiera dar una respuesta concreta.

Adela Fajardo: Ninguna, absolutamente ninguna razón —respondió— Todos tienen un expediente impecable, han sido personas buenas aún con su estatus social. Lo único que pude sentir y creo que usted también fue tristeza. Porqué aunque su hija no era fácil no merecía lo que le sucedió, y mucho menos perpetrado por uno de sus familiares. Don Sabino Borges, su esposa Elizabeth Marquina demostraron una reacción completamente natural ante este suceso, perdieron todo en una noche, su cordura, su fe en la familia todo y han demostrado estar prestando todo los recursos a su alcance para que esto finalice de una vez por todas, apesar que el joven Claudio Borges estuviera lastimado por las palabras de su madre, ha demostrado que dolor y se ha retraido bastante por la muerte de su hermana. Sin mencionar a la pequeña Sofía Borges con la que hay que tener mucha paciencia para sacarle unas cuantas palabras, esta muy afectada y yo recomendaría que la sacaran de aquí para darle terapia.

John Walton: Ya veo, no estaba para nada equivocado en no tener tantas sospechas sobre esa familia, no están eliminados por completos de mi lista pero los ubique en puestos muy bajos a pesar de que el núcleo familiar es lo primero en el que se basan las sospechas —añadió—

Adela Fajardo: Algo que le puede ayudar a confirmar la inocencia de está infortunada familia son los testimonios de sus familiares, los señores Julio Marquina, Andrés Borges, Enrique Solís y la señora Sandra Marquina apostarían sus vidas por la inocencia de Don Sabino y Doña Elizabeth dejando en claro que serían incapacez de hacerle daño a su hija favorita.

John Walton: Tiene razón, además de que la policía cientifica confirmo que sería imposible que ellos estuvieran vinculados en la muerte de su hija, por lo que tendre que empezar a poner en marcha la siguiente estrategia de mi plan. 

Adela Fajardo: ¿Siguiente estrategia? —preguntó la psicologa—

John Walton: Sí verá, la servidumbre es otra parte importante que no podemos pasar por alto. Recuerde que una de las sirvientas encontró a la señorita Alexandra, además de que Manuel Borges se encontrará en el segundo piso —dijo anotando algo en la hoja de culpables que tenía en su mano—

El detective siguió sacando la información que pudo de la psicologa durante esa tarde y una vez terminado el proceso de recopilación de evidencias, la psicologa se retiró de la mansión finalizando su participación en la investigación. Todos los que se encontraban cerca del despacho se pudieron despedir de la psicologa y ahora el despacho pasaría a ser completamente del detective el cual se encontraría encerrado durante unos días más, una vez puesto en marcha el siguiente paso del plan.

El tiempo pasaba en la mansión Borges y la situación cada vez empeoraba más para todos los habitantes de la casa. Habían perdido por completo la esencia de sus personalidades, se encontraban en el peor de los escenarios que pudieran imaginar solo quedaba esperar el veredicto que enviaria a uno de ellos a un confinamiento sin retorno. En cambio el detective Walton se tomaba su tiempo para determinar a un culpable que cumpliera a la perfeccion sus requisitos. Ya solo se encontraba el y su rompecabezas, en el cual figuraban piezas importantes como Manuel Borges, Andres Borges, Enrique Solis y Sandra Marquina y por ultimo pero no por ello menos importante Julio Marquina.

Por otro lado, tambien estaban ahi un equipo que conformaban la servidumbre de la mansion y el novio celoso. Todos estaban al mismo nivel, habia razones para sospechar en cada uno de los anteriormente mencionados, pero una pieza entre todas las posibles a encajar llamo la atencion del detective.

De pronto sono la puerta del despacho, lo cual interrumpio por un momento los pensamientos del detective que detuvo un momento su trabajo para atender la puerta y encontrarse con Don Sabino que estaba ahi para charlar un momento con el detective.

Sabino Borges: Buen dia detective, disculpe si soy inoportuno pero podria hablar un momento con usted? —pregunto con educación—

John Walton: Si, no hay ningun problema -respondio- pase don Sabino —dijo senalando el asiento frente a su escritorio temporal—

Sabino Borges: Le agradezco mucho por el tiempo que me brinda, se que esta ocupado —haciendo alusión a la investigacion—

John Walton: No creo que usted venga aquí con intención de interrumpir, así que no se preocupe —contestó dandole libertad de hablar tranquilamente— ¿Le gusta con azucar? —preguntó mientras le servía café—

Sabino Borges: Sí, eh... ¿de casualidad ese café lo hicieron en esta casa? —pronuncio entredientes y con un temor notable—

John Walton: No, puede estar tranquilo. Yo también tomo mis medidas respecto a los alimentos que consumo. y me parece muy inteligente de su parte no confiar ciegamente en —contestó la duda—

Sabino Borges: Disculpe mi imprudencia, con mi mujer hemos estado muy paranoicos entre muchos otros sentimientos desde que sucedió todo esto en nuestra familia. No puedo confiar en nadie y precisamente por eso me acerque a usted para preguntarle directamente si ya tiene al asesino en su mira o por lo menos que pueda aconsejarme para cuidar de mi familia en este lugar. Ha pasado mucho tiempo... —fue interrumpido bruscamente por el detective—

John Walton: No diga más, por favor don Sabino. Evitese las molestías. Entendí su punto y por lo mismo quiero comentarle que ya se quien es el asesino y no tengo duda alguna sobre quien es pero debe prometerme que guardará silencio y no actuará distinto después de saberlo —confeso esperar respuesta de Don Sabino—

Don Sabino quedo paralizado, el detective estaba a punto de revelar el nombre del desalmado que le había quitado a su hija. y sin pensarlo dos veces juro que respetaría la petición del detective.

John Walton: Bueno don Sabino, espero que este listo porqué lo que le confesaré es muy fuerte y de usted depende que podamos obtener las evidencias que lo envien a prisión. El asesino de su hija se llama...



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