Mi fin ha llegado —pensó Julio— lo mejor será que me hable con Sergio y lo preparé para esto nuevamente —dijo para sus adentros mientras caminaba hacia su habitación con una cara que expresaba todas sus emociones— ni siquiera notó cuanto tiempo le llevo llegar a la habitación, en la mente de Julio había de todo menos paz y en su habitación se encontraba todo menos su hijo el cual había salido a charlar con sus primos.En el comedor familiar se encontraban los miembros menores de las familias ahí reunidas. Karina se encontraba leyendo una revista, y los jovenes Daniel, Ramiro y Sergio se encontraban hablando sobre todo el tiempo que habían perdido en sus estudios y principalmente lo que pensarían sus compañeros de colegio con todas las historias llenas de pimienta que contarían al salir de ahí. Sebastian se encontraba escuchando música en un reproductor MP3 y Manuel Borges leía historietas en el sillon de Don Sabino.
La reunión del salón principal le daba un aire completamente diferente a la casa, por alguna razón se sentía un aire de tranquilidad en ese lugar, En el despacho el detective se arreglaba para dar una vuelta por la mansión y en la habitación de Don Sabino un ambiente más social despertaba entre su esposa Elizabeth que se había mantenido en una relación fria y distante hasta con su esposo. Mientras una charla empezaba entre los padres de Alexandra Borges, Don Sabino buscaba la manera de que sus pensamientos no se escaparan dentro de la conversación dejando saber a Elizabeth que su hermano Julio Marquina es el responsable de la muerte de su pequeña, hecho que acabaría con las pocas fuerzas que había recuperado la señora de la casa.
Volviendo al salon principal, Claudio se acercaba a la conversación que tenían sus primos y rápidamente pudo unirse sin problemas, la relación entre ellos era muy buena y Claudio ya se encontraba mucho mejor emocionalmente.
Daniel Solís: Hey Claudio, que bueno verte —dijo con una sonrisa—
Ramiro Borges: Sí Claudio, te habías perdido —con una sonrisa muy calida—
Sergio Marquina: Que bueno que estes aquí Claudio, pero ¿que ha pasado con Sofía? Hace días no la veo —preguntó intrigado—
Claudio Borges: Para mí también es un gusto estar con ustedes primos, ya me siento mejor y en cuanto a mi hermana Sergio, parece que los abuelos cancelaron su viaje cuando se enteraron de lo que paso en las noticias... y pues el detective decidió que Sofía estaría mejor con los abuelos por su salud mental y pues yo también estoy de acuerdo y felíz de que haya salido de aquí.
Sergio Marquina: Fue muy amable de parte del detective sacar a la pequeña Sofía de aquí, pobrecita mi primita espero que se encuentre mejor —dijo aliviado y seguidamente interrumpido por una de las sirvientas de la mansión—
Sirvienta Fausta: Joven Sergio, lo llama su padre —dijo con voz preocupada— debería ir a verle, lo note bastante angustiado —comento la sirvienta, acerca del estado del señor Julio—
Sergio Marquina: Ahora mismo voy —dijo levantandose y despidiendose como pudo de sus primos que quedaron completamente intrigados con la noticia de la sirvienta—
Sergio subió como rayo las escaleras, llego rápidamente a su habitación donde encontró a su padre cerrando un cajón y guardando un boligrafo en su saco.
Sergio Marquina: ¿Papá que sucede? —preguntó intrigado—
Julio Marquina suspiró y llamo a Sergio a sentarse para tener una charla que abriría una herida muy reciente en la vida de su hijo.
Julio Marquina: Hijo, necesito que seas fuerte —dijo con total tristeza en sus ojos— me he enterado de algo y lastimosamente tendremos que pasar nuevamente por algo parecido a lo que vivimos con tú madre —dijo mirandole a los ojos—
Las lagrimas brotaron involuntariamente de Sergio y un sentimiento de dolor volvió a recorrer su cuerpo.
Sergio Marquina: ¡Que estás diciendo papá! —grito euforico— ¿me estás queriendo decir que otra vez piensan que tú eres el asesino? —dijo con mucha molestía y dolor—
Julio Marquina: Tranquilizate Sergio, no armes un escandalo por favor hijo esto es muy delicado —reprendió—
Sergio Marquina: ¿Que me tranquilice dices? Acaso no te das cuenta que iras a prisión ¡de por vida! No puedo creer que esto este pasando papá —dijo golpeandose las piernas con sus puños cerrados—
Julio Marquina: Esto solo es un error hijo, todo estará bien —dijo con un dolor indescriptible que recorría sus adentros, porqué en el fondo sabía que era todo lo contrarío de está no iba a salir librado—
Sergio Marquina: ¿Sabes lo que me haces pensar? —alzo la voz— que esto es demasiada coincidencia más y que quiza el detective tenga razón —dijo poniendose de pie y en camino hacia la puerta—
Julio Marquina: ¡Como puedes creer algo así! ¡Sergio! —intento que el joven se detuviera—
Sergio Marquina: Lo siento papá, tengo mucho que pensar —salió de la habitación, con mil pensamientos en su mente joven y completamente desconsolado—
La única razón para vivir que tenía el señor Julio le acababa de destruir la esperanza por completo, el mundo del padre de Sergio se vino abajo escuchando una y otra vez en su cabeza las palabras de su hijo: "Quizas el detective tenga razón".
Pasaron las horas y Julio tomo una decisión. Le demostraría a Sergio que el no era ningún asesino de la forma que fuese necesaria, miró el cajon donde había dejado su nota pero prefirió no tocarla. Se paso el resto del día y toda la noche pensando como haría para demostrar su inocencia en tan poco tiempo. No había ni rastros de Sergio, parecía que no iría a dormir a la habitación esa noche, cosa que Julio ya había asimilado y entendido por lo que había pasado pero para su sorpresa el sonido de la puerta de su habitación le dio toda la felicidad y esperanza que había perdido horas atras.
La noche paso un estruendo nada frecuente altero la paz de la mansión y un grito de pánico llamo la atención de todos los que ahí habitaban, exactamente a las cuatro de la mañana todos los residentes del lugar se encontraban reunidos preocupados por lo que había sucedido. Todos menos una persona que el detective buscaba ferozmente con sus ojos y que fue exactamente el causante de la sorpresa más grande de su vida.
Sirvienta Marlen: Don Sabino, una silla del comedor rompió una de las ventanas del segundo piso —contó alterada acerca de la razón del estruendo— y por más que lo buscamos no encontramos al señor...
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Errores Mortales
Mystery / ThrillerEn una peculiar reunión familiar ocurre un suceso que cambiaría por completo la vida de una perfecta familia de la alta sociedad. Un asesinato inesperado desemboca una investigación de la que nadie será lo suficientemente inocente para no ser un sos...