Capítulo 14: Infidelidad

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La puerta había sido salvada de ser derribada por la rápida respuesta del detective que tenía una expresión de molestía y duda al respecto de la actuación en la que incurria el señor Enrique Solís que al ver al detective no tardó en gritarle.

Enrique Solís: ¡¿Será usted irresponsable señor?! —grito alterado—

John Walton: ¿Pasa algo? —respondió indiferente el detective—

Enrique Solís: ¡Claro que pasa algo! —reclamó— lleva días sin darnos razones de su avance. ¿Que tanto puede tardar un detective de su nivel en encontrar un asesino en una casa? Por favor —dijo dejando más que en claro su molestía—

John Walton: —suspiró fuertemente y contestó— Señor Enrique, primero que nada tran-qui-li-cese —hizo enfasis al pronunciar las silabas— porqué un caso así no es para tomar a la ligera. segundo ¿quien le ha enseñado modales para venir a hacer un escandalo con su edad? —reprendió—  y tercero el detective aquí soy yo. Así que tenga claro que me tomaré todo el tiempo necesario para encerrar al responsable de este crimen, le agradecería que no entorpezca más la investigación ya que lo único que podemos pensar los investigadores es que se siente incomodo con esto —finalizo para luego cerrar la puerta del despacho en la cara del malhumorado Enrique—

El berrinche que había creado Enrique finalizo con tal humilación por parte del detective Walton que sin detenerse por sus marcados modales dijo todo lo que tenía que decirle al señor Enrique sin tapujos. El señor Enrique sin mirar al público que se había formado debido al escandalo que había provocado se retiró por el pasillo que guiaba a la biblioteca, seguido inmediatamente por su esposa Sandra Marquina que además de intentar mejorar su animo quería averiguar porqué había explotado de esa manera.

Don Sabino por su parte lamentablemente había sido espectador del escandalo que armo su invitado, por lo que antes de acercarse a la cocina a pedir una sopa caliente para su desconsolada esposa decidió ir a ofrecer una disculpa en nombre de todos por el reciente accionar de Enrique. El magnate camino hacia el despacho mientras daba los buenos días a todo aquel que se encontrara en el salon. Toco la puerta dos veces y espero recibiendo inmediatamente la respuesta del detective.

John Walton: Buenos días, don Sabino ¿en que puedo ayudarle? —preguntó—

Sabino Borges: Buenos días detective Walton, nada en particular —respondió— solo venía a disculparme por el mal rato que le acaba de hacer pasar el señor Enrique, como comprenderá se encuentra bastante alterado y no fue su intención interrumpirles. En nombre de todos los presentes le ofrezco unas sinceras disculpas y pondré pendiente a alguien que vigile el despacho para que evitemos estos problemas —dijo de manera educada—

John Walton: Agradezco sus disculpas don Sabino, es muy grato saber que hay personas con modales aquí. Disculpe que tenga que volver a lo mio, estamos trabajando muy duro aquí adentro.

Sabino Borges: Entiendo. Si necesita cualquier cosa, no dude en llamar a la servidumbre —dijo para luego despedirse y ver como el detective cerraba el despacho—

Los animos del salon se calmaron y esto permitio que la investigación que acontecia en el despacho pudiera seguir adelante. El detective miró la hoja que contenía el nombre de cada uno de los posibles culpables según su grado de sospecha. Manuel Borges se encontraba en quinto lugar pero después de lo que la psicologa había mencionado sobre él, logro llevarse el primer lugar de la lista por el momento. El detective no quería centrar la investigación en una sola persona por lo que siguio haciendo preguntas.

John Walton: Bien señorita, disculpe las interrupciones pero debemos de seguir con el trabajo. ¿Que puede decirme de Sebastian Ortíz? El novio celoso que fue atacado por el padre —guardo silencio y se dedico a preparar un té con viveres que eran traídos por la policía desde el exterior para evitar un posible atentado—

Adela Fajardo: Sebastian Ortíz —repitió— es un joven bastante normal dentro de lo que cabe el termino. No testifico nada que pudiera despertar un motivo para considerarlo como posible asesino —dijo haciendo alusión a la evaluación— Pero, si toco un tema que debería mantenerlo en su lista detective.

John Walton: ¿Un tema? —arqueo su ceja derecha con el té en su mano izquierda bastante cerca de su boca—

Adela Fajardo: Usted lo acaba de llamar celoso, pero el tema que mencionó fundamente sus celos. Según tengo entendido Alexandra Borges engañaba a el joven Ortíz con un compañero de su centro educativo —dijo en tono serio—

John Walton: Bueno, pero eso podría ser una simple sospecha sin pruebas por parte del muchacho ¿No cree usted? —dijo para dar un pequeño sorbo a su hirviente té—

Adela Fajardo: Sí, podría ser. Pero sus acciones en el pasado me hacen confirmar que lo que dice el joven Sebastian es cierto. ¿Sabía usted que Sebastian era novio de Karina Solis? Una de las jovencitas que se encuentra en esta mansión —preguntó la psicologa, lo que causo asombro al detective—

John Walton: ¿Novio de la señorita Karina? —dijo completamente intrigado y colocando su té en la mesa—

Adela Fajardo: Exactamente lo que escucha detective, la señorita Karina Solís fue la primera en ser novia de Sebastian Ortíz, tuvo una relación muy formal y absolutamente seria con él. A tal grado de ya estar comprometidos. Alexandra irrumpió esa relación que termino en una infidelidad por parte de Sebastian hacia Karina y así de esa manera se formo esa pareja. Este hecho fue confirmado por la mayoría de los familiares a excepción de sus padres ya que evite preguntarles por respeto a la memoria de su hija. Pero hasta el mismo Sebastian confirmó este relato a su manera.

John Walton: Eso justifica muchas cosas y le da mucho peso a mi teoría sobre el complot para asesinar a la joven por parte de varios familiares de esta casa —dijo mirando su hoja de culpables—

La impresión del detective por el reciente relato era completamente notable, las piezas estaban encajando una a una y la verdad sobre la muerte de la joven estaba cada vez más cerca de ser revelada. El detective se puso de pie y seguidamente exclamó.

John Walton: Gracias a esta información que me ha dado señorita Fajardo, ya se cual será mi siguiente paso de mi plan, veamos que tanto le agrada esto señor...


Errores MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora