Capítulo 17: Culpable

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Se llama Julio Marquina y tengo un noventa por ciento de seguridad para afirmar que él es quien asesino a su hija Alexandra Borges —dijo para luego quedarse en silencio—

Sabino golpeó la mesa con ira y comenzó a llorar desconsolado mientras maldecía el nombre del asesino de su hija. El detective por su parte intentaba calmar los animos del destruido padre que se había interado que él hermano de su esposa había acabado con la vida de su joven hija.

Sabino Borges: ¡Cómo pudiste Julio! Te conozco desde que eramos unos muchachos —las lagrimas de dolor brotaban por sus lagrimales como si de una cascada se tratase, sus puños estaban haciendo tanta presión que daban la impresión de romperse en cualquier momento—

John Walton: Tranquilicese Sabino, se que es fuerte pero debe soportarlo ya paso lo peor, ahora tiene que ayudarme a sacar las pruebas necesarias para confirmar ese diez por ciento que hace falta —replico el detective—

Sabino Borges: Me está pidiendo algo muy dificil detective, lo único que siento es ganas de hacer lo mismo que le hizo a mi hija a ese infelíz —decía mientras intentaba calmarse—

John Walton: Baje la voz y controlese ¿quiere que todo mundo se entere? —reprendió— tiene que ser fuerte por Alexandra, una vez tengamos la evidencia solo restará que confiese en la comisaría y estará preso de por vida.

Sabino Borges: —sollozaba como niño mientras escuchaba las palabras del detective— E-está bi-en —respondió— pero no me pida que lo trate igual porqué no lo podré contenerme.

John Walton: Comprendo, mire esto es lo que haremos. Yo lo acompañare hasta su habitación y fingiremos tener una conversación importante para que no nos interrumpan. De ahí me dará dos días más para sacar la información que necesito ¿esta de acuerdo? —preguntó—

Sabino Borges: Haga lo que haga falta detective, le agradezco mucho su tiempo y esfuerzo aquí —respondió—

La conversación concluyó entre el detective y padre de la joven asesinada. Lo que ninguno de los dos esperaba es que Sandra Marquina escuchase toda la conversación aprovechando un momento en el que la puerta del despacho quedo sola. Sí, ella lo había escuchado todo y cuando sintió que los hombres estaban dispuestos a salir, se retiró rápidamente del lugar con la mente completamente muerta. Por su lado el detective y don Sabino siguieron su plan sin enterarse de la presencia de Sandra ahí.

Sandra entro al tocador que había en la primera planta de la casa, se miraba frente al espejo y no podía creer lo que había escuchado. Intentaba despertarse mojandose la cara con agua fria y salir de la horrible alucinación en la que creía que estaba. Paso poco más de hora y media y Sandra apenas estaba empezando a asimilar la información. Julio Marquina el más centrado de sus hermanos y el único que contaba con antecedentes era el asesino de su sobrina Alexandra Borges no podía creerlo y poco a poco su mente conecto el dudoso asesinato de su mujer también bajo la mano de Julio. Sudaba sin control y estaba al borde de un ataque de ansiedad irreversible cuando de pronto la puerta del baño sonó. ¿Sandra estás ahí? —pregunto una voz,  era la voz de Julio que la llamaba— Sandra tomó el objeto que considero apropiado para defenderse en caso de que fuese necesario y con miedo abrio la puerta para seguidamente introducir a Julio dentro del baño y cerrar la puerta.

Suspiro fuertemente y lo miro fijamente a los ojos. ¿Pasa algo Sandra? —pregunto Julio desconcertado— La mente de Sandra no podía con tanta presión por una lado tenia a su hermano que conocía de toda la vida incapaz de hacerle daño a su sobrina preferida y por otro lado tenía a un asesino declarado por el detective. Intento no parcializarse y  tomo una actitúd razonable.

Sandra Marquina: Julio, lo que te voy a decir me tiene muerta por dentro. y lo único que te voy a pedir ahora mismo es que seas sincero conmigo, más de lo que alguna vez has sido en tú vida. Juralo —le ordeno con una voz que ejercia toda la autoridad de hermana mayor—

Julio Marquina: No entiendo que pasa Sandra, pero está bien. Lo juro —respondió—

Sandra tomó tanto aire como pudo, se puso de frente a Julio y tomo con sus manos el objeto con el que había pensado defenderse en caso de una mala reacción de Julio atrás de su espalda.

Sandra Marquina: Acabo de escuchar al detective y a Sabino hablar en el despacho cuando todos estaban reunidos en el comedor. Julio respondeme ¿Has hecho algo últimamente que necesites decirme? —preguntó nerviosa—

Julio Marquina: Sandra me estás asustando y bastante. No tengo absolutamente nada que confesar así que dime ¿quien es él asesino? No me digas que el detective piensa que es Sergio mi hijo —pregunto al borde de un ataque de pánico—

Sandra Marquina: No Julio, el detective piensa que eres tú —dijo para quedarse en silencio unos minutos y luego agregar— y tiene pruebas suficientes para meterte en prisión —dijo con semblante serio y esperando que estó último que dijo provocará una reacción que lo delatará—

Julio Marquina se llevo las manos a la cabeza y comenzo a alterarse sin poder evitarlo. 

Julio Marquina: ¡¿QUÉ?! —gritó— como es posible que piense que fuí yo —dijo alterado—

Sandra Marquina: Julio tranquilizate, no llames la atención. No ahora que tienes a todo mundo tras tí. No sé realmente si será verdad o no. Quiero creer con toda mi alma que no tienes nada que ver y que está equivocado. Prometeme que no dirás nada y actuarás normal si eres inocente con un abogado podrás salir de una situación así nuevamente.

Julio Marquina: ¡Sandra! ¿no lo entiendes? un jurado viendo mi anterior acusación no podrá declararme inocente. ¡Iré a prisión de por vida por un crimen que no cometí —decía al borde del llanto—

Sandra Marquina: Tranquilizate por favor Julio, esto es muy dificil pero ya veremos que hacer por ahora actua normal hermano. Todo estará bien —la reacción de Julio había demostrado su inocencia en cierta medida para Sandra por lo que intentaba consolarlo—

La puerta fue golpeada varias veces y la voz de Enrique se hacía presente. ¿Sandra te encuentras ahí? —preguntaba Enrique quien fue atendido por Julio Marquina el cual no podía ocultar su cara de angustia— 

Sandra Marquina: Sí amor estoy aquí, disculpa quería hablar en privado con Julio que se puso mal por el estado de su hijo Sergio. Todo está bien ya termino la charla vamonos —dijo para tomar su brazo y jalarlo—

Enrique Solís: Entiendo, lo siento mucho Julio espero que se mejore Sergio —dijo intentando darle animos—

Julio Marquina: Gracias Enrique, perdoname por robarte a tú esposa tanto tiempo. Ya estoy mejor, gracias Sandra —dijo para mirarla a los ojos con tristeza en su interior—

Sandra asintió y se retiró en compañía de su marido, Julio quedo ahí encerrado nuevamente viendo su reflejo en el espejo e intentando entender porqué el había sido nuevamente acusado de asesinato premeditado siendo inocente y aún más como haría esta vez para salir del gran aprieto en el que se encontraba en vuelto. Cuando de pronto una idea se cruzo por su cabeza.

Errores MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora