Capítulo 17 - Félix y Bridgette

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Hemos ido caminando calmadamente hasta el ascensor.
Ella puso para que baje a planta baja.
-¿Iremos caminando?
-Hay una verdulería a una cuadra, no le hallo conveniente usar el auto para eso.
Sigue agarrada a mi brazo, y está levemente apoyado sobre el mismo.
Es lindo.
Es extraño
Pero lindo.
-Félix.
-¿Qué ocurre?
-¿Por qué de repente eres tan amable conmigo?
Por alguna razón, que tal vez no quiera aceptar, me tenso.
Me tomo en cierta forma desprevenido.
Me imaginaba que preguntaría algo así, cuando estemos solos.
Pero me distraje por su delicado agarre.
-¿Acaso sientes pena por mi?
Me mira directo a los ojos.
No son de tristeza.
Son curiosos.
Están indagando.
A mi me están indagando.
-No Bridgette -miro hacia delante-, no pienses en eso -Respondo un poco serio.
-Pero tu actitud cambio en cuanto ocurrió... Lo de ayer -Dijo a medida que iba haciendo presión en mi brazo, haciendo más hacia abajo.
Me puso contra la espada y la pared.
Si respondo que no siento pena, posiblemente piense que lo digo para no hacerla sentir mal (Aunque a eso fue a lo que me dediqué... Hasta ayer).
Pero si le respondo que si, mentiría... ¿Qué no?
No, yo no siento pena, ni compasión.
Es... Otro sentimiento...
-¿Quieres hablar de ello?
-No -Su tono de voz cambió.
Dejo de tirar de mi, se soltó de su agarre y solo mira hacia delante.
En cierta forma me arrepiento de haber tocado el tema de nuevo, realmente no está preparada para hablar de ello.
Pero la curiosidad a veces puede conmigo.
-¿Por qué tienes tantas bandejas y tan grandes?
-Eran de mi familia, una herencia.
-¿La cocina y el horno?
-También.
Se vuelve a quedar muda.
Siento que no estoy logrando acercarme a ella.
Es como si las puertas de su vidas siempre hubieran estado abiertas para mi, pero en el momento que decido entrar se forma un muro impenetrable sobre ellas.
¿Esto hubiera pasado si tan solo le hubiera hablado un día antes?
¿Unas horas antes?
¿Unos minutos antes?
Son preguntas que no me puedo contestar. Preguntas que tal vez ni ella me puede contestar. Son preguntas que ya no tienen respuesta, estamos en una realidad distinta.

Las puertas del ascensor se abren, justo en la planta baja. Tenemos en frente un gran pasillo oscuro. La arquitectura de este edificio es bastante extraño, mucha veces me perdí y fui a parar a otros lugares. Sin embargo, nunca se lo conté nadie.
Camino delante suyo, él me sigue por atrás. Me da un poco de risa, es algo muy similar a lo yo hacía por él, cuando quería invitarlo a algo y me rechazaba.
La pierna me sigue doliendo pero el dolor se vuelve cada vez más soportable, es extraño.
Hoy todo se me ha vuelto extraño. Desde el incidente de ayer siento que hay una pieza faltante, algo que no concuerda con la realidad.
Algo que si me asusta fueron las bandejas, porque no recuerdo haber guardado las bandejas de mis padres allí. Son unas bandejas viejas, con las grabaciones "D-C", haciendo alusión a los apellidos de mis padres. Eran livianas y bastante relucientes. Pero luego del incendio quedaron completamente ennegrecidas. Las había colocado en la repisa de abajo, hasta donde recuerdo. Tal vez la cambie de lugar. Pero lo raro fue que relucían como el primer día que las vi. Eso si es extraño.
Siento que alguien posa su mano contra mi pecho haciendo hacía atrás.
-¡Bridgette!
-¿¡Qué te pasa!?
-Casi chocas con la puerta.
Miro al frente. Efectivamente, no miré que ya llegamos a la puerta de entrada, una vieja puerta de madera desgastada y despintada, tal vez por eso no era tan valiosa a pesar de encontrarse en pleno centro.
-¿Vas a abrirla? -Félix pronuncia eso cerca de mi oído.
Hace que me corra un escalofrío de pies a cabeza.
-¿Te-Te encuentras bien?
Creo que lo asusté.
-Si, no te preocupes.
Abro la puerta y salimos a la calle, ya está oscureciendo.
Un brisa características de otoño pasa alrededor de nosotros.
-¿Tienes frío?
-No Félix, gracias.
Siento que refriega sus manos por mis brazos cruzados.
-¡Estás helada!
Otra vez el escalofrío de hace un rato, no me acostumbro a su tacto.
¡No! Va ¡Si! Solo me tomas por sorpresa pero me gusta tu atención.
-Solo... -Cierro los ojos y me doy la vuelta- No me sobresaltes.
Camino hacía delante. Un leve recuerdo nada por mi mente pero no logro identificarlo, no es muy nítido.
Vuelve a apoyar sus manos sobre mis hombros, volviendo a sobre soltarme.
Estaba por quejarme, pero al darme vuelta lo note con la mirada extraña.
-¿Qué pasa?
-De repente me recordaste a alguien.
"A la que de verdad te gusta"
-¿Qué dijiste?
Tu cara parece de risa, creo que le dije muy alto.

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