VI

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"Reunirme con ellos"
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—Malditos policías cobardes... ¿En serio creyeron que caería en una trampa como esa?—. Mascullé enojado.

Cada día que pasaba hacían que quisiese más matarlos.

—Ahg Alex... En serio me aburro —. Escuché aquella voz en mi cabeza — Que injusto, hay tantas personas vivas a nuestro alrededor... Y yo muerto —. Susurró a mi oído, mis manos temblaron.

Cerré los ojos negando esos pensamientos.

—Alan hace unas horas ya maté a alguien, p-por fav—.

—Mira esa niña, tiene los mismos cabellos rubios que los que yo tenía —. Miré de reojo a la pequeña que portaba dos coletas y sostenía con sus dos manos un cucurucho de helado de chocolate.

Estaba tomándose el helado con una ancha sonrisa tambaleándose en el columpio mientras seguramente su madre o padre la miraba de lejos.

Tragué saliva mirando sus cabellos.

De verdad se parecían a los de Alan... Estaba tratando de emitarlos.

—¿No te da rabia? —. Añadió Alan. Negué varias veces tratando de volver a la cordura.

En ese instante Alan desapareció de mi mente.

Me dirigí a casa con un paso lento, agachando la cabeza para no ver a nadie más.

Cuando llegué a la mansión cerré la puerta con cerrojo y sonreí mirando aquella casa... Mi "hogar".

Las paredes que antes eran blancas estaban decoradas con salpicadas carmesíes que ya estaban bastantes secas... Al igual que la alfombra y el suelo.

Gruñí mirando el cadáver que había en mi sofá... Se me olvidó quemarlo.

—Ya he llegado —. Susurré agachando la cabeza para luego sentarme en el sofá tirando el cadáver de aquel hombre al suelo.

Miré mis manos... Pestañeé lentamente.

¿Cuánto hacía desde que tuve sentimientos? ¿Por qué ya no siento nada?

Saqué el cuchillo del bolsillo de mi sudadera y lo clavé en el cráneo del cadáver en busca de sentir algo pero... Nada.

Sonreí levantandome, cogí el cuchillo y me dirigí hacia mi cuarto.

Me senté en la cama y miré mi armario... En él había dos cadáveres más: Uno de una mujer y otro de su hijo.

Sonreí mirándolos.

—Mi madre jamás habría arriesgado su vida por salvar la mía —. Susurré apoyando mi cabeza sobre la palma de mi mano — Jamás le importé... Fuiste un niño con suerte —.

Dejé se sonreír para simplemente mirar a aquel niño de nueve años aproximadamente.

—¿Te crees afortunado? Pues por querer presumir de madre acabaste así, maldito crío —. Lancé mi cuchillo hacia su cuerpo, este se clavó de lleno en su estómago — Debería quemar estos cuerpos antes de que empiecen a podrirse y oler —. Añadí.

✖¿Esto Es Amor?✖ (BL) FINAL I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora