IX

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El agua caía lentamente, gota a gota resbalando por aquel cristal transparente que hipnotizaba al azabache.

Miraba por aquella ventana entre una sonrisa vacía, para muchos sería escalofriante, pero era la muestra más sincera de su dolor.

El silencio en la habitación, tan solo el sonido de fondo de las gotas chocando contra el suelo llegaba a los oídos de Alexander, que esperaba pacientemente la llegada de la policía en el último piso.

Ante sus ojos se reflejó aquellas luces seguidas de colores azul y rojo, pero no eran los hombres que iban a por él... No, simplemente era un coche de policía normal que iba a saber donde.

Tragó saliva al sentir como su boca se secaba... Jugaba con sus manos con un cuchillo de gran filo. Le daba varias vueltas con la mano o lo pasaba de una mano a otra consecutivamente.

Su mente estaba totalmente atormentada, recordando cada uno de los rostros de aquellas personas que había perdido.

Comenzó a tararear sin entreabrir ni un poco los labios aquella melodía que a Sarah tanto le gustaba... Agachó la cabeza y cerró los ojos.

El sonido de la lluvia lo adormiló levemente, sintiendo su corazón en calma.

Aquellos momentos que habían marcado su vida, su forma de ser y su carácter eran los que no podía borrar por mucho que permaneciera la calma.

Recordó por unos instantes sus gritos y llantos golpeando la puerta del sótano... Sus manos temblaron con solo pensar estar en una celda atrapado y que nadie quiera ayudarte.

Porque cuando era pequeño tenía a su ángel de la guarda, tenía a Sophie... Pero ahora estaba completamente solo en el mundo, con la única compañía de su mente transtornada y las voces de su cabeza.

Dejó caer el cuchillo al suelo, que se clavó un poco en aquella madera vieja de la mansión. Dio un soplido y frunció el ceño viendo como aquellos borrosos recuerdos volaban por su mente.

Gritos, ladridos, mordiscos en su cuerpo y el terror de ser atrapado por aquel perro enorme que le perseguía. Las risas descontroladas que provocaban pinchazos en su cabeza, los sollozos de Sophie mientras le curaba.

Su pulso tembló hasta que escuchó un sonido distinto al de la lluvia, era como un murmuro que le despertó y distrajo de sus pensamientos.

Se dio la vuelta observando el cuerpo de aquel niño retorcerse en el suelo... Había recuperado la consciencia.

Se levantó de la silla con lentitud, uno, dos, tres pasos para acercarse al infante y agacharse.

Sin quitar su mirada seria y fría quitó con lentitud la mordaza que llevaba el pequeño en la boca.

—¡P-Papá ayuda papá! —. Gritó entre lágrimas. El azabache ladeó la cabeza.

Todos los niños solían gritar "mamá, ven, ayúdame". Le resultó curioso que este pequeño llamara a su padre.

—Tu papá no está —. Susurró con una voz helada el azabache, sus cabellos taparon ligeramente su rostro... El niño temblaba por el miedo mirando a su secuestrador.

✖¿Esto Es Amor?✖ (BL) FINAL I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora