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El silencio permanecía en la sala, era como música para los oídos de Alexander.

El niño dormía, aún no lo había matado, y no tenía ganas de matarle a él... En cierto modo le recordaba a si mismo de pequeño. Pero con aquel cabello rubio y ojos azules no podía evitar recordar la figura de Alan... Se había controlado bien.

Su mirada seria se centró en la puerta, ya estaban llegando, escuchaba el sonido de las ruedas de furgoneta parar en frente del portón de la mansión y pequeñas voces.

Cogió en brazos al niño y lo encerró en el baño. Tras eso volvió a su habitación, se sentó en el suelo y cerró los ojos, cogió su cuchillo.

Tenía dos cuchillos, uno en la mano y otro escondido en la manga de su sudadera. Por otro lado tenía pequeñas cuchillas escondidas por todas partes.

Por los pasos que escuchaba estimaba que eran unos cincuenta, sesenta... Setenta, no, ochenta policías.

Hasta que se escuchó otra furgoneta, eran aproximadamente más de cien... Pero Alexander conocía bien como solían actuar los policías, no atacarían todos a la vez así que tenía oportunidad de salir vivo de allí.

Se levantó al escuchar como derribaban la puerta principal.

...

Marcus y Nathan acababan de entrar a la mansión tras sus compañeros, que se quedaron algo paralizados al ver dos cadáveres en el salón sentados en el sofá.

Los hombres empezaron a subir las escaleras.

~Caroline, esta planta está despejada, solo hay dos cadáveres ~. Informó por el intercomunicador Marcus.

~De acuerdo, manteneros en esa planta y vigilar mientras vuestros compañeros bajan al sótano, cuando lo hayan revisado informa ~. Respondió la mujer para luego comunicarse con los chicos de las plantas tres y dos.

Los hombres asignados empezaron a bajar al sótano.

Marcus se quedó mirando a Nathan, que le sonrió.

—¿Pasa algo?—. Marcus negó.

—Solo que... Me hace ilusión resolver otro caso contigo —. Nathan negó entre una leve risa.

—A mí también, así que no seas terco, obedece las órdenes y no mueras —. Marcus rodó los ojos.

Nathan sabía bien que su pareja era muy terca y que muchas veces, a la hora de obedecer ordenes, seguía su instinto y se arriesgaba. A Nathan casi le daban ataques cardiacos por su culpa.

Miraron como los hombres subían del sótano y negaban.

~Todo despejado por aquí Caroline ~. Dijo Marcus.

~Parece que han encontrado algo raro en la última planta, corto ~. Fue lo último que la fémina le dijo al pelirrojo.

Los hombres se quedaron a cubierto escondidos detrás de muebles, por suerte tanto a Marcus como a Nathan les tocaba esconderse en los muebles algo cercanos al pasillo que llevaba a la salida en caso de emergencia.

✖¿Esto Es Amor?✖ (BL) FINAL I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora