❄Двадцать шесть❄

670 44 27
                                    

Capítulo 26. Cubiertos de azúcar.

—¿Y si nos quedamos todo el día en la cama? — le pregunté cuando me despegue de sus dulces labios.

— Sería el mejor día de mi vida — apoyado sobre su brazo me sonrió y susurró cerca de mi oído, inclinándose a mi dirección. — Deberíamos quedarnos así toda la semana.

—¿Y si nos aburrimos? — susurre sobre sus labios para después besarlos suavemente.

— ¿Nosotros? — se separó lentamente para mirarme — ¿Cuándo nos hemos aburrido?

—¿Y si nos da hambre? —inclinó su mirada hacia mí. — ¿Qué haremos con la comida ?

— Pues pediría comida y que nos la traigan aquí. — volvió a besarme, moviéndose para quedar sobre mi, tratando de intensificar el beso.

—¿Y si alguien nos descubre?
— No me molestaría, no tengo por qué ocultarte de nadie más, presumiria a mi hermosa y talentosa novia.

— ¿Y si perdemos nuestros trabajos y el vuelo o nuestros departamentos y no tenemos dónde vivir? — me separé lentamente de él para volverlo a cuestionar.

Viktor rio suavemente mirándome tiernamente y volvió a su anterior lugar, a mi lado.

—Basta, no te preocupes.

En realidad no me tengo que preocupar por nada de eso, mientras estoy contigo... No me falta nada.


Pequeños copos de nieve caían del cielo, caían como una suave lluvia y se acumulaba lentamente en las calles, ventanas, carros, tiendas, arrasó con todo a su paso, cubriendolo en enorme manto blanco que brillaba con el reflejo de los rayos del sol matutino que acariciaban suavemente su superficie, tan hermoso como un espectáculo. Es como si del cielo emanara una lluvia de azúcar sobre la ciudad, ocultandola por un instante.

Ahí nos encontrabamos él y yo, recostados en la cama, escuchando las respiraciones del otro, podríamos estar todo el día así, el uno con el otro.
— ¿Sabes? Podría quedarme despierto sólo para escucharte respirar, mirar tu sonrisa mientras duermes. — acarició suavemente mi mejilla con el dorso de su mano y pude sentir como un leve rubor se extendió en mis mejillas. — Me preguntó ¿Sonríes porque sueños conmigo?

Me abrazó con un brazo, acercándome más a él, recostado me sobre su pecho.

— Porque tu siempre estás presente en los míos.
— Te adueñaste de mis sueños y pensamientos, ¿Aún así te atreves a preguntar? — Pregunté divertida levantando mi ceja para molestarlo un poco, adoraba que ahora nuestras miradas no sólo se encontraran sino que ahora jamás se separaban.

—Yo podría pasar mi vida entera entregandome a ti, jamás dudaría de eso pero quería saber si también estaba presente en tus sueños. — esa sonrisa podría descongelar el mundo entero si eso fuera posible.

—Yo podría quedarme atrapada en este momento para siempre.
—Bien. — dejó un sutil beso sobre mi frente. — Cada momento que paso contigo es momento que yo atesoro.

Estando contigo, escuchando tu latir, jamás abandonaría esta dulce entrega.

— Para siempre. — esas simples palabras salieron de mi boca como si hubieran esperado demasiado para hacerlo.

— ¿Hmm?
— Para siempre, quiero estar contigo así, para siempre.
— Para siempre es un largo tiempo, pero no lo suficiente como para expresar el tiempo que quiero pasar a tu lado. Pero... Si lo quieres así entonces. — empezó a besar mi cuello y plantó pequeños besitos mezclados con su respiración, me encantaba pero daba cosquillas.

«Stay close to me» [EN EDICIÓN] Viktor Nikiforov x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora