Límite

LEON 3

La niebla se despejó un poco y logro ver la luna que está en su punto más alto. Brilla de una forma peculiar. Su vista es mucho más bonita sin edificios y torres que la estén rodeando todo el tiempo, pero este lindo pensamiento se diluye rápidamente cuando veo donde estoy. La magia puede esfumarse en un segundo.

En el cielo no hay estrellas, es una clara señal de que lloverá en cualquier momento. Además, hay olor a humedad y el viento sopla fuerte. Una ráfaga de éste trae hasta mis pies un pedazo de papel amarillento. Es pequeño y está bien doblado. Lo tomo con curiosidad antes de que siga su curso.

Miro de soslayo a Grisel. Está recostada al lado de Nathan. Su respiración agitada hace subir y bajar su pecho con rapidez. Nathan, por el contrario, duerme como si no lo hubiese hecho durante días. Como si al despertar encontraría a su madre otra vez con vida.

A simple vista, soy el único que no puede relajarse ni un segundo. Dirijo mi atención hacia aquel papel. Lo abro metódicamente. Está escrito con unas líneas perfectamente mecanografiadas y muy claras teñidas de azul oscuro:

"El limite encontrarás cuando tus miedos puedas superar".

Repito la frase en mi mente sin encontrarle sentido hasta que me doy por vencido. ¿Límite? ¿Miedos? Doblo el papel y lo dejo dentro del bolsillo de mi pantalón.

—¿Qué decía? —me sobresalto. Girsel está parada detrás mio.

—Nada importante —contesto sorprendido de que haya llegado hasta acá en tan solo segundos sin que la escuche.

—¿Y qué es nada importante? Podrías comunicárselo a tu cara. No dice lo mismo.

—Es un simple papel ¿sí? No dice nada que pueda sacarnos de acá —levanto la voz. 

Grisel clava sus ojos semi cerrándolos en mi. Como cuando mirás a alguien con odio. Me da la espalda y se va, por unos segundos la sigo con la mirada. No quiero hacerlo, pero me pongo en pie y me acerco a ella. ¿Por qué siempre escapa de mi? No estoy seguro de qué decirle, ni siquiera entiendo lo que significa el mensaje del papel, no quiero que cause más problemas.

Me acerco y me posiciono a su izquierda. Vacila al hablar cuando me ve. Parece querer decir algo pero no le salen bien las palabras.

—¿Cuál es tu mayor miedo Leon? —pregunta dejándome helado.

—¿Mi mayor miedo? —le digo confuso después de una pausa.

—Algo a lo que le temas.

—No lo sé.

—¿No sabes o no quieres contarme?

—Un poco de ambas.

—Yo le tengo miedo a los payasos —la miro sorprendido.

—¿Payasos? Eso es de niños —me burlo.

—Tengo un trauma de pequeña que se relaciona con ellos y con mi hermano.

De repente la conversación se vuelve más personal. Me asombra que Grisel exteriormente parece poco vulnerable pero que le tenga miedo a algo como los payasos. Me quedo callado.

—¿A qué le temes Leon? —susurra por lo bajo.

—¿Por qué te interesa saber? —pregunto al recordar lo escrito en el papel. Mi tono de voz se vuelve frío. O había visto lo que decía el estúpido papel, o, aun más espeluznante, era una coincidencia.