GRISEL 1

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Se tropieza con una piedra lo suficientemente grande como para hacerla aterrizar de bruces en la tierra.

—¡Odio este maldito lugar! —grita a la nada misma mientras se levanta.

Alrededor todo es oscuridad y niebla, pero también hay algo extraño: no parece una noche normal, y probablemente estar atrapados en la nada misma tampoco ayuda mucho.

—¡Nathan! —lo sigue llamando.

Pasan veinte minutos de insana caminata, llena de tropezones y dobladuras de tobillos. Está parada sin hacer nada, y casi debe volver al punto de encuentro. Se da vuelta como si hubiera escuchado algo.

Lentamente se acerca a la fuente de sonido que se hace cada vez más audible. Delante de ella, una enorme catarata hace rugir el agua mientras la despide con fuerza en la inmensa noche.

No se ve mucho por la densidad del aire, pero cuando gira el cuello lo ve. Allí, tan inmóvil como una piedra a tan solo unos pasos, un cuerpo tendido. Un cuerpo pequeño...

—Nathan —dice en un murmullo mientras se acerca lentamente. El cuerpo no se mueve, está quieto como una piedra. Ella mira hacia todos lados. Toca su cuello e inmediatamente saca la mano.

Se pone de pie para ir hacia el punto de encuentro lo más rápido posible.

LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora