Iago está muy atento durante todo el trayecto. Parece saber muy bien hacia dónde ir y por cuáles lugares es mejor ni aparecerse
No puedo aguantar más. Me detengo.
—O me explicas todo lo que está pasando o dejo de seguirte y grito —le digo.
—Tendría que matarte —responde evaluando la situación. Lo miro fijamente a los ojos sin desviar la mirada —. Está bien, te diré de qué va todo esto, pero primero lleguemos al bunker.
—¿Eh? ¿Qué bunker? No iré a ningún lado, quiero que me digas ahora mismo qué está pasando —ni loca me meto a un bunker, ¿Allí quién me escucharía? Me mataría sin pena ni gloria. Pero si ese es su objetivo, ¿Para qué me trae? Me desconcierta demasiado.
A lo lejos, con ayuda del viento que corre a su favor, escucho gritos de personas, ¿serán los del campamento que ya se han dado cuenta de la muerte que ocasionó Iago? Me pide con señas que sigamos. Decido seguirlo, pero no dejo de repetirme que soy una estúpida.
—Dime aunque sea algo mínimo, confiaré en ti y te seguiré —le susurro mientras mira preocupado para todos lados.
—Bien, pero prométeme que me seguirás, o al menos si quieres quedarte, prométeme que no me delatarás —asiento con la cabeza para que siga, aunque es obvio que si me presionan un poco, contaré todo. Tengo poca resistencia al dolor—. Bueno, esas personas y yo... —hace una pausa— no venimos de tu mismo autobús.
—¿¡Qué!? —es lo único que atino a decir. Estoy boquiabierta. No doy crédito a lo que escucho. ¿Qué le pasa a todas estas personas y por qué no se comportan como realmente deberían en una situación como esta?
Barajo mis opciones y voy tras él. Si estas personas no son quienes dicen ser, mejor enfrentarse a uno solo que a quince. En un combate contra Iago, al menos podría tener alguna oportunidad... A menos que todo sea una actuación para ponerme al borde de la locura. Si ese es su objetivo, ya lo están logrando. Ahora me doy cuenta del por qué están tan organizados en ese campamento. Claro, si lo que me dijo es cierto.
No sé en qué momento comenzamos a correr, pero lo estoy haciendo más rápido de lo que puedo. Mi rodilla milagrosamente se ha curado, aunque todavía siento una leve molestia. Andamos por media hora más o menos a todo ritmo. Mis pulmones ya no soportan más. Los gritos dejaron de oírse hace rato. Ese es un buen indicio ¿no?
Las gotas de transpiración corren por toda mi cara. Mi cabello está pegado a mi cuello y en todo lugar que esté más o menos húmedo.
—Llegamos —anuncia Iago mientras sigue observando si hemos escapado exitosamente.
—Ajá, un auto hecho mierda. Ahora nos subiremos y saldremos de aquí tocando bocina "pi, pi" —digo incrédula mientras imito el sonido del auto.
—Hazte a un lado —me dice mientras abre la oxidada puerta. No me lo creo. ¿Funciona este pedazo de chatarra? Y... ¿Qué hace un auto aquí?
Se agacha y comienza a correr hojas que se han precipitado en el interior del auto a causa de que el parabrisas está roto. Quizás está buscando algún bicho para comer. Ni loca me metería algo con patas en mis papilas gustativas.
Un color como de metal cromado y para nada oxidado hace que vuelva al presente. Allí entre las hojas que estaba corriendo apareció una especie de puerta de escotilla. No... efectivamente es una escotilla.

ESTÁS LEYENDO
Límite
Mystery / ThrillerLuana, Leon y Rachel por fin van a irse de viaje para festejar que terminaron la escuela de una vez por todas. Lo que no saben es que un destino fatal los está esperando. Se encontrarán en un lugar desconocido, espeluznante y muy particular. Encontr...