Capítulo 7: Ecos del pasado

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Viendo que era inútil seguir aparentando que no estaba, salgo de la urna, ignorando por completo que Tristan me estaba extendiendo su mano para salir.

Camino hacia el ascensor, siendo seguida de cerca por él.

Él me llama, pero mi orgullo me impide darle ninguna respuesta.

-Eve, espera... -me dice agarrando mi mano para frenarme.

-¡Para ti ya no soy ni Eve, ni gatita, ni nada, solo Evelyn, imbécil!

-Me he pasado...

-¡No! ¡¿Quién lo habría dicho?! -grito sarcásticamente.

Me monto en el ascensor apretando con violencia el botón de mi piso. Él ni siquiera hace un ademán de querer entrar.

-Lo siento tanto Evelyn... -dice en voz baja antes de que las puertas se cerraran.

Cuando al fin me siento a salvo, me apoyo contra la pared, suspirando para intentar aliviar mi estrés.

Unas lágrimas se resbalan por mis mejillas, pero me prohíbo llorar desconsoladamente.

Entro en mi habitación y me quito el disfraz. Decido echarme una siesta antes de tener que ir a trabajar, que son menos de cuatro horas.

Al poco tiempo me levanto sin haber pegado ojo prácticamente, lo cual es visible por esas pequeñas ojeras que veo al mirarme en el espejo.

Cuando ya estoy vestida, veo que me falta una hora para empezar a trabajar, por lo que decido leer un libro.

Llaman a la puerta suavemente.

-¿Quién es? -pregunto con el corazón desbocado por si es Tristan otra vez.

-Soy Liz, cariño. ¿Puedo pasar? -me dice desde fuera.

-Sí, pasa. Creo que ni siquiera me molesté en cerrar la puerta.

Ella entra en mi habitación y se sienta en mi cama cruzando sus piernas.

-Cielo, vi toda la discursión con Tristan... ¿Estás bien? -me pregunta preocupada.

-Estoy totalmente bien -le digo sonriendo lo más convincente que puedo.

-A mí no me puedes engañar, tengo muchos años y mucha experiencia ocultando cosas, por lo que sé cuando me mienten, cielo.

Dejo de disimular y subo mis piernas encima de la silla, rodeándolas con mis brazos.

-Es cierto, Liz... Es verdad que provoca ciertas sensaciones en mí... pero eso no quita que haya dañado tanto mi orgullo como mis sentimientos. Y luego está Donovan. Ha sido muy bueno conmigo y me ha defendido, pero el incidente del bar hace que no me fíe completamente de él... y que todavía siento algo por Tristan, sea lo que sea.

-Mira bonita, el amor es muy complicado. Una vez en la vida un gran amor aparece y nos sentimos irremediablemente hacia esa persona, como si hubiera una conexión... Piensa en eso, y puedes descansar si quieres...

-¡No! Ya he faltado mucho al trabajo, bajaré en un rato.

Liz se levanta para irse, pero yo agarro su mano para detenerla.

-Muchas gracias Liz -le digo abrazándola con cariño. Ella me corresponde al abrazo de forma maternal.

Al menos, eso creo.

-No ha sido nada, cariño.

Tras separarnos ella sale de mi habitación mientras vuelvo a mi libro, reflexionando a la vez sobre mis sentimientos... y sobre Tristan.

Eternidad (Tristan Duffy y tú) AHS HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora