Capítulo 21: Despertar.

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-¡Aparta, imbécil! ¡¡Vete antes de que te mate por esto!!

Ya no me duele nada... El aire vuelve a llenar mis pulmones...

-Despierta... Eve, no me dejes...

Noto algo caliente en mis labios, el sabor a hierro inunda mi boca...

Abro mis ojos, y veo a Tristan apoyado sobre mi cuerpo. Levanto mi mano con dificultad y la pongo sobre su cabeza.

-¿Qué te pasa, Tristán...? -le digo, casi susurrando.

Él se levanta, sobresaltado. Me mira de una forma que me conmueve inmediatamente.

Toma mi mano y posa sus labios sobre mi piel, delicadamente, como si fuera a romperme en cualquier momento.
Entonces recuerdo todo lo que había pasado. Donovan... dándome la paliza de mi vida.

Pero... ¿no debería tener al menos un hueso roto, o que me doliera algo? Por mucho que mi naturaleza me ayudara a curarme, viendo esas heridas debería haber tardado unas 48 horas.

-¿Qué ha pasado? -le pregunto.

-Ese maldito casi te mata. Tuve que echar la puerta abajo para poder llegar a ti.

-¿Le has...?

-No... sabía que tú no querrías que le matara. Le pegué un puñetazo y le dije que se fuera. Pero al ver tu cuerpo tendido en el suelo... -veo como las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas- Tenía miedo de perderte... Parecías tan frágil... Hice lo único que se me ocurrió, espero que me perdones, gatita.

-Si me he curado tan rápido... ¿Me has infectado?

-Exactamente... Estabas inconsciente debido a que te faltaba el oxígeno... De eso te habrías recuperado si ese gilipollas no te hubiera partido las costillas... Ni siquiera tú podrías haber sobrevivido a eso.

Le miro sin decir ninguna palabra. Toco con mi mano su cara, le atraigo hacia mí y dejo un beso suave en sus labios.

Él se sienta a mi lado, y yo me apoyo en su torso. Tristan me acaricia el brazo.

-Sabes que te quiero, ¿verdad?

Esa afirmación me sorprende. Podía estar segura de que sentía algo por mí, pero nunca lo había expresado de esa forma tan clara.

-Nunca lo he dudado -le digo, mientras le abrazo con más fuerza.

Nos quedamos así hasta que Liz entra en mi habitación junto con Iris, vigilando si alguien les seguía.

-Menos mal que ya has despertado, pequeña. Temía que Tristan no hubiera actuado a tiempo -dice Liz, mientras se sienta en el borde de mi cama, tomando mi mano. Yo le sonrío para demostrarle mi agradecimiento.

-Lo siento tanto... -susurra Iris.

-Deberías, es tu hijo -dice Tristan, con una voz grave y furiosa que no le había escuchado antes.

-Precisamente por eso no es su culpa, Tristan -le respondo. No voy a dejar que se desquite con su madre, ella no tiene la culpa.

-Iris, la culpable es la Condesa. Mira a Evelyn, mira a tu hijo... Esto ha pasado por su egocentrismo y maldad... Siento haber descubierto tarde que era así... Comprended que fue quien me creo...

-Dono está enloquecido por su culpa, si pudieramos apartarla... -dice Iris.

-¿De verdad estais pensando en matarla? Es la Condesa... -pregunto, con miedo a la respuesta evidente.

-Puede ser la Condesa, pero no es invulnerable. Si alguien hiciera que bajara la guardia...

-Yo estoy de acuerdo, os ayudaré. Quiero que Eve y yo estemos libres al fin, y tampoco quiero pensar en que el desgraciado de Donovan va a intentar matarla de nuevo... No se ofenda...

Eternidad (Tristan Duffy y tú) AHS HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora