Capítulo 9: Momento de debilidad

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El despertador suena en toda la habitación.

Bostezo y me estiro para despejarme. Después me giro y observo al joven que se encuentra dormido a mi lado.

Sonrío al mirarle, tengo que reconocer que me gusta bastante.

Intento levantarme sin hacer ningún ruido o movimiento brusco, lo cual no sirve de nada pues Tristan se despierta en cuanto me destapo para salir de la cama.

-¿A dónde vas con tanto sigilo? Sé que a las gatitas os gusta mucho moveros sin hacer ruido, pero me  entristece un poco que te escapes de mi lado...

-Tengo que trabajar -digo levantándome.

-Pero, ¿tu tobillo?

Solo recuerdo que me lo había torcido cuando él lo menciona. Compruebo que no me duele absolutamente nada, lo cual me alegra bastante.

Ni recuperación ni días sin trabajo.

-Parece que estoy perfectamente, así que no tengo excusa. Y como no voy estar, deberías salir de mi habitación.

-Está bien, pero que sepas que lo hago porque eres tú... 

Al fin sale de mi cama y recoge las pocas cosas que había traído consigo mientras me pongo en el baño de nuevo el vestido que me dio Liz.

Sin embargo, cuando vuelvo a mi habitación mis ojos no pueden evitar recorrer su cuerpo. Veo la parte de su torso que su camisa deja descubierta, sus brazos, su...

-¿A dónde estás mirando, Eve? ¿Estás juguetona o...? -me dice mientras se acerca.

-¡Estaba desconcentrada! ¡Lo siento!

-No te preocupes, gatita. No es nada malo -responde tranquilamente mientras se acerca a mi rostro.

Yo coloco mis manos sobre sus hombros y le separo con suavidad para que no se sienta violento.

-Tristan... si de verdad me quieres... necesito ir despacio. Apenas nos conocemos y no quiero que pase lo del otro día. Deberíamos conocernos mejor sin contactos... muy físicos.

Él se inclina hacia mí y yo cierro mis ojos, pensando que me iba a besar. Dudo si de verdad sería tan malo...

Pero sus labios se posan en mi mejilla. 

Cuando se separa de mí le miro sorprendida.

-Por ti lo que sea, Eve. Te demostraré que puedo valer la pena.

Mi corazón se acelera al escuchar esas palabras, y noto todavía la zona de mi mejilla que ha sido tocada por sus labios, sintiendo aún un cosquilleo.

Tras decirme esto sale de mi habitación y yo me destenso.

Intento resistirme empedernidamente a Tristan, pero me está costando mucho, y más ahora que no solo mi cuerpo si altera, sino también mi corazón.

Salgo al pasillo y bajo por el ascensor a la zona del bar.

-Buenos días querida. Hacía mucho que no te veía, ya pensaba que habías huido de este tugurio -me dice Liz al verme.

-Tampoco podría aunque quisiera.

-Al menos veo que estás viva, eso me reconforta.

-Gracias Liz -le digo.

La mañana pasa sin apenas interrupciones, lo cual echaba bastante de menos puesto que ha sido el día más tranquilo que he tenido en mucho tiempo.

Tras felicitarme por la agilidad y destreza que voy desarrollando en mi puesto de trabajo, Liz se marcha para comer y me señala que haga lo mismo.

Bajamos por las escaleras y llegamos a la entrada.

Eternidad (Tristan Duffy y tú) AHS HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora